viernes, 23 de diciembre de 2011

Saludo navideño

Si tienen interés en ver mi saludo navideño, lo encontrarán acá.
¿Dónde?
¡¡¡ACÁ!!!

domingo, 4 de diciembre de 2011

Porque ustedes lo pidieron


Tras la exitosa entrada  “¡Mirame el pajarito!”  recibí un montón de mensajes de seguidores (un montón de dos, Susana y Juan Pascualero) que pedían un manual que los ayudara a adentrarse en el inframundo del Twitter.
Helo aquí. Háganse cargo.

MANUAL PARA TUITEROS INCIPIENTES 


 ¿Querés tener cuenta en Twitter pero no tenés ni puta idea de cómo hacerlo, cómo se usa y para qué sirve? ¡¡¡Aquí están las respuestas a tus preguntas, dudas y plegarias!!!


1) ¿Qué es  Twitter (de ahora en más, tuíter)?
Es una red social que permite a las personas, medios y organizaciones, comunicar sus ideas en 140 caracteres.



2) ¿Qué son los caracteres?
Son letras, números, signos de puntuación y chirimbolos varios.


3) ¿Qué tipo de ideas se pueden comunicar en tan pocos caracteres?
En general, boludeces (¿o no leíste mi tuíter?)

4) ¿Por qué se llama “tuíter”?
En inglés, to tweet  es piar, gorjear; de ahí que el isotipo de la red sea un pajarito. Y en tuíter  lo que se hace, básicamente, es pajaronear. 




5) ¿Cómo hago para tener una cuenta en tuíter?
Entrás al sitio, te registrás, y listo. Tu nombre quedará precedido por una arroba, así: @tunombre. Podés subir una fotito y escribir una biografiíta, también, para que la gente sepa quién sos.

6) Ya me abrí una cuenta.  ¿Cómo hago para escribir las genialidades que se me ocurren?
Las escribís en la ventanita que aparece arriba, bajo el título “¿Qué está pasando?”; otra opción es ir a  la barra de herramientas, arriba a la derecha, que aparece un cuadradito cruzado  con una diagonal; algo así:


Haciendo clic allí se abre una ventanita que te permite escribir, y va contando los caracteres a medida que lo hacés (¡Cosa ‘e Mandinga!).  Cuando hayas terminado, hacés clic en “Twittear”, y ta. Ese mensaje que escribís es un tuít.

7) ¿Solo puedo publicar textos?
No, también podés agregar enlaces a fotos o a videos. Los sitios que alojan fotos y videos proveen esos enlaces.

8) ¿Qué es ese asunto de seguir a alguien?
Muchas personas famosas e importantes tienen tuíter; si querés chusmear qué es lo que escriben, las tenés que seguir, en una actitud que no deja tener algo de voyeur  socialmente aceptado. Para ello vas a su perfil de tuíter y hacés clic en el rectangulito que dice “Seguir” y que tiene una cruz verde. Una vez que lo hayas hecho, mágicamente el rectangulito se volverá todo verde y pasará a decer “Siguiendo”.  De ahí en más, todo lo que tus “seguidos” escriban te aparecerá a vos en tu página, que andá sabiendo que se llama “Cronología” o “Time Line” (taimláin), también conocida como TL.

9)  ¿Y qué son los seguidores?
Los seguidores o “followers” son los tuiteros que te siguen a vos –sí, parece mentira, pero hay gente pa’ todo-. Los podés seguir a ellos, o no, según se te cante.

10) ¿Quién lee mis tuíts?
Tus seguidores, o cualquiera que entre a tuíter.  O nadie.

11) ¿Puedo interactuar con otros tuiteros?
¡Claro! Podés responder los tuíts de otros (basta con cliquear en “responder”, bajo el tuít correspondiente). También podés mencionar a otros tuiteros, citando su nombre precedido por la arroba, y ellos lo sabrán. Eso sí, ni te sueñes que Angelina Jolie lea tus mensajes, por más que la menciones hasta en la sopa de letritas.  


12) ¿Qué son las siglas y los chirimbolos que todo el mundo usa como si supiera?

@: ya te expliqué que la arroba indica el nombre del tuitero, sea persona o entidad. Ejemplos: tu prima la  Totona es @totona  y El Palacio de la Papa Frita es @papafrita 



#: en inglés hash, o sea “jash” (pronunciándose “sh” como en “shópin”) seguido de unaseriedepalabrassinespaciosentreellas termina constituyendo una hashtag o etiqueta, que sirve justamente para eso, etiquetar temas de interés, como por ejemplo #EleccionesEgipto2011 o #lasfiestasnoempezaronyyametienenpodrida. Esto permite buscar  y seguir temas.   


