sábado, 24 de abril de 2010

Cómo hacer turismo en Uruguay y no morir en el intento - Tercera parte

Más fácil es lavarle los dientes a un dromedario que conocer la Gruta del Palacio
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Hace poco más de un año atrás, había publicado las crónicas -o debería decir la odisea- del viaje al Lejano Oeste que emprendimos con mi amiga Laura a bordo de su vehículo, el fiel Rojito. Quienes no las hayan leído y decidan hacerlo, o quienes aún habiéndolas leído y en cumplimiento de algún castigo seguramente emanado de un pecado cometido, deseen hacerlo nuevamente, pueden hacerlo aquí:
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A quienes no las hayan leído y decidan abstenerse de hacerlo, o a quienes las hayan leído pero las hayan borrado de su memoria, les cuento que, en aquella ocasión del viaje por los departamentos de Flores y Colonia, nos pasó de todo, excepto aquellas cosas que queríamos que nos pasaran. Por sólo citar algunas, cuando fuimos a visitar la Gruta (o Grutas) del Palacio, nos encontramos con que el sitio cerraba los martes y habíamos ido un martes, no pudimos visitar la Estancia de Anchorena porque estaban canceladas las visitas debido al riesgo de incendios a raíz de la intensa sequía, no pudimos ir a la isla Martín García porque estaba rota la lancha... amén de que nos tuvimos que volver bajo el diluvio que puso un clarísimo fin a la sequía que hacía meses azotaba el país.
En la semana de Turismo, decidimos hacer un nuevo intento por visitar la gruta, esta vez con la compañía de nuestra amiga Mónica, que vaya una a saber qué ánimo aventurero la empujó a sumarse, aún a sabiendas de la confabulación universal urdida en nuestra contra, porque de otro modo no se entiende todo lo que nos sucedió.
Antes que nada, aclararé que esta vez sí encontré en internet una página de la Intendencia Municipal de Flores que informaba los días y horas de visita a la Gruta o las Grutas, aunque no con claridad, precisamente, ya que en dicha página, que parece redactada por un extranjero que está haciendo sus primeras armas en el manejo de nuestro idioma, ni siquiera queda en claro si se trata de una gruta o de más de una1 .
Arrancamos temprano, y enfilamos hacia la Ruta 1, para luego tomar la 3. En un determinado momento, la soleada mañana desapareció y dejó lugar a una niebla gris y fría, que unos pocos km más adelante desaparecería tan misteriosamente como había aparecido. Dado que el resto del día permaneció cálido y soleado, supongo que la grisura se debió a la presencia de dementores2 que asolaban el departamento de San José. Superada la niebla, seguimos sin tropiezos. O casi.
Esta vez, con mi cámara en ristre,  estaba decidida a fotografiar el popular queco3 "Las gatas”, situado en las afueras de la ciudad de Trinidad, para dar pruebas gráficas de su existencia a los escépticos que la pusieron en duda en mi crónica anterior; grande fue mi sorpresa al descubrir que el mencionado establecimiento desapareció, o cambió de firma -sospecho que es el que actualmente lleva por nombre el anodino “Edén”-. No salía de mi asombro cuando nos topamos con un cartelón así de grande que indicaba con toda claridad no sólo el camino a seguir hacia la Gruta, sino también los días y horarios de visita, cartel cuya patente inexistencia un año atrás nos había causado la decepción de haber encontrado el acceso cerrado. Bien, esta vez, no había como errarle. O sí.
Resulta que al llegar a la entrada del predio en donde se encuentra la Gruta, a punto de alcanzar nuestro objetivo, el Rojito, al cual no habíamos consultado si quería ir o no, nos hizo saber su disconformidad: patinó y... casi casi se fue a la cuneta! Allí se quedó, varado, con la rueda delantera izquierda girando en el aire, y ni forma de avanzar o retroceder. Y bué, otra vez el Universo conspiraba en nuestra contra, en esta ocasión a un kilómetro escaso de la esquiva gruta. Pero así como hacer turismo en Uruguay tiene sus muchísimas contras, el sufrir un percance automovilístico como este tiene su costado positivo: en menos que canta un tero, había un montón de uruguayos salidos de entre las chircas dispuestos a ayudarnos; no hubo conductor que no parara y ofreciera una mano (creo que el propio Adrián Sutil4 hubiera frenado su Force India de no haber estado por Malasia o no sé dónde en esos momentos). La cuestión fue que entre tanto comedido estaba el conductor de un camionazo con zorra cargado hasta la pera de troncos de eucalipto, que en dos minutos ató una cuerda y le pegó un tirón al Rojito que casi lo manda de nuevo a Montevideo del envión. Luego de agradecerles profusamente a todos (y de reanimar a Laura, que estaba no sólo al borde de la cuneta, sino al borde de un ataque de nervios), nos dirigimos a conocer la mítica Gruta... ¡¡¡POR FIN!!!!
Increíble -y afortunadamente- el resto de la visita al Departamento de Flores continuó sin contratiempos ni otros incidentes dignos de mención, excluyendo tal vez el encuentro con un bagre delicioso a orillas del Lago Andresito.
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Y aquí, los documentos gráficos:
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“...Una canción se filtra entre la niebla
con una gris mortaja de fantasma...”

