sábado, 16 de octubre de 2010

Aserca de la ortografia en el uso del idioma espaniol

Claro que la idea no es mía, y ni siquiera es nueva, pero eso es lo que hay, valor. Lo que sí es mío y nuevo es el texto que leerás a continuación, producto de los comentarios que generó la última columna que lleva por título "¡Respetemén el hidioma, carajo!" y en la cual abordé el tema de los errores sintácticos, gramaticales y hasta geográficos que se cuelan en algunas pautas publicitarias radiales, sin que ninguno de los cien responsables de las mismas se dé cuenta.
Allí apareció un comentario firmado por "El Toto", en el cual este misterioso individuo reclamaba el derecho a "hablar y escribir como el orto", sin que yo acierte a entender qué tiene que ver el orto, es decir, la salida de un astro, con los derechos, a menos que se interprete orto en el sentido griego de "recto", significado que comparte con el término "derecho".
La cuestión parte de la calidad de viva de la lengua (en este caso me refiero al idioma español, por si alguno agarró para el lado de los tomates), que hace que continuamente cambie y evolucione según se vayan incorporando nuevos modismos y otros vayan cayendo en desuso. Puestas así las cosas, puede ser que algo que hoy nos suene mal, en un futuro no muy lejano sea aprobado por la Real Academia de la Lengua y todo el mundo lo use sin que a nadie se le frunza nada. Y así como en un momento la f le dio lugar a la h, y ya no decimos fermoso, sino hermoso, quién te dice que muchos de los horrores ortográficos actuales no sean aceptados como norma el día de mañana.
Y en las líneas que leerás a continuación justamente tiro algunas ideas de cómo podría ir transformándose el idioma español en breve.
Para empezar, si hay algo que no sirve ni para avisar quién viene, es la h. Todo muy lindo con el origen de la letra, pero de aora en más no la utilizaremos al escribir, ya que no la usamos para nada al ablar. Claro que la h es necesaria para que acompañe a la c, ya que juntas representan el sonido necesario para decir: "Che, qué chijete está entrando por la ventana... ¡Me está dando un chucho!" Pues propongo que, en esos casos, usemos sólo la h, porque para qué usar dos letras si con una alcanza.
Y aora que dije dos y uno, a partir de este momento, cuando aya que escribir números, escribiremos números, así que me corrijo: para qué usar 2 letras si con 1 alcanza. Y ya que estamos, eliminemos los números ordinales que son dificilísimos y nadie los entiende: "Septuagésimo quinto Congreso de Pediatría", "Sesquicentenario de los ehos istóricos de 1860", pasarán a ser "75 Congreso de Pediatría" y "150 años de los ehos istóricos de 1860".
Corríjanme si me equivoco, pero salvo en España, las letras s, c (cuando va seguida de e o de i) y z se pronuncian igual, así que ¿para qué tres letras? Los ermanos españoles en poco tiempo pronunsiarán todo como lo asemos los demás ispanoablantes, que después de todo, es cuestión de acostumbrarse. La c seguirá en curso para representar el sonido fuerte, y lo ará no importa qué vocal siga a continuasión: ca - ce - ci - co - cu variarán sólo en funsión de la vocal, y ya de paso eliminamos la miedosa q, una letra ce exige siempre estar acompañada por una u sin ce ésta tenga vos ni voto.
Ablando de vos y voto... ¿Alguien realmente pronunsia de modo diferente la b y la v? ¡Basta! Con una sola b nos arreglamos perfectamente, cé tanto melindre. Y terminemos también con la pabada acella que indica que tras una n no puede ir una b... ¡Bamos! No le beo inconbeniente alguno a usar la dupla nb.
Otras letras que lleban a permanente confusión son la g y la j... más aún cuando acella se usa con sonido fuerte. De aora en más, sólo se usará en su sonido suave, sin ce sea nesesario ce la siga u alguna: los ejércitos godos comandados por injeniosos jenerales e integrados por brabos jinetes gerreros, bensieron a los romanos en la Batalla de Adrianópolis.
Y ya que escribo batalla... ¡Eliminemos la molesta doble l de una buena bes! Caramba, si es lo mismo la y, lo afirmo como Yolanda que me yamo. Eso sí, en los casos en ce la y ba sola o al final de una palabra i suena como i, usaremos la i del puntito, como es natural, ai ce ser mui tonto para no darse cuenta.
La letra ce biene a ser algo así como el buce insignia de nuestro idioma es, obbiamente, la ñ: tanto es así ce asta en el idioma se yama "español", como para ce le cede claro a todo el mundo. Es una letra presiosa, con ese moñito ce yeba arriba... Pero en los tiempos ce corren, con esto de los teclados i los teléfonos selulares (a los ce en Espania se les yama "móbiles"), la enie tiende a desapareser... I como se pronunsia casi casi como ni, cé problema nos bamos a aser por tener ce sonarnos la naris con un pecenio paniuelo.
Otro problema frecuente ce se nos presenta con el uso de los teclados es el uso del tilde, o de la tilde, esa rayita inclinada ce ni eya misma sabe cé sexo tiene, si es él o eya. Dejemos de usar tilde, ce lo unico ce ase es complicar a cien escribe... Se me dira ce el significado de una palabra baria enormemente segun yebe o no tilde, a lo que respondere ce ai ce ser mui nabo para no darse cuenta ce no es lo mismo una cosa ce otra: si el omisida ultimo de dos balasos a la bictima, se sobreentiende ce para eyo utiliso un rebolber, no ce iba a rebolber el cafe con la cuharita; si desimos ce Ramon tenia una tenia, entendemos ce supo alojar en su intestino a una presiosa solitaria. Como muestra, basten 2 botones, i si no te cedo claro, te invito a tomar el te i te lo explico.
La x es otra letra problematica... como cien dise, sirbe solo para los rayos X, porce en la pronunsiasion da lo mismo sustituirla por otras dos letras de uso mas frecuente, ce son la c i la s; no por eyo perderemos la ecselensia de la pronunsiasion. O tal bes podriamos usar la x para sustituir la incomoda doble c, i solo en esos casos axidentales.
Con respecto a la doble r... propongo ce la dejemos tal cual esta, i ce siga enfatisando a la r simple en el medio de las palabras... justamente es la rr una de las caracteristicas ce ase ce nuestro idioma espaniol sea tan beyo i tan rico.  