La estrellita aparece debajo de los tuíts; sirve para marcar como favorito lo que haya dicho otra persona, basta con hacer clic en ella. Es como un mimo que se le hace a otro tuitero, como tocarle el hombro y decirle "mirá qué lindo lo que decís". 

Algunos tuiteros no quieren que cualquiera entre y lea sus mensajes, entonces les ponen un candadito. Todavía no entendí para qué tienen tuíter, si para los mensajes privados ya se había inventado la paloma mensajera, que no deja de ser un ave, si bien se mira. 

#FF

No, no son las iniciales de la finada Farrah, sino de follow Friday,  costumbre un tanto en desuso, que consiste en sugerir tuiteros interesantes para seguir. Eso sí, los viernes (no me pregunten por qué).

RT: significa “retuitear”, es decir, difundir un tuít de otra persona.  Eso se hace cliqueando la palabra “retwittear”, bajo el propio mensaje.


TT

¡Qué noche, TT!

En este caso no se alude a la exMiss Siete Días, sino a trending topics, esto es, temas candentes, o temas del momento, como por ejemplo qué pasará con el euro o si Sarkozy engaña a la Bruni con la Merkel. Los TT se agrupan por países, pero eso vale para países en serio, así que no busques los TT de Uruguay, que no hay.  


TW: vaya uno a saber por qué, significa tuíter.




¿Te quedó más o menos claro? ¿No? ¡Entonces preguntale a alguien que sepa!




domingo, 27 de noviembre de 2011

¡Mirame el pajarito!

Hace un tiempo atrás les explicaba por qué no tengo facebook, en esta entrada.
¿En cuál?
En ésta.

Ahora les explico por qué tengo tuíter.
¿Dónde?
Acá.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Tres son multitud


Para Juan Pascualero, que reclama mis crónicas
Y por supuesto para Ariel,  Lourdes y Vicky, directos responsables de esta crónica en particular

Resulta que a fines de septiembre  se comenzó a anunciar un peculiar espectáculo que tendría lugar en noviembre en el Teatro de Verano: en un mismo escenario actuarían la popular murga autóctona Agarrate Catalina, la también popular banda vernácula de rock No Te Va Gustar (o NTVG, para los amigos) y la  popularísima banda de ska y ramas afines de la vecina orilla, Los Auténticos Decadentes. Confieso que ni se me ocurriría ir a semejante ménage à trois, pero sí se les ocurrió a mi primo y a su esposa, a lo que sumaron su  intención de llevar a la nena, que viene siendo mi sobrina.


Pero… en estos tiempos de soles y temperaturas que se van elevando, resultó que llegada la fecha del recital, a la nena la familia de una de sus amiguitas la  invitó a pasar el fin de semana en la playa, y ante semejante perspectiva, la borrega se calzó las ojotas, largó todo a la mierda y se fue tan campante, dejando a sus padres con una entrada de clavo. Fue entonces que mi primo recordó que no es sobrino único, y me llamó a ver si yo quería ir.  Como sugerí en el párrafo anterior, no soy lo que se dice fanática de ninguno de esos artistas, aunque todos ellos me provocan simpatía, y como de arriba igual acepto una piña, la cuestión derivó en que  el sábado me apersoné en el Teatro de Verano, dispuesta a lo que fuera, incluso a divertirme.


 Una de las tantas fotos horribles que saqué con mi teléfono;
en castigo voy a escribir cien veces: “Debo ir a los recitales
con la Canon porque la cámara del celular es una mierda”

Una noche espectacular, temperatura agradable, y un Teatro de Verano lleno por dentro y por fuera, con un público de lo más variopinto, tanto de acá como de Argentina. Arrancaron Los Decadentes… y de allí en más, todo el toque parados y agitando, porque pusieron toda la fuerza, con sus canciones y con la onda y el desparpajo que los caracterizan.

En segundo lugar actuó la Catalina, con un surtido de temas de varias temporadas (tengo menos carnaval que Kabul, así que no puedo precisar). Me divirtieron mucho los cuplés (¿Se dice así?) como el de la perra Manuela y el del novio de la nena, pero las canciones de murga me aburren un poco, qué le voy a hacer… No son ellos, soy yo, así que sigan en lo suyo. Igual el Zurdo Bessio despertó encendidas demostraciones de afecto y admiración por parte del público, y Martín Cardozo encendidas demostraciones de altos niveles de hormonas por parte de cierto público femenino. 