La Gruta del Palacio, al fin:
una vista del Salón de los Pasos Perdidos
(perdidos entre las algas)
 
Otra vista (desde el ángulo opuesto)

¿Columnas dóricas, jónicas, corintias... ?
Más bien areniscas ferrificadas.
(¡Qué me vienen con Calícrates...  pura naturaleza!)

Una princesa nativa, habitante del Palacio

¡Qué gambas, mamita!

Aves que se reflejan como...aves
(¿Qué habría consumido Dalí aquel día?)

“Qué bonito que cantaba
la palomita en su cable...”
 (Otro que había consumido algo...
¿Desde cuándo cantan las palomas?)

Gran pescador de caña en el lago Andresito
(¿Habrá sido el responsable del bagre del almuerzo?)

Historia de un cachorro de coatí y un cachorro de hombre

¡A lo que a llegado la manipulación genética!
 Nunca había visto unos venaditos tan raros...

El animal más peligroso del mundo
(era hora de que conocieran mi verdadero yo)

Una ingeniosa publicidad de Colgate Herbal

En el paseo de esculturas de la Reserva de Fauna Dr. Tálice,
destaca el asombroso realismo de la estatua de un caballo

El auténtico Iron Man oriental

¿Rubio natural, o Koleston?

¡¡¡Se siente, se siente
Maradona Intendente!!!
(Mirá en lo que terminó D10S...)
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1 Pueden consultar aquí: http://www.imflores.gub.uy/gruta.html
2 Terroríficas criaturas que aparecen en la saga de Harry Potter, cuya presencia se advierte por una helada neblina y una profunda sensación de angustia
3 Nombre que reciben en Uruguay las casas en donde hay damas que ejercen el oficio más antiguo del mundo, y no me refiero al de “creador de universos”
4 Piloto germano-uruguayo de F1
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sábado, 10 de abril de 2010

De revolcones y caídas


Por nuestra enviada especial*

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Cada año, durante la Semana Santa-de-Turismo-Criolla-de-la-Vuelta-Ciclista-de-la-Cerveza-del-Festival-del-Olimar (quienes no entiendan de qué estoy hablando, favor de leer explicación aquí) en Montevideo tiene lugar la “Semana Criolla”, en el predio de la Rural del Prado**. Durante esa semana, decenas de jinetes del interior del país y de países vecinos, vienen a la capital a demostrar su destreza -o la completa falta de la misma- en las jineteadas: la cuestión consiste en aguantar montado sobre un bagual (o sea, un caballo de mal carácter) sin caerse de manera ostensible durante unos segundos, que vistos de afuera parecerán una insignificancia pero para el jinete seguramente parezcan una eternidad, y para el caballo, ni te digo.
Junto con las jineteadas se establecen cientos de puestos de venta de artesanías y comidas típicas, amén de otra cantidad de puestos de venta de todo tipo de insumos (no podían faltar los estuches para teléfonos celulares, por poner un caso), entretenimientos para niños y puestos con información de distintas divisiones del Estado. Por las noches hay espectáculos artísticos en diversos escenarios.
Esta cronista no podía permanecer ajena a este acontecimiento que año a año convoca a miles de personas, y hacia allá me dirigí, cámara en ristre, para documentar gráficamente cuanto allí sucede.
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¡Campana de largada! Aquí vemos al indómito bagual y a su jinete,
como abrazado a un rencor
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“...no es un crimen ser golpeado,
ni es delito haber rodado en
 las vueltas de la vida...”
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Este año se implementó el tradicional juego de “Ponerle la cola al caballo”,
sólo que alguien no entendió bien las reglas,
y en lugar de vendarle los ojos al jugador,
 se los vendó al caballo
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Un hermoso ejemplar de bagual, mezcla de zaino, bayo,
tordillo, alazán y varios pelajes más
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Entre los espectáculos anunciados, destacaba
la opereta criolla “Los paraguas de Cherburgo”
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Qué linda tarde para playa... el agua está bien verde!
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No sólo de caballos indómitos se trata la Criolla; también se destaca
la presencia de feroces mosquitos, como este terrorífico Aedes aegypti
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La sensación de inseguridad está haciendo mella en la población...
ya se ven civiles armados aún en ambientes familiares como éste
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Como para no armarse, si a quienes están encargados de velar por
nuestra seguridad no se les mueve ni un pelo!
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Típica comida criolla:  “fast food” o “comida rápida”
(tan rápida que los bovinos salen del galpón y 
en el carrito los transforman en hamburguesas)
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Un innovador vehículo ecológico: las plantas proporcionan el oxígeno,
no quema combustible fósil, ni utiliza ninguna fuente contaminante
de energía. Tampoco se mueve, pero eso es lo de menos.
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Hablando de vehículos, en la entrada vi estacionado el fusca de mi amigo
Peter Parker, pero a él no lo encontré en el interior del predio
(no es de extrañar, con la de gente que había)
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Una talabartería, con diversos artículos típicos confeccionados en cuero,
para deleite de los avezados jinetes 
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Otros artículos típicos preferidos por nuestros criollos:
las mochilas de Ben 10, Barbie y  Hannah Montana
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Sombrero típico: 100% Gaucho Uruguayo
 (seguramente confecccionado en serie en Sichuan)
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Otro sombrero típico del gaucho oriental, en este caso con el emblema
de “The Sharks”, popular equipo de rugby de Sudáfrica
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Las típicas bombachas gauchas, prendas de lo más apreciadas por el paisanaje
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Si las jineteadas o el uso reiterado de bombacha gaucha hace que se eleve
 la temperatura del gauchaje, no hay más que tomarse un tecito
de milenrama para atacar los molestos calores
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*Que soy yo misma, claro
**Actividades similares tienen lugar en el Parque Roosevelt del limítrofe departamento de Canelones
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sábado, 27 de marzo de 2010