sábado, 9 de octubre de 2010

¡Respetemén el hidioma, carajo!


Está bien con que el español sea una lengua viva, que se vaya adaptando a los tiempos que corren, que tome color y sabor locales en cada región en la que se lo habla, que vaya evolucionando, y la mar en coche, pero con eso de hacer lo que a una se le cante en el quinto forro del culo con el idioma, no estoy tan de acuerdo, sabelo, amistá.
No suelen molestarme los errores que las personas comunes y corrientes cometemos al hablar, a veces por falta de conocimiento, y a veces de puro apuro, nomás, que no todos tenemos por que ser miembros de la Sacrosanta Real Academia Española de la Lengua, no se jorobe nadie. Los que sí me irritan y mucho son los errores, verbales o escritos, que aparecen en los medios masivos de comunicación, y no sé si es que yo cada vez estoy más quisquillosa, o realmente cada vez se habla peor; en particular me sacan de quicio los horrores que se cometen en las pautas publicitarias.
A ver si logro ir al grano: hasta el más culto de los hablantes puede cometer un error al decir algo, pero me resulta inadmisible cuando la metida de pata se comete en cadena: desde que se propone una idea para promocionar la venta de agujeritos para regadera hasta que una escucha la pauta publicitaria en la radio, la ve en la televisión o la lee en un diario o revista, ¿cuántas personas trabajan en ella? Seguramente más de una. ¿Nadie se da cuenta del error? ¿Nadie corrige?
Entonces, puesta en la censurable tarea de censora, no por culta ni letrada, sino por simple usuaria del idioma español, paso a descargar mi irritación en los párrafos siguientes, así que están a tiempo de salir corriendo.
Para muestra, cuatro botones de pautas publicitarias radiales que me perforan los tímpanos en estos días:

Los ascensores suben, pero también bajan

La publicidad radial de Ascensores Delta plantea un diálogo que se establece entre una mujer que va bajando en un ascensor, y un hombre que pretende subir:
-¿Sube?
-No, baja.
-Ah, pensé que sube.

