jueves, 28 de febrero de 2008

Duiuspiquínglish?


Para mi tía Mima, que vive protestando por el uso excesivo e innecesario de la lengua de Shakespeare.

Finalmente, te vas a comprar una camisa nueva. Ya era hora. Eso de salir a repartir lástima con el cuello y los puños gastados no da para más. Con paso firme te dirigís a una tienda y ahí nomás, en la entrada, te detenés dubitativo ante el cartel de sale. Seguramente hay otro cartel que dice entra, pensás. No, no lo hay, my dear. Inmediatamente, otro anuncio llama tu atención: 30% off. ¡Qué tendrá que ver chorizo con bicicleta, o para ser precisos, porcentaje con repelente de insectos! En pleno uso de tu resignación, te decidís a entrar. Te atiende un solícito vendedor, que entre otras cosas, se interesa por tu talle. Esa la sé, 48. No, darling, tu talle tiene que ser small, medium (que sospecho te faculta a hablar con los muertos) o large, que el empleado pronuncia “smol”, “mídium” y “laarch”, respectivamente, aunque no sepa ni una shit de inglés. Y después viene el asunto de los colores, porque como era poco lío con el chocolate y el pistacho, que para vos siempre fueron gustos de helado, te ofrece camel. No, gracias, dejé de fumar. Al final terminás comprándote una corbata, que seguramente no usarás nunca pero no requiere un nivel mínimo de First Certificate para comprarla. Y allá te vas con tu camisa gastada y tu decepción de estreno, porque viviste toda tu vida convencido de que Invasiones Inglesas habían terminado en 1807.
Cualquier día de éstos un vendedor me va a agarrar revirada, y al primer “smol” que me largue, le voy a descerrajar una puteada en un inglés tan exquisito y refinado que haría sonrojar al más rudo de los estibadores de Southampton.
And that’s all, folks, que eso que está sonando el ringtone de mi celular... tengo un short message service en el buzón de entrada.

sábado, 23 de febrero de 2008

El ello, el yo y el superyó (que soy yo todos esos)


Bueno, que al final me animé. Ahora, ajo y agua. Que se hagan cargo Rossana, Germán, la Flaca y mi tío Eduardo. ¿Vos no escribís? ¿No tenés blog? ¡Dale! ¿Por qué no tenés blog? ¡Cómo no te vas a animar, con ese humor que tenés, con lo bien que escribís, con lo lindo que dibujás...! AGRANDADORES DE LOROS, eso es lo que son. Que una ya tiene bastante con una autoestima que tiende a cero, una enorme capacidad de autoflagelarse y meaculparse y de creerse que lo que una hace, dice y es no le interesa a nadie. A veces pienso que mi neurosis mejoraría con el psicoanálisis, pero en seguida me doy cuenta que a ningún psicoanalista le puede importar lo más mínimo mi ello, mi yo y mi superyó, y me los guardo. Ah, claro, después están las máscaras, y las armaduras, esas que permiten salir al mundo real y enfrentarlo con sonrisa de azafata y aires de superada, que más de uno se los cree, nomás. Pero acá no puedo ponerme la máscara, porque me impide ver bien el monitor, así que me la saco. No sé qué saldrá de todo esto. Por quejas, dirigirse a sus propios blogs, que para quejarse en este, estoy yo.