Yo sueño que estoy aquí de estas cadenas rodeado

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En la última entrada, publicada el 20 de marzo, abordé el tema del spam, por el enojo que me provoca que llenen mi casilla de correo electrónico con ofertas de porquerías que no me interesa comprar y por la incredulidad que me genera el hecho incontestable de que haya gente que las compre. El spam es también conocido como "correo basura", pero esos términos no necesariamente significan lo mismo, porque el spam viene de remitentes desconocidos a los que una no les da su dirección de correo, en tanto que muchos correos basura vienen de personas que una quiere, y a la que les confió su dirección por razones afectivas.
Por los comentarios que en esa ocasión dejaron varios lectores, puedo arriesgar la siguiente conclusión: jode más el tema del correo no deseado de remitentes conocidos que el spam, dado que para evitar este último hay filtros, en cambio contra los mensajes de parientes y amigos, no los hay.
Bueno, con este exordio aburridísimo lo que pretendo hacer es abordar el tema de las cadenas que nos llegan por correo electrónico.
Las cadenas son mensajes de origen desconocido, que recorren el mundo al ser reenviados por múltiples usuarios. Suelen ser anónimos, aunque a veces vienen firmados, sin que eso sea prueba de nada, porque hasta una abombada como yo puede armar una presentación en formato power point con unas fotitos, firmarlo como Ketty N. Porta y hacerlo circular.
¿Qué tipo de mensajes son? Ah, los hay de diversos tipos, que intentaré clasificar torpemente más abajo. El contenido suele ser de escaso o nulo interés para mí y para todos los que nos quejamos de ellos, pero evidentemente le encantan a muchísima gente, de lo contrario se hubieran extinguido hace rato como los trilobites y las esperanzas de Malvín de ganar la Liga.
Entre otros problemas, amén de la innegable falta de interés, están lo "pesados" que son (varios megabytes en algunos casos) por lo que demoran en bajar, y retrasan la bajada de mensajes más importantes, al menos para una, y la manía que tiene muchísima gente que reenvía esas cadenas de no borrar las direcciones de remitentes anteriores ni la de sus destinatarios, con lo que por allí andan circulando la dirección de una por todo el mundo, y después me quejo del spam y de dónde sacaron mis datos los proveedores de Viagra y los estafadores nigerianos.
No arrojaré la primera piedra, porque lejos estoy de estar (parece un verso de una canción de Diego Torres) libre de pecado: yo he reenviado mensajes de ese tipo, lo hago y seguramente lo seguiré haciendo. A mi favor alegaré que he recibido a vuelta de correo comentarios favorables agradeciendo el envío, y no sólo borro las direcciones que aparezcan y los envío con copia oculta, sino que, con la irritante neurosis obsesiva que me caracteriza, muchas veces los edito. Sí, incrédulo lector: corrijo faltas, saco efectos que me resultan insoportables (como los textos que van cayendo letra por letra o los innecesarios revoleos de fotos) y he llegado a rearmar archivos pps dejando sólo fotografías que me parecieran bellas, sacándoles por completo el texto que las acompañaba (que más que acompañarlas, las acosaba) y la musiquita de fondo, que generalmente no tiene nada que ver y encima pesa una tonelada. ¿Qué mensajes me gustan y reenvío? Los de manifestaciones artísticas originales, los de fotografías o videos que me resulten interesantes, curiosos o bellos, los de pautas publicitarias ingeniosas, y algunos más. Aquí pongo un ejemplo de mensaje en cadena que me gusta recibir y reenviar:

Compañía de danza Pilobolus
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Hecha la confesión, comenzaré a arrojar mis piedras con la conciencia tranquila.

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Clasificación somera y para nada exhaustiva de los mensajes en cadena que más me joden


1) La vida de los demás es muchísimo peor que la tuya, así que si no hacés algo por revertir esa situación sos de los peores ejemplares del género humano, que ya es decir

En esta categoría caen los mensajes del estilo de la niña enferma: se trata de una nena (generalmente estadounidense) que tiene dos años y medio desde hace quince, y que padece una terrible enfermedad, cuyos padres están desesperados, como es natural. Cuantas más veces sea reenviado el mensaje, más dinero le llegará -no acierto a ver cómo- a esta atormentada familia, lo cual permitirá solventar el costoso tratamiento médico. Este tipo de cadenas suele rematarse con una frase del tenor "si no reenvías este mensaje, es porque no tienes corazón". ¡Totalmente falso! Si careciera de corazón, la sangre no le llevaría oxígeno y glucosa a mis células, en particular a las de los músculos del dedo índice de la mano derecha, que es el que uso para hacer clic sobre el botón del ratón y eliminar esa truchada.