¡No me digas! ¿Así que "pensaste” que “sube”? ¿No será acaso que “pensaste” que “subía”? Pensé que sabías conjugar bien los verbos, pero me equivoqué.

Llamen a la emergencia

Una pauta radial de Emergencia Uno resulta de lo más poética, y me encantaría (aunque estoy afiliada a una empresa de la competencia) si no fuera por: “...te pedí que me escuches, y me entendiste...”
Te pedí que me escucharas cuando dimos ese tema en clase –dijo la maestra- pero no me entendiste...

Andá a sacar la tarjeta

Imposible no toparse con Natalia Oreiro las 25 horas del día, los 8 días de la semana, y la campaña multimedia de Tarjeta ANDA; casi tan imposible como no toparse con una sucursal de ANDA, si “hay una cerca tuyo”.
Si en lugar de haber una sucursal cerca “mío” hubiera una “cerca de mí”, tal vez sacaría la tarjeta...

Para trópicos, los de Henry Miller

La campaña de TAM Airlines propone viajes a París, Nueva York, y Brasil, en una serie de pautas radiales que me resultan sumamente irritantes, pero no se trata de eso; justamente, la que ofrece vuelos buenos, bonitos y baratos al país vecino, comienza diciendo: “Debido a su cercanía con el trópico del Ecuador...”
¿Dónde queda ese trópico, Monsieur Paganel*? A los ecuatorianos no les alcanzaba con tener el paralelo más famoso del mundo, que se apropiaron de uno de los trópicos. ¿Los lamentables incidentes que ocurrieron en Ecuador en estos días se habrán originado por este motivo?
Una pena que Henry Miller se haya muerto antes de completar la trilogía.

Y tras averme hautoimbestido como Catón el Senzor, me boi despidiendo de todos hustedes.
A cido un plaser, como ciempre.


*Jacques Paganel, geógrafo de profesión, es un encantador personaje de la novela "Los hijos del Capitán Grant", de Julio Verne

sábado, 2 de octubre de 2010

¡Te juro que es mi primera vez!


O al menos, eso creo




Me refiero a que esta es la primera vez que recomendaré una serie de TV en este blog: en los dos años y pico de su existencia, he abordado los más variados temas, pero a menos que me equivoque, esta es la primera vez que utilizaré este medio de comunicación para hacer una recomendación de este tipo. En mi vida cotidiana real sí soy de recomendar libros, películas, obras de teatro, y seguramente más de una vez recomendé una serie, pero no lo hago en el blog, porque para eso hay gente que lo hace habitualmente, y mucho mejor de lo que jamás podré hacerlo yo.
Podría decirse que en la actualidad la caja boba está más estúpida que nunca, pero no es tan así, o al menos eso creo; cada tanto se rescata algún buen programa, o como ocurre en este caso, una serie que, en mi modesta opinión, es lo más parecido a la excelencia que he visto en los últimos años (digamos, en los últimos 43).
Se trata de "Treme", una serie que emite el canal HBO los sábados por la noche; la primera (y por ahora única aunque no última) temporada consta de 10 capítulos de una hora cada uno, cuya emisión ya finalizó en Estados Unidos, su país de origen, pero que en América Latina se está emitiendo por estos días. Se me dirá que no todo el mundo tiene TV para abonados, y yo diré que si estás leyendo estas líneas es porque tenés acceso a una computadora con conexión a internet, y que hay otros medios para ver TV sin tener TV, aunque parezca que ambos conceptos no tienen nada que ver entre sí, y sin que por ello yo esté fomentando pecado alguno.
Me enteré de la existencia de "Treme" por medio de un programa de radio, que ya que estoy haciendo recomendaciones gratis aprovecho para recomendar, que es "Efecto mariposa", y va de lunes a viernes de 14:00 a 16:00 en Radio Uruguay, 1050 AM, conducido por Daina Rodríguez (y elenco), y del que me hablara hace un buen tiempo el últimamente desaparecido de los blogs Corto Maltés. Tal es el entusiasmo que despