lunes, 14 de enero de 2013

EL GRAN SUR O LA SOLEDAD Y EL ARTE



Encantada con la idea de una Bienal de arte en Montevideo -por fin- esperé su inauguración con ansias. Las locaciones elegidas para las muestras me parecieron un acierto, porque además de ver las obras expuestas, se podrían visitar edificios emblemáticos. Así que, a poco de inaugurada, fui en diciembre, junto con un grupo de amigos. La idea era, por un lado, ver la muestra, por otro, juntarnos un rato, y por qué no, disfrutar de algunas obras y reírnos socarronamente de otras.
No llevé cámara, pensando que no se podrían sacar fotos, por lo que saqué unas fotitos pedorras con el celular (bah, lo digo como si yo pudiera sacar otro tipo de fotos). Cristina que sí fue con su cámara, sacó unas cuantas, que luego compartió.
Decidí entonces volver en cualquier momento con mi cámara, cosa que hice en la tarde de hoy. Llegué poco después de las 4 a la Casa Central del Banco República (la muestra abre a las 14:00 hs.), y lo primero que me llamó la atención fue que no estuviera abierta la puerta principal, así que entré por una de las laterales, que estaba custodiada por varios guardias, como es natural en la sede de un banco que además aloja una muestra de arte. Una vez adentro, en donde había más guardias tras un mostrador, me dirigí al Gran Hall, como perico por su casa. No había nadie. Cuando digo nadie, digo eso: yo sola con la muestra. Ni público, ni guardias, ni guías, ni curadores, NADIE. Extrañada, y a la vez un poco molesta -no se puede dejar que entre cualquiera que sea capaz de tocar/estropear alguna de las obras- procedí a volver a ver las exposición, y a sacar todas las fotos que quise, con la mayor tranquilidad, ya que nadie se me cruzaba por delante de la cámara. Debo decir que hasta me produjo cierta indignación que las luces estuvieran apagadas, lo mismo que los monitores que exhibían videos; me parece que se le falta el respeto al artista y a su obra si ésta no está presentada adecuadamente. 
Cuando terminé de ver y fotografiar la muestra, me fui, con esa mezcla de extrañeza y comodidad. Al salir, vi el cartel de la entrada, y allí encontré la frase reveladora que explicó mi completa soledad: LA MUESTRA NO ABRE LOS LUNES.



Más información sobre la Bienal: http://www.bienaldemontevideo.com/