Por qué no tengo un blog


Decime de qué se trata, que me opongo. Qué horrible eso de vivir dentro de la computadora. Que ya es vicio. ¿Computadora? No, no tengo. Y de ahí una retahíla de injustificables argumentos de por-qué-una-es-una-mejor-persona-si-no-tiene-computado-ra que yo esgrimía hasta hace unos años. Y un buen día me di cuenta que necesitaba ese artefacto demoníaco para trabajar, y me compré una computadora –eso sí, con escáner, impresora, frigobar y microondas-, con la firme intención de usarla sólo para armar trabajos para mis alumnos, archivar planificaciones y enviar algún que otro mensajecito a los cuatro o cinco amigos que ya tenían PC por ese tiempo, y sin tener ni la más puta idea de cómo prenderla pero con una testarudez y una fuerza de voluntad dignas de mejor causa, me encerré con ella en mi cuarto durante un enero, la miré fijamente al monitor apagado y le dije: Date por dominada. La prendí, y ni bien se iluminó su monitor color de 15 pulgadas, ronroneó su ventilador, me hizo dingdingding al abrir o cerrar un programa, que me entregué por completo a su embrujo. Me dominó por completo, me hechizó, me subyugó, me sometió a sus más oscuros designios, hizo de mí lo que quiso... En un plazo mínimo, sin hacer curso alguno ni siquiera de manejo-de-PC-para-imbéciles armaba presentaciones en power point, bajaba programas de todo tipo, me comunicaba con amigos virtuales en los anillos de Saturno... Dora –que así se llama- lleva ya siete años conmigo –y yo con ella-. Tenemos nuestros días, no lo voy a negar, que a veces me avisa que Esteprogramanorresponde o Memoriainsuficienteparainiciareseprograma y se queda como en trance, y yo la puteo, me rasgo las vestiduras, me cubro con cenizas y la reinicio de un saque, pero en definitiva esta adicción, esta relación sadomasoquista, esta obsesión me ha hecho enormemente feliz. I know, it’s only rock’n’roll… but I like it. Y ya estoy en ese punto en que no voy al cine si antes no vi avances de la película, leí quince entrevistas al director y leí dieciocho comentarios de críticos y aficionados y no soy capaz de hacer un huevo duro si no leo al menos cuatro recetas distintas. Y me bajo novelas y las leo, y me actualizo en páginas de ciencia, y me informo de cómo van las cosas en Kosovo, y escucho música, y juego, y supe tener una página de viajes y tengo una en la que subo mis garabatos, y leo y comento en los blogs de mis amigos. Por eso no tengo un blog. Para no vivir pendiente de la computadora.

Digestión Química y Mecánica

Esto del blog lo vengo procesando desde hace años; bueno, desde que las bitácoras, weblogs, diarios online, comenzaron a difundirse urbi et orbi. La idea me seducía –si seré una mina triste y desgraciada que últimamente sólo las ideas intentan seducirme – pero a la vez me daba cosita. Bueno, no voy a inventar al Dr. Jekyll y a Mr Hyde ahora, pero como que algo de eso había. Dale, animate, que ese humor satírico que muchos dicen que tenés puede gustarle a más gente... Que vos escribís bien, clarito, sin faltas de ortografía y con una sintaxis más que respetuosa... Que hay cada boludo que tiene blog... Que cómo voy a tener un blog, si es lo único que me falta para estar prendida a la computadora 25 horas al día... Que estoy segura que al segundo día ya no tengo más nada que decir... Que igual a nadie le importa y lo bien que hacen. Y fue allí cuando aparecieron los émulos de Mr Hyde, no ya en mi cerebro cuasi esquizofrénico, sino de cuerpo presente. Y Rossana primero, la Flaca después y luego Germán, que tienen sus preciosos blogs en este lugar sagrado donde escribe tanta gente, insistieron, e insistieron, y al final me decidí a pegarle una mordidita a la idea, la mastiqué y la insalivé, la saboreé, la deglutí, y permití que la digestión siguiera su curso, hasta que la idea fue absorbida y aquí anda ella, circulando por mi torrente sanguíneo, infiltrándose en mis neuronas. Y en estos últimos días, la idea comenzó a tomar forma, y fui creando una introducción absolutamente genial para el blog, y un título creativo y provocador, pero como soy de digestión lenta, no registré nada de nada, ya ahora que finalmente mis dedos golpetean el teclado y la idea comienza a corporeizarse, lo que queda de ella es sólo esto. Que ya todos sabemos cómo termina todo proceso digestivo que se precie.