Otra foto horrible



Para el final quedó  la actuación de NTVG; parafraseando al torero Jesulín de Ubrique, “en dos palabras: im presionante”. La energía que desplegó esa gente en el escenario fue tremenda; cantaron canciones de todos sus discos, invitaron a los Decadentes y a los Catalinos en más de una oportunidad (bah, todos intervinieron en los toques de los demás), y también actuó Mateo Moreno, un exNTVG, que vino con un corte de pelo espantoso (qué necesidad, un botija tan lindo). Ni que decir que siendo la noche siguiente a los CUATRO GOLES DE LUISITO SUÁREZ CON LA SELECCIÓN NACIONAL, el teatro entero estalló con “Cielo de un solo color”. Hasta hubo un momento bastante particular, que solamente puede ocurrir en esta ciudad imaginaria que es Montevideo, en que todo el mundo cantó a capella “Zafar” de la Vela Puerca, que no tenía vela alguna en este entierro, ni puerca ni de ningún otro tipo, bajo la batuta de Emiliano Brancciari, que estaba con todas las pilas.

 Así que al final, la providencial ausencia de mi sobrina redundó en una noche atípica, pero de lo más disfrutable. Estoy dispuesta a que se repita, así que Vicky, andá sabiéndolo.

Para finalizar, los dejo con este maravilloso video de los Decadentes; corran los muebles, y pónganse a bailar ya.



martes, 11 de octubre de 2011

¿No fuiste? ¡Perdiste!


El pasado 10 de octubre (o sea, ayer) tuvo lugar, en Montevideo, la fiesta del Bicentenario, que vino a sumarse a los festejos iniciados en febrero en el departamento de Soriano, y a los de mayo en la ciudad de Las Piedras. No me voy a poner a analizar aquí la pertinencia de la celebración del Bicentenario, ni qué estamos festejando si no son 200 años de la Independencia sino del comienzo de la gesta independentista, y que cómo va a ser Artigas la figura central  si  el mero hecho de la existencia de este país indica que los ideales de Artigas nos los pasamos por el forro del poncho y lo bien que hizo Don José en irse a vivir al Paraguay y en mandar mudar tuitos a la puta. De esos intríngulis histórico-histéricos que se ocupen los historiadores, antropólogos y opinólogos, que de esos hay bastantes; tampoco me voy a ocupar de los festejos, y que si había de todo o no, que no hubo murgas, que faltó Rada, que por qué La Vela y no la lámpara de bajo consumo y que si mi abuela tiene un biombo o carece por completo del citado adminículo*. ¿De qué carajo me voy a ocupar entonces? Pues de quejarme, que para eso soy uruguaya mal que me pese, y que por lo mismo tengo un blog y al que no le guste que se remita al nombre del mismo**.
La cuestión es que los festejos comenzaban a las 4 de la tarde en cuatro escenarios simultáneos, todos ellos ubicados en el Centro, lo suficientemente cerca unos de otros como para recorrerlos sin morir en el intento ni tener que entrenarse como para una maratón; la propuesta artística era variada y para gustos diversos -no rompan de nuevo los parches diciendo que no había murgas, que yo no tuve nada que ver con la organización, y para el caso tampoco había cumbia villera ni música de cámara-, pero como fuera, yo no tenía intenciones de ir, pero sí de seguir la fiesta desde la comodidad de mi casa, ya que la iban a transmitir por TV.
Llegué a las 5 de la tarde, y prendí la tele con la esperanza de ver aunque más no fuera el final de la actuación de Las Pelotas, que abría uno de los escenarios... Pues eso mismo: transmisión ¡las pelotas!, ya que ninguno de los canales de aire o de TV para abonados pasaba nada de nada. Prendí entonces la PC, entré a la página del Bicentenario, y allí un anuncio muy colorido decía “la transmisión televisiva comienza a las 21 horas, ¡abombada!” Bueno, lo de abombada lo agregué yo, pero sé leer entre líneas. Tras un rápido cálculo mental concluí  que, para las 21 horas, ya muchos de los espectáculos habrían terminado, y recontraterminado, muchas gracias. Con la fe un tanto mermada, a las 21 volví a instalarme frente al televisor, y ahí fue que comenzó mi verdadero calvario, y el de tantos televidentes de aquí y de allá, porque me consta que la transmisión fue seguida por orientales y occidentales, que de todas partes vienen sangre y coraje.
Veamos… ¿Cómo andan para la aritmética, nivel jardinera de 3 años? Si hay cuatro escenarios, y cuatro canales de aire… ¿Cuántos escenarios le tocan a cada canal? Pues bien, la transmisión era una solita, y todos pasaban un ménage à quatre, que dejó insatisfechos a todos, en la más democrática de las pésimas decisiones. ¿Cómo decirlo de manera clara y sin resultar ofensiva para los organizadores y tanta gente que trabajó con denuedo para transmitir la fiesta? ¡¡¡NO VIMOS UN PUTO CARAJO!!!! Que un fragmentito de la actuación del Cuarteto de Nos, que un fragmentito de la de Malena Muyala, que un fragmentito de la de Drexler… y mucha parla de periodistas, figuras políticas y la madre que me parió. ¿Era necesario tener un panel de cuatro periodistas*** -uno per cânalis- en un pseudoliving en la Plaza Independencia además de los cuatro movileros, también uno de cada canal, en sendos escenarios? Como si fuera poco, los periodistas del living tenían invitados, el Presidente de la República, la Senadora/Primera Dama, un antropólogo y una historiadora. Muy rico todo, las opiniones de los cuatro son interesantísimas, pero ¿eso es la fiesta? ¡Un panel se puede armar cualquier ocasión, pero Gilberto Gil actuaba solamente esa noche, y los integrantes de Rumbo tal vez no vuelvan a encontrarse en sus vidas, o lo que es aún peor, en la mía! En un momento llegamos a ver los siguientes fragmentos: la emotivísima “A redoblar” de Rumbo (¡Snif!!!), la declaración del expresidente Batlle (¡#@€*&!) y “El viejo” de la Vela Puerca… No, no es joda, ni es un adelanto de la próxima película de Emir Kusturica, no señor, borrará duras muecas pintadas sobre un frágil cartón de silencio we are fantastic va caminando sin rumbo lleva la calma del vagabundo.
No emitiré comentario alguno acerca de la marioneta gigante que intentaban hacerla bailar candombe, el parto de la patria, las oservaciones de la pashadora (sic) y la torcacita voladora, que ya han corrido ríos de bits al respecto, como tampoco mencionaré la completa omisión de unquesea un fragmentito de la actuación de Bajofondo que según se dice dieron un espectáculo del más alto jardín (¡Cuac!). Tampoco diré nada acerca de los comentarios de la gente que sí fue, y que disfrutó como loca, porque todo estuvo  eso, espectacular.
 Ta, ya está, ya me quejé. No da para más, o sí, pero no quiero aburrir (aunque seguramente ya lo haya logrado).  Eso sí, tengo más que claro que en tanto no mejoren las transmisiones televisivas, el próximo festejo del Bicentenario no me lo pienso perder. Dos veces no me agarran de gila. 


*¿Caen los biombos en la categoría “adminículo”?

**Voy rumbeando hacia el periodismo deportivo: puse “el mismo” para no repetir “blog”

*** ¿Vieron que puse a Fernando Vilar en la categoría de periodista? La turca Mizrahi en estos momentos está pinchando con alfileres una figurita levemente parecida a mí



domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Querías actualizaciones...?

¡Tomá!
La actualización no la encontrarás aquí, sino ACÁ.
¿Dónde?
¡ACÁ!
Ah, ya me parecía.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Entre copas


Numerosos seguidores de este prestigiosísimo blog (bueno, tan numerosos como dos, Alvaro y CR), me enviaron afectuosos mensajes preguntando por mi paradero. Agradezco mucho su preocupación, pero la verdad es que mi alejamiento momentáneo del mundo blogueril se debió a que he estado ocupada -qué digo ocupada, ocupadísima- haciendo otras cosas, como por ejemplo, integrando la Selección Uruguaya de Fútbol y ganando Copas.

A las pruebas me remito:


domingo, 31 de julio de 2011

Antelísima Trinidad

Hace ya un tiempo Antel logró unificar sus servicios de telefonía fija, móvil e internet bajo un mismo/a nombre/empresa.
Lo que no pudo hacer aún es unificar las facturas, por lo que me siguen llegando a mi mismo nombre y a mi misma dirección mes a mes tres recibos diferentes por los tres servicios, en tres sobres también diferentes, en tres fechas distintas. 
Eso sí, todos con el mismo isologotipo.





miércoles, 6 de julio de 2011

¡Se vienen Los Putifos!

En una columna publicada siglos atrás, había planteado el tema de la incomprensible -e imperdonable- actitud de los distribuidores de películas, que en afán de andá a saber qué intereses (y hasta cierto desinterés por respetar a creadores y espectadores) les cambian el nombre a las películas al pasarlas de su idioma original al español. Para muestra, hay varias fábricas de botones, pero hoy elijo uno precioso: la película “Flickan som lekte med elden”, que aparentemente en sueco significa “la niña que jugó con fuego”, se la conoce en inglés como “The girl who played with fire” (la chica que jugó -o jugaba- con fuego) y en varios países de habla hispana como “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”; como en Uruguay eso es imposible porque soñamos con fósforos y nafta, y aquí se le llama “Millennium 2” y a otra cosa.
La cuestión es que Fernando Terreno, en su comentario recordó que las series también se las traduce de cualquier manera, y trajo a colación la a estas alturas mítica “La caldera del diablo”, que en realidad se llamaba “Peyton Place”. Ahora bien, aún cuando en Argentina y Uruguay se la llamó del mismo modo, la palabra “caldera” significa cosas distintas en ambos países, así que Fernando, andá pensando que para nosotros se llamaba lo que para ustedes sería “La pava del diablo”, lo que no negarás que le quita dramatismo.
Pero ese comentario de Fernando me recordó que durante décadas hemos sido víctimas no sólo del incomprensible e irrespetuoso cambio de nombres de los títulos, sino de los personajes de las series. Y ahí sí que agarrate Catalina, que en la serie original lejos de llamarse Katherine seguramente se llamase Mary-Lou.
La gente de mi generación creció mirando el Batman interpretado (¿O perpetrado?) por Adam West (sí, eso explica gran parte de la situación del mundo actual). La serie aquí se llamó así, Batman, y no “El hombre murciélago” (no me dirán que la versión en italiano, “l'uommo pipistrello”, no es una maravilla). Ahora bien, a estas alturas no le pincho el globo a nadie si revelo que en realidad Batman era la personalidad secreta del multimillonario Bruno Díaz, ¿no? Y que su fiel ladero Robin, el joven maravilla, no era otro que el talentoso Ricardo Tapia. Pues una se vino a enterar, con el devenir de los años, que Batman no era Bruno Díaz sino... ¡Bruce Wayne! Y el joven maravilla era Dick Grayson... ¡Santos ravioles de ricotta! ¿A quién se le ocurrió transformar a Bruce Wayne en Bruno Díaz? ¡¡¡Que dé la cara!!! Acaso los hispanoparlantes somos tan subnormales que no podríamos entender que el tipo se llamaba “Brus Güéin”?
No se cometió esa infamia, empero, con Clark Kent ni con Peter Parker, con lo que estamos ante un claro caso de discriminación inversa, seguramente derivada del hecho que Brus Güéin es un conspicuo miembro de la puta oligarquía, y no así los otros dos, porque otra hipótesis no se me ocurre.
Con los personajes de Disney se siguió un criterio esquizofrénico: algunos se siguieron llamando como en sus versiones originales (Mickey, Minnie, Donald, Daisy), pero otros incomprensiblemente fueron avasallados en su derecho a tener un nombre: Goofy pasó a ser “Tribilín”, Scrooge* McDuck, “Tío Rico” acá o “Tío Gilito” en España, los sobrinos de Donald Huey, Dewey y Louie  pasaron a ser “Hugo, Paco y Luis” (o –agárrense fuerte-  Juanito, Jorgito y Jaimito!!!)
Pluto, en cambio, permaneció así, cuando en realidad en español sería Plutón, nombre del dios romano del infierno y de un ex-planeta, descalificado por quién sabe qué hijo de pluta.
Similar destino corrieron los personajes de la Warner Brothers: el canario cabezón Tweety pasó a ser "Piolín", y el pato Daffy, Lucas. 
The Flintstones (algo así como "Los Pedernales") tenían como protagonistas a Fred y a Wilma, y a sus vecinos los Rubble ("escombro"), Barney y Betty. ¿Que de qué joraca estoy hablando? ¡Pues de los Picapiedra, cómo no se dieron cuenta!
La popularísima serie “Los locos Addams” (The Addams Family) es otro ejemplo de cualquiercosismo traductoril: Gomez, Pugsley, Wednesday** y Fester*** nos son totalmente desconocidos; en cambio, a Homero, Pericles, Merlina y Lucas  los ubicamos seguramente en seguida.
Ahora, lo del título: se anuncia en los cines el próximo estreno de la película The Smurfs , que relata las aventuras de unos personajes pequeñitos y azules de origen franco-belga, que no son otros que los popularísimos Les Schtroumpfs, que como todos habrán deducido, no son otros que Los Pitufos. O no veo por qué no, ya que estamos para traducir y adaptar como se nos cante, Los Putifos.