2) La vida es un embole, el laburo apesta pero tanto tu jefe como el mío son unos pelotudos y no se dan cuenta que usamos el correo de la empresa para divertirnos con chistes más pelotudos que ellos

En esta categoría caen las series interminables de chistes de Jaimito, de gallegos, verdes, sexistas, etcétera.... (los chistes de etcétera son los que más me gustan). También aquí caben las fotografías ¿eróticas? de hombres en bolas, que tienen muchos más esteroides que cerebro, en poses supuestamente seductoras (imagino que le pueden resultar seductoras a un caballero decididamente homosexual o a una dama heterosexual y absolutamente desesperada, pero lo que es a mí no me mueven un pelo). Suelen estar acompañadas de comentarios pretendidamente humorísticos, como que esos pelotudos de 25 años son huerfanitos que buscan que una los adopte. (Sigo prefiriendo los chistes de etcétera.)

3) La vida es una jungla plagada de peligros, y vos sos un/a infeliz incapaz de darse cuenta de ello, y más aún de defenderse, menos mal que te llegan estos consejos

En general son mensajes dirigidos a mujeres, con el objetivo de ayudarnos en la ardua tarea de andar por el mundo sanas y salvas. Los consejos van desde evitar usar labiales de la marca Hotlips porque aumentan un 205% la probabilidad de tener cáncer labios a qué hacer si una es secuestrada y metida en el baúl de un auto. Dentro de estos mensajes figura el de extremar las precauciones en los cines, no sea cosa que al sentarse una se ensarte una aguja con jeringa y todo infectadas con VIH, lo que al parecer ocurre todo el tiempo, pero no en los cines que yo voy, en donde los riesgos mayores son agarrarse una hipotermia porque el aire acondicionado está puesto a -10º C, o que la película sea espantosa.

Una subcategoría la integran los anuncios alarmantes de terroríficos virus que te prenden fuego el disco duro, el blando y el masomenos: "Si te llega un mensaje con un archivo que dice..." y ahí aparece una serie de posibilidades, a cual más pelotuda, como fotografías de la antorcha olímpica o de Fidel Castro -vivo o muerto-, seguidas de una advertencia grandota: “¡¡¡NO LO ABRAS!!!” y la promesa de que si lo abrís se desatarán todos los males del mundo, cual caja de Pandora pero sin esperanza. Jamás me llegó un archivo de esos, aunque sí decenas de veces recibí la advertencia.

4) La vida es una pura mierda, pero depende de ti que deje de serlo; todo es cuestión de actitud: el paraíso está en tu interior

Aquí se incluyen los falsos mensajes de Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges u otro escritor de indiscutible prestigio, que son de una cursilería tal que ninguno de ellos podría haber escrito jamás ni en joda y borracho. Evidentemente, los hay con mensajes verdaderos de prohombres de la filosofía consumista como Paulo Coelho o Jorge Bucay, faltaba más. También están los mensajes zen, feng shui u otra filosofía oriental (aclaro que oriental de la China, la India o zonas aledañas, no oriental de Orientales, la Patria o la tumba) con sabios consejos acerca de la vida misma, o leyendas edulcoradas con moralinas empalagosas. Suelen estar acompañados con unas fotos preciosas de cascadas o atardeceres y una soporífera musiquita new age.

Una subcategoría dentro de cómo hacer que tu vida sea infinitamente superior es la de los mensajes que hablan de las propiedades medicinales de los alimentos: comer achicorias tres veces por semana mejora la vista, consumir semillas de ajonjolí en ayunas mejora la circulación, los brotes de cáñamo hervidos alivian el dolor de muelas del juicio, y así podría seguir nombrando vegetales que no dudo sean fáciles de conseguir en cualquier mercado de Ulan Bator, pero acá nos tenemos que conformar con las propiedades del nabo, que es lo que hay, Néber.

Hay muchas categorías más, pero esto me quedó larguísimo...

Si reenvías esta columna a todos tus contactos en los próximos 10 minutos, algo maravilloso te ocurrirá. No cuesta nada intentarlo...¡No falla! Ruby Keene de Brundidge, Alabama, la reenvió y esa semana encontró en la vereda un billete de lotería premiado, y se hizo millonaria.
Donald Peterson, de Grand Forks, North Dakota, no la reenvió, y esa misma tarde fue fulminado por un rayo.

Si decides reenviarla, las bendiciones de San Bill Gates de los Milagros te alcanzarán a ti y a tu familia.
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sábado, 20 de marzo de 2010

¿Qué pretende usted de mí?

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Desde hace cuestión de unos pocos años a esta parte, tener al menos una dirección de correo electrónico se ha vuelto cada vez más habitual entre los pobladores del mundo occidentalizado que pertenecen a la clase media tirando a cuarta -dijera Galeano- y de ahí para arriba. Es decir, que mucha gente alrededor de todo el mundo es usuaria de este nuevo medio de comunicación. Ahora bien, el correo electrónico tiene muchas ventajas: es mucho más barato que el correo tradicional y muchísima más rápido, permite adjuntar archivos de todo tipo sin que eso encarezca el envío y no requiere simultaneidad entre remitente y destinatario, como sí lo hace el teléfono, por sólo citar algunas. Pero también, y como lo sospechamos desde un principio, tiene algunas pequeñas desventajas, como las cadenas de todo tipo que nos envían -con la mejor de las buenas voluntades, y eso es lo peor- familiares y amigos, y el spam.

¿Qué es el spam? Pues bien, es el "correo basura” o “correo no deseado", que en realidad no es una buena definición porque el concepto de spam no incluye los mensajes que te sigue enviando el pesado de tu ex-novio o las cadenas que dicen que si comés pastillas de menta y en seguida tomás Coca-Cola te explota el duodeno hasta transformar todo tu organismo en un despliegue pirotécnico propio de la Noche de las Luces. No. Spam es el correo que llega de remitentes desconocidos a quienes una no les dio su dirección, por lo que andá a saber cómo la consiguieron, y qué es lo que pretenden de una.

Bueno, en realidad lo que pretenden es bastante claro: vender. Vender lo que sea, desde Rolex falsificados a títulos de grado en Universidades truchas, pasando por medicamentos de toda índole -imagino que tan verídicos como los relojes y los doctorados-, y hasta novias.

Evidentemente, quienes envían estos mensajes por cientos o miles, ignotos remitentes sentados frente a su PC en algún recóndito lugar de Eslovenia o de Myanmar, desconocen el perfil de sus destinatarios, e incluso su sexo, porque honestamente no sé qué haría yo con tanto tratamiento para alargar el pene, tanto Viagra y tanta rusita ardiente que quiere conocerme, yo que carezco por completo de pene, razón por la cual tampoco padezco disfunción eréctil alguna aún en mis momentos de mayor estrés, y siempre voy a preferir un ruso a una rusa, en particular si se trata de un ruso blanco*, que ahora recuerdo que era la bebida predilecta del personaje que hacía Jeff Bridges en “El Gran Lebowski”**, un afectuoso recuerdo para él y aprovecho para felicitarlo por el Oscar.

Lo que me pregunto desde hace algún tiempo es si alguien compra los productos que se ofrecen por spam. Y a eso me respondo que sí, por rarísimo que pueda parecerme, porque de lo contrario no se ofrecerían. Y también me pregunto qué clase de persona abre un mensaje escrito en otro idioma, cuyo remitente no sólo es desconocido sino que responde a nombres imposibles tales como Henriette Gabriel, Hayley Laila , Rosenda Patrina o Freeda Tamera, o quién consume medicamentos -Viagra incluído- de procedencia más que dudosa. Y también me preocupa que haya tantísimos hombres en el mundo necesitados de medicación para lograr una erección, o cuyos penes no alcanzan, eh, cómo decirlo... la longitud estándar (parece que ahora los penes tienen que estar aprobados por las normas ISO 9000), pero eso escapa al objetivo que me plantée al comenzar esta columna.

¿Y cuál fue el objetivo que me plantée al comenzar esta columna? Ah, ya me acuerdo. No era hacer una columna medianamente interesante o divertida acerca del spam. No. El objetivo era dirigirme directamente a los remitentes de esos mensajes recontrapelotudos que no me interesan en lo más mínimo y que infestan mis casillas de correo, sugerirles que se metan la PC en el colon transverso, y mandarlos a que le ofrezcan alargadores de pene a la reputísima madre que los parió.
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*Cóctel que combina vodka, licor de café y crema de leche
**”The big Lebowski”, película de los hermanos Coen (1998) protagonizada por el recientemente galardonado Jeff Bridges
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miércoles, 17 de marzo de 2010

Las segundas partes nunca fueron buenas

Lo dicho en el título: las segundas partes nunca fueron buenas, y sin embargo, desde Cristóbal Colón y sus viajes a la fecha, muchos tenemos la costumbre de reincidir. En este caso particular, me estoy refiriendo a una nueva temporada de  mi incursión radial por Emisora del Sur.
Nuevamente Eduardo Nogareda y Marina Pose, conductor y productora de  "El truco de la serpiente", insisten en darme un espacio en su programa, tal vez con la ingenua esperanza de que sea mejor que el año pasado, cosa que, como es natural, no va a suceder, pero allá ellos.
Así que a partir de este viernes  19 de marzo, desde las 16 horas, los invito a prender la radio y abrir la oreja.
Lo que escucharán no será muy diferente de lo que leen acá habitualmente, así que quedan advertidos.

Heme aquí con Eduardo Nogareda, muertos de risa
(foto de Marina Pose)
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sábado, 6 de marzo de 2010

La inicialmente inexplicable desaparición de las letras chicas y otros males mucho peores

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Un buen día, no hace mucho tiempo atrás, comencé a darme cuenta que los prospectos de los medicamentos venían en blanco, que los envases de yogur ya no traían la información nutricional y que algunos novelistas tenían un estilo tan críptico que no entendía nada. Había llegado la hora de ir al oftalmólogo y de comenzar a utilizar anteojos, y lo que es peor, había llegado la hora de asumir el viejazo. Eso de seguir presumiendo de adolescente pasados hace rato los 40 no daba para más, particularmente a nivel ocular. Hasta hace muy poco tiempo, podía leer hasta con los ojos cerrados las letritas más chiquititas sin problema, pero ya no. Las letritas más chiquititas se habían esfumado.
Saqué hora para oftalmóloga, y allá fui. Mientras estaba en la sala de espera, se acercaron dos promotoras de sendas ópticas que me vieron cara de andar necesitando anteojos -sospecho que estar en la sala de espera de un oftalmólogo leyendo un libro que me lo ponía a la altura de los tobillos para poder descifrar lo que decía ayudó bastante- y me dieron unos folletos con tentadores descuentos, no por ser yo, como pensé en primera instancia, sino porque era socia de esa mutualista, como decía en letra grandota.
Tras la consulta y la revisación, salí del consultorio con la indicación para hacer los primeros anteojos "para ver" de mi vida. Fuera de la mutualista, estve tentada de dirigirme a una de las ópticas de los folletos y encargar allí los anteojos, pero me contuve: siendo trabajadora, se supone que tengo derecho a subvención; mejor, averiguaría primero.
Cuando llegué a casa, llamé al teléfono de consultas del BPS. Tras varios intentos fallidos, finalmente me atendió una contestadora automática muy amable que me dio una serie de opciones, que fui digitando en mi teléfono, además de haberme solicitado que también ingresara mi número de cédula de identidad, no fuera cosa que un individuo no identificado se le ocurra gastar los recursos del Estado escuchando una grabación telefónica. Finalmente, la contestadora me informó que tenía 13 minutos de espera.... Estaba tentadísima de cortar e ir a una óptica cualquiera y pagar de mi bolsillo, pero andá a saber si no me cubrían parte del costo y me salvaba de un gasto grande. Así que esperé estoicamente durante 13 minutos, o tal vez 15, no podría precisar si no me regalaron un par de minutos con la misma grabación que repetía ad nauseam a cuántas cosas tenemos derechos los trabajadores. Finalmente, me atendió muy correctamente Analía, a quien le expliqué la situación, le dije que era docente de Educación Secundaria, y me dijo que fuera con la indicación médica, un timbre profesional de 14$ y la cédula de identidad vigente y en buen estado. Por las dudas le pregunté hasta qué hora atendían, y me dijo que hasta las 16. ¡Oh cielos, qué horror, eran las 15! Si los astros se alineaban -y si el 409 o el 468 se dignaban a pasar- llegaría justo a tiempo. Largué el teléfono, agarré la cartera y salí como bólido; no sé cómo, pero a las 15:50 yo estaba en el BPS con el timbre profesional en la mano, a punto de dirigirme al Sector A, Escritorio 1.
Llegué a una sala de espera muy vasta, llena de gente -no había un solo asiento libre, pese a que había numerosas filas de butacas-; observé el panorama y descubrí dos dispensadores de números; calculé -acertadamente- que el más próximo al del Escritorio 1 era el que daba los números que necesitaba, y corté el mío: el 22. Dado que no podía sentarme a leer (con cierta dificultad) el libro que había llevado, me puse a observar el entorno.
El Sector A, allí donde había un cartel con un ostentoso 1, tenía dos escritorios, de los cuales sólo uno estaba ocupado; pese a ser mediados de enero, aún permanecía un árbol de Navidad con chirimbolos y un cartel hecho a mano que deseaba a quien lo leyera un Feliz 2010, y otro que indicaba que allí se atendían casos de lentes y de prótesis. La única funcionaria que atendía al público de ese sector era una señora muy entrada en años... muy. No deja de ser curioso que en el organismo que entre otras cosas se encarga de jubilar a los trabajadores siga en funciones una persona que hace rato que superó la edad jubilatoria (supongo que su historia laboral se traspapeló, y nadie se dio cuenta, y ella menos). La cuestión es que iba por el número noventa y pico de la serie anterior, así que tenía para un buen rato de espera.
En un momento determinado, se acercó una auxiliar de servicio y se puso a hablar con la funcionaria, mien tras vaciaba las papeleras; por las expresiones de sus rostros, los pacientes esperadores dedujimos -por qué hablo en plural, yo deduje- que algo le había pasado a la funcionaria tiempo antes, y esta otra empleada se interesaba e incluso se preocupaba por ello. Un memoento después, llegó un guardia de seguridad, y la funcionaria, como es natural, se dispuso a hablar con él, en tanto los pacientes esperadores se habían reproducido sin pausa -ya se superaba largamente el número 30, recuérdese que yo tenía el 22-. Dado que ni la funcionaria, ni la auxiliar ni el guardia pudieron resolver el intríngulis ¿un robo, quizás? las cosas siguieron su ¿curso? a puertas cerradas, claro está, porque a las 16 habían cerrado para evitar que siguiera entrando más gente. Para alegría de los pacientes esperantes, que a estas alturas habían establecido relaciones de amistad, cuando no de pareja, o habían terminado de leer -o de sospechar el contenido de lo que estaban leyendo, recuérdese que estábamos allí para solicitar anteojos- llegó una segunda funcionaria, lo cual, evidentemen te, aceleraría el trámite. Bueno, tan evidentemente no, porque la primera funcionaria dejó su puesto y salió -según dijo a viva voz una señora rubia, y entre risas, porque ya se le había terminado la indignación hacía media hora- ¡a fumar!
La nueva funcionaria, igual de vieja que la otra, muy parecida a Droopy pero más desgarbada, siguió atendiendo con ritmo cansino, hasta que volvió su compañera tras haber recibido su necesaria dosis de nicotina.
Como seguía nerviosa y alterada por el incidente que había ocurrido antes, la nueva le dio una pastilla para que tomara, cosa que hizo a la vista de todos nosotros, que teníamos ganas de manotearle el blister y tomar una nosotros también.
En un momento, cuando iban por el número 20, el muchacho del número 21 y yo, la número 22, nos acercamos a la barra, porque según entendíamos, estos números naturales seguían al 20. Bueno... aún mirando el pincho en donde iban colocando los papelitos con los números... ¡Llamaron al 98!!! En ese momento, desde el 21 al treintaipico nos levantamos en armas como un solo individuo y nos lanzamos al ataque, ante las miradas incrédulas de las dos Parcas que tenían nuestro destino en sus manos. Inmediatamente -téngase en cuenta que para estas señoras el término "inmediato" tenía un sig nificado distinto que para mí- enmendaron su error, y nos llamaron al 21 y a mí. Me senté frente al escritorio de la primera vieja, quien me solicitó mis documentos, en tanto conversaba con su colega, diciéndole que ella no estaba acostumbrada a tomar nada, mientras la otra le aseguraba que era algo suave y que la iba a ayudar a tranquilizarse, pero estaba tan preocupada por los efectos del ¿ansiolítico?
¿relajante muscular? ¿analgésico? que había tomado que casi me anota dos veces en su planilla. Cuando al final logró focalizar su atención, entendió que yo tenía una indicación de anteojos y tal número de cédula, me dijo sin darme pastilla alguna, que no me correspondía el beneficio. "¿Cóooomo? Si yo llamé y me dijeron...." "Usted es docente de Secundaria” -gracias por recordármelo, a veces se me olvida y creo que soy acróbata de un circo-, “y los funcionarios públicos NO TENEMOS derechos." "Ya lo sé, por eso llamé antes de venir y me dijeron que..." "Ah, se habrán equivocado."
Pues sí, con mi indignación a cuestas -a mí no se me había terminado como a la señora rubia- me fui con la cola entre las patas... rumbo a una de las ópticas cuyo folleto tenía en mi cartera, en donde me atendió un señor de lo más encantador y solícito.
Ahora soy la flamante propietaria de unos preciosos anteojos que pagué de mi bolsillo, dado que podré deslomarme laburando, pero no tengo derecho a descuentos por el mero hecho de ser trabajadora del estado. Eso sí, volvieron a a parecer las letras chicas que se habían esfumado del universo.