Poster de la película extraído de http://www.daemonsmovies.com/

*Scrooge, tacaño, amarrete
*Wednesday, miércoles
***Fester, úlcera, llaga 

miércoles, 29 de junio de 2011

Algo anda mal

Resulta que ahora hasta el Papa tiene tuíter y yo no soy capaz de escribir una línea desde hace un mes.

sábado, 21 de mayo de 2011

El Perico Alcasotro


                     


Esta canción es del artista argentino Higinio Mena, y en nuestro país la popularizaron el Choncho Lazaroff y José Carbajal, “el Sabalero”.  
¿A qué viene esta canción? ¡Pues que tuve la ocasión de conocer a un personaje “real” que podría ser el propio Perico Alcasotro!

La cuestión tuvo su origen en mi frustrada aventura en pos de conocer la laguna Merín, que pueden leer aquí. El viaje en lancha por el río Cebollatí no tenía como destino la desembocadura del río en la esquiva laguna, ya que no conseguimos compañeros de aventuras, pero sí acordamos mis amigas y yo en ir hasta la localidad de “Las limeras”, con una pareja que se animó a acompañarnos, bajo el timón de Daniel, de la Prefectura de La Charqueada. Daniel nos propuso llegar hasta allí, para conocer a José María, un personaje entrañable que vive en el monte junto al río, y a quien le encanta recibir visitas en su “casa”.


Desembarcamos en el Puerto Las Limeras, en donde estaba atracada la embarcación de José María, quien vive de cortar leña en el monte y de hacer hornos de carbón; la leña y el carbón son transportadas en su lancha y llevadas a golpe de remo los 8 km que separan Las Limeras de La Charqueada.
Allí nos encontramos con el anuncio de bienvenida:


Y caminando por el monte llegamos al “Campamento Los Mariachis”.

                           
Varios pescadores se quedaban durante la Semana de Turismo pescando y pasándolo bomba en el puerto, con la cálida hospitalidad de José María.

                            
Me contaron que los peces los mantienen vivos en unas jaulas plásticas bajo el agua, así los mantienen fresquitos. Igual, no solo de pescado vive el hombre, así que el día anterior habían cazado un tatú, del que apenas si quedaban unos bocados.
El propio Mujica se encontraba con ellos disfrutando de un descanso:

                                     
Gran admirador de nuestro Presidente, José María le puso su apellido al gato. Aunque también con él vive la simpática Píldora, que nos hizo fiestas y se dejó mimar de lo lindo.

                           
José María nos invitó a conocer su cocina…

                                    
...y su alacena!



José María tiene una quinta en la que planta de todo un poco: cebollas, zapallos, acelgas, maíz... así que cuando tiene antojo de puchero, es cuestión de ir a la quinta y cosechar lo que necesite.


Y para darle color al guiso, nunca está demás atrapar algún plumífero, para lo cual se vale de esta aripuca, que así se llama esta trampa:


Tras la visita guiada a su domicilio, José María nos llevó hacia el horno de carbón que estaba construyendo, a través de un sendero apenas visible entre la vegetación...


No negaré que me sentí un poco como un personaje de Quiroga...
En medio de la vegetación, vimos algunos de los árboles de cítricos que le dan nombre al paraje; nos dijo que algunos de esos árboles tienen más de cien años, y siguen dando frutos.


Tras una buena caminata a selva traviesa, llegamos al horno de carbón; en mi vida había visto uno, y realmente me sorprendió el laburito que debe llevar hacer uno, para tener luego que prenderle fuego y ver cómo toda esa madera se reduce a carbón...

Aquí lo vemos a José María con un coqueto
delantal de los vinos "Pueblo del Sol"

Según nos dijo, para optimizar su labor, hizo unos cruzamientos entre abejas y bichitos de luz, cosa de poder trabajar de noche. 

Volvimos luego al puerto, nos despedimos de los pescadores, de Mujica y de Píldora, pero no de nuestro anfitrión, ya que nos pidió que lo arrimáramos hasta La Charqueada, dado que tenía que hacer algunas diligencias por el pueblo, y era más rápido en la lancha a motor que ir remando.Eso sí, el bote había que llevarlo, de lo contrario no podría volver.


Al bote le había entrado agua, así que activó la bomba de achique: una botella de plástico de dos litros cortada, con la que fue sacando el agua del fondo de a poquito...
Resuelto el problema, enganchó el bote a la lancha de motor, y así se fue con nosotros hasta La Charqueada...



Hay una casa allá entre la arboleda 
en donde vive el Perico Alcasotro,
navegando sobre siete pilares, 
la acorralan despacio los agostos, 
las aguas grávidas de la creciente, 
le traen de vez en cuando los despojos, 
de alguna lancha de contrabandistas, 
es un misterio la vida de Alcasotro. 


Ya se le puede ver calafateando, 
alguna embarcación por los canales, 
con la espátula haciendo maravillas, 
la pipa entre la boca desdentada, 
y la camisa manchada de aceite, 
y la ansiedad mordida por los vientos, 
rachas de eternidad son sus silencios, 
hacha de un sol bestial mata en su cara. 

Dicen que dio una vez la vuelta al mundo, 
que otra vez se cargó cuatro gendarmes, 
cosa triste de ver que cierta gente, 
no hable bien de quien hizo algo importante, 
carajo no hay más ley que la de abajo, 
solo la ley del pobre al pobre abriga, 
que aquel que anda en malas con los retobados, 
es que anda en buenas con la policía

Cuando el tano le da a la verdulera, 
a él le gusta bailar con la Celina, 
y esa mañana de invierno o primavera, 
toda la isla entera se endominga, 
cuando su boina viene a los chinchorros, 
se arman grandes fritangas populares, 
crece un humo violento de chupines, 
que hace de surubíes y de bagres. 

Tarde ha apagado ya su sol de noche, 
se duerme entre sus gatos y sus perros, 
y su casa navega intensamente, 
como nave de sombra en los sauzales, 
tras su bote borrachas las anguilas, 
dicen que van bailando en el verano, 
mientras su pipa ya en el mediodía  
va timoneando el pavor de los caraos... 



  

sábado, 7 de mayo de 2011

Cómo hacer turismo en Uruguay y no morir en el intento: ¡Diga “33”!

Tercera parte

Tras nuestro periplo por la Quebrada de los Cuervos y por la ciudad de Treinta y Tres, nos dirigimos  a nuestro próximo destino.


Arrancamos temprano y salimos de la ciudad por la ruta 17, que atraviesa un precioso paisaje de pradera y monte,  que me dieron ganas de comprarme un terrenito ni bien consiga unos millones de dólares. El destino elegido era  “La Charqueada”, localidad situada a orillas del río Cebollatí, y que como suele pasar en nuestro país, no se llama “La Charqueada”, sino “Gral. Enrique Martínez”. El tema es que allá por 1870 se instaló en la zona un saladero en el que se preparaba carne seca, conocida como “charque” o “charqui”, de ahí el nombre por el que se conocía el lugar. Posteriormente el pueblo fue bautizado formalmente con el nombre de un General que luchó contra los ingleses y posteriormente por la independencia, pero ya sabemos que en este país nos gusta decirles a las cosas como se nos canta, y no como dicen los mapas, y qué.
La visita a La Charqueada era a petición mía, ya que la idea original de Laura era conocer la Quebrada de los Cuervos, como les conté en el primer episodio de esta saga. Hacía tiempo que quería conocer ese pueblo, y hacer la travesía del río Cebollatí hasta su desembocadura en la Laguna Merín, que más que laguna es un lago que compartimos con Brasil, y que no conocíamos.
Llegamos al pueblo en una preciosa mañana de sol, ideal para la actividad que teníamos pensada; recorrimos sus calles amplias y arboladas, y estacionamos junto al muelle.


La primera vista de la embarcación no nos alentó demasiado, pero… igual nos animamos a ir a la Oficina de Información Turística (quienes hayan leído las crónicas del viaje a Carmelo  no entenderán cómo seguimos creyendo en las citadas oficinas, pero la fe no tiene explicación racional). Nos atendió una señora muy amable que nos dio unos folletos lindísimos y nos contó de la balsa que cruza el río y va al Departamento de Rocha, y que de ahí hay que tomar no sé qué ruta y llegar a la laguna. Es decir, la información que nos daba no coincidía con lo que yo había averiguado en esta página web, que es de lo más completa.  Cuando se lo comenté, la señora nos dijo que sí, que eso era posible pero no ahí, sino en la Prefectura, y que habláramos con Daniel o con Santiago.

Hacia allá fuimos, y nos atendió una chica de lo más amable, que nos dijo que Daniel ya venía. Cuando llegó Daniel, nos explicó en qué consistía el paseo: recorrer el río en una lancha a motor, con diferentes etapas. Cuando nos dijo el costo de la primera, nos quisimos morir: ¡Era carísimo! Ante nuestras caras de decepción, nos dijo “la lancha lleva 10 pasajeros, ese es el precio total”, a lo que suspiramos aliviadas. Evidentemente, llegar hasta la laguna era lo más caro, pero dividido 10 era pagable, y valía la pena. “Bueno, ¿y a qué hora sale?”
“Ah, no hay hora. Cuando junten gente, me dicen y arrancamos.”
“¡Pero somos tres!”
“Ah, pero recién vino una gente que estaba interesada. Una muchacha bien alta.”
Y allí salimos a buscar a una muchacha bien alta entre la gente que visitaba el pueblo.
Cabe aclarar que siendo Semana de Turismo, y con cabañas y camping que estaban atestados, había miles de personas… Por suerte, la muchacha era altísima en serio, y la ubicamos en seguida. La cuestión es que a ella y a sus acompañantes  no les interesaba el viaje largo, así que no arreglamos. Por suerte, al rato apareció una pareja que quería ir solo hasta “Las Limeras”, pero igual aceptamos. No me llevarían hasta la laguna Merín, pero al menos recorreríamos parte del río. 


 Bajamos al muelle, nos pusimos los chalecos salvavidas, nos embarcamos y comenzamos a recorrer el río. Daniel demostró ser gran conocedor del río y un guía muy ameno.




A lo largo del paseo, nos encontramos con pescadores; se pesca tararira, bagre, pejerrey, mojarra.




Llegamos a “Las limeras”, pero lo que allí aconteció será tema para una próxima crónica.


La costa de Rocha muestra la bajante del río, consecuencia de la sequía del pasado verano.



De vuelta en el puerto, tras un paseo de unas dos horas, averiguamos con Daniel cómo era lo de cruzar el río en balsa y llegar a la laguna en auto por el lado de Rocha. Resulta que la balsa es gratuita y que sólo hay que recorrer 20 km, así que nos daba el tiempo para ir después de almorzar. ¡Iba a conocer la laguna Merín de todos modos!
Después de tanto río y tanto pescador, se imponía comer pescado, así que fuimos a “Lo de Mabel” (no vimos otro lugar, tampoco, solo los puestitos de tortas fritas y pasteles que pululaban por la rambla). El tema es que para que nos dieran bola en lo de Mabel, tuvimos que esperar una hora… más lo que demoraron en traernos el pedido, tras reclamarlo a una señora –no sé si era la propia Mabel– que nos destrató porque pretendíamos comer en su restaurante, y no veíamos que estaba lleno y no daban abasto. Por supuesto que hubo mucha gente que llegó después que nosotras y que comió antes, pero eso era lo de menos; al menos a nosotras nos trajeron lo que pedimos. Tras comer el pescado frito (estaba muy rico, pero no valía perder dos horas), y sin que mis amigas me dejaran pedir postre, porque  si no íbamos a pernoctar allí, nos fuimos al puerto a tomar la balsa que nos cruzaría hasta Rocha.



En la balsa pueden ir vehículos y  peatones; el cruce es gratuito, y se hace en un momentito.



Bajamos la rampa, y nos dispusimos a esperar nuestro turno.



Y esperamos. Y esperamos. Y esperamos.
La balsa estaba llena, pero no arrancaba.
Muy al rato, un señor que estaba en la balsa se acercó a nuestro lado y nos dijo que se había roto un cañito, pero que estaban viendo cómo arreglarlo.
La cola de vehículos que se había formado era tremenda; el tiempo pasaba, y al final vimos que era imposible cruzar, considerando que ya quedaban pocas horas de luz, y además del cruce había que recorrer 20 km para llegar a la laguna. ¿A qué hora íbamos a volver? Nos volvíamos esa misma tarde a Montevideo,  no era cuestión de hacer ruta muy tarde, y dado que solo Laura maneja,  no era justo que terminara agotada.
Entonces, recorrimos el pueblo, comimos unos ricos pasteles hojaldrados  y nos dispusimos a volver a casa.

Plaza Presbítero Monterroso

A orillas del Cebollatí

Gurisitos pescadores


Cuando ya arrancábamos, nos cruzamos nuevamente con Daniel en la entrada del edificio de Prefectura; nos preguntó amablemente qué tal la laguna; le dijimos que no habíamos podido cruzar porque se había roto la balsa, y para la hora que la arreglaron ya teníamos que volvernos a Montevideo. Con asombro, nos preguntó: "¿Y por qué no fueron con la otra balsa? Hay otra 2 km más arriba". ¡¡¡Había otra balsa y nadie nos dijo nada!!!
Así que nos quedamos sin conocer la laguna Merín. Laura,  Mónica  y el rojito me prometieron que me van a llevar en otra ocasión.
Y ahí veremos.
O no.