 
No lo tengo del todo decidido, pero creo que cuando termine de pagar los anteojos, empezaré a ahorrar para comprarme un arma de fuego. Por si vuelve a ponerse de moda la política del "rifle sanitario", quiero estar prevenida.

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martes, 23 de febrero de 2010

¡Feliz cumpleaños!

El 23 de febrero de 2008, Ajo y agua “nacía” al mundo virtual, por lo que cualquiera con un mínimo conocimiento de aritmética digital* se dará cuenta que este blog en el día de hoy está cumpliendo su segundo año de existencia.

Es cierto que ya no tiene el empuje del primer añito, y eso es responsabilidad enteramente mía; el pasado año me centré en otros proyectos -las caricaturas que se pueden ver en mi otro blog**, y los espacios radiales de los viernes, que seguramente vuelvan este año- y por lo tanto, abandoné un poco a Ajito, que como ya tenía un año, podría decirse que caminaba solo. Bueno, solo no, porque Ajo tiene un montón de seguidores consecuentes que siempre están ahí, al firme, con su apoyo, su ingenio, su afecto. Y creo que a estas alturas quiero más a esa “Comunidad del Ajo” que al blog en sí mismo como vehículo expresivo.

Es cierto, por otra parte -y ahí va el palo, y al que le caiga, que se autoflagele- que muchos amigos bloggers han estado bastante omisos con sus propios blogs, y algunos se han borrado por completo, y se extrañan que es una barbaridad.

Bien, en definitiva no prometo nada para este nuevo año del blog; sólo cambié, como lo hice el año anterior, el acápite y la imagen de mi perfil.La plantilla la dejo como está, porque sigue siendo la que más me gusta... y si a alguien no le gusta... ¡ajo y agua!



*O sea, contar con los dedos

**Véanlas, no sean vagos, es sólo hacer clic sobre el Dr. House
gggg

domingo, 14 de febrero de 2010

El robo de ideas -bien entendido- empieza por casa

Sabido es que no hay nada nuevo bajo el sol*, y la industria cinematográfica no es la excepción; basta con ver "Avatar" para darse cuenta que aparecen ideas de "Pocahontas", "Harry Potter y el prisionero de Azkaban", "Apocalypse now", "Alien", "La Era del Hielo 3", "Apocalypto" y quién sabe cuántas películas más que seguramente yo no vi pero James Cameron sí, y no por eso pierde mérito porque inventar algo nuevo a estas alturas de la vida es bastante difícil. Ni qué decir que en especial los yanquis han sido unos grandes ladrones de ideas -cinematográficas y de las otras- y bastaba para que los italianos o los franceses hicieran cualquier película más o menos buena para que la refritaran y la transformaran en una película decididamente mala (no más pensar en “La jaula de las locas”, y una se da cuenta que entre las duplas Ugo Tognazzi/Michel Serrault y Robin Williams/Nathan Lane hay bastante más de los 5 ó 6000 Km que separan Europa de EEUU). Bien, pero esta columna no tiene intención alguna de convertirse en una de crítica cinematográfica, que ya las hay y muy buenas.

La cuestión es que, en realidad, con la falta de ideas que me caracteriza agravada por la canícula, decidí salir a robar ideas, que yo no soy menos que nadie, qué también. Y resulta que el amigo Corto Maltés hace un par de semanas publicó una columna con su opinión acerca de la película "Sherlock Holmes", dirigida por Guy Ritchie e interpretada por Robert Downey Jr. en el papel del propio Holmes y Jude Law como el Dr. Watson. La película lo había dejado en una disyuntiva: por un lado, el disfrute de una película entretenida, ágil, ingeniosa, y por el otro, la indignación que le causaba que hubieran "usado" un personaje clásico como Holmes para hacer cualquier otra cosa. Entonces, él planteaba que, en aras de la necesidad de aggiornar personajes para hacerlos más atractivos, y por ende, más vendibles, el cine comercial estaba haciendo cualquier cosa, y proponía varias ideas, a cual más absurda y divertida (me encantó lo de proponer a Angelina Jolie como una Miss Marple que desactivara bombas en Nueva York usando las cosas que llevara en su cartera).

Bien, robándole a cara de perro la idea al Corto Maltés, aquí propongo algunas ideas para que los productores cinematográficos sepan qué hacer con personajes otrora célebres que han caído en el olvido:

-Se comenzaría a filmar la saga del Inspector Maigret, interpretado por el recio pero sexy Jean Reno, que le sacaría al personaje los antiestéticos kilos de más; Maigret se habría divoricado de la retacona Madame Maigret, pero viviría un tórrido romance con una estafadora interpretada por Marion Cotillard. Maigret manejaría un Peugeot último modelo -dónde se vio que un comisario de la Police Judiciaire de París vaya a laburar en ómnibus, mon dieu!-, no fumaría su característica pipa para predicar con el ejemplo lo nocivo que puede llegar a ser el consumo de tabaco, ni se tomaría su tradicional calvados en los bolichunes de la Rue de Caulaincourt, que hay que mantener una conducta saludable.

-Por fin llegaría al cine la película basada en el "Comisario Rex": el intrépido can resolvería crímenes en el Barrio Chino de Los Ángeles, porque ya se sabe que Viena** tiene menos onda que un renglón. Rex sería interpretado por un simpático Golden Retriever, dado que un ovejero alemán es demasiado rígido y marcial para nuestros gustos. El inspector a cargo de Rex estaría interpretado por Gerard Butler (¡Guau!)

-La novela de Julio Verne “Los hijos del Capitán Grant” se desarrollaría en la época actual; en lugar de encontrar un mensaje en una botella ingerida por un tiburón, Lord Glenarvan -interpretado por Brad Pitt- recibe un críptico mensaje de un desconocido en su i-pad, con un pedido de auxilio. El mensaje habría sido enviado por un tal Capitán Grant, desaparecido en Irak. Lord Glenarvan se pone en contacto con los hijos de dicho Capitán (Lindsay Lohan y Logan Lerman) y los ayuda a encontrar al padre, dando la vuelta al mundo siguiendo el paralelo 37, pero de latitud norte, que pasa por lugares muchísimo más divertidos que su mellizo austral, que recorren en camionetas todoterreno.

-Habría una nueva versión de “La máscara de la muerte roja” de Edgar Allan Poe; el príncipe Próspero estaría interpretado por Orlando Bloom; cuando llegara el momento en que la muerte roja desatara su furia y atacara al príncipe y su corte, Harrison Ford -que interpretaría a un médico presente en la fiesta- los salvaría a todos y el enmascarado sería entregado a las autoridades. El desconocido de la máscara estaría interpretada por Alan Rickman, que como es mucho mejor actor que los otros, y sus villanos son insuperables, se robaría la película y una se quedaría con las ganas de que hubiera vencido él.

-El entrañable Cacique Patoruzú llegaría a Hollywood: cambiaría la Patagonia por el desierto de Mojave, sería cahuilla en lugar de tehuelche y estaría interpretado por Johnny Depp; Patora sería interpretada por Salma Hayek y la Chacha por Anjelica Houston.

-Los uruguayos también aportaríamos personajes para nuevas películas: se haría una superproducción de Los Cuentos de Don Verídico, de Juceca; el boliche El Resorte pasaría a ser un saloon de Wyoming llamado The spring; la Duvija estaría interpretada por Kathy Bates, el Tape Olmedo por el inexplicablemente taquillero Keanu Reeves y Rosadito Verdoso -Rosy Greenish- por Joaquin Phoenix; no se sabe aún si el personaje de Don Verídico lo interpretaría Michael Gambon o Ian McKellen.

-Tras el éxito de "Invictus", convencerían a Clint Eastwood para hacer “Invictus 2: El maracanazo”: el enorme Obdulio Varela estaría interpretado por el versátil Jamie Foxx.

Hasta aquí, mis ideas para nuevas películas con viejos personajes. ¿Qué ideas -propias o robadas- aportan ustedes?

* Hasta esta frase es viejísima; aparece en el Eclesiastés 1:9
** La última temporada de la serie transcurre en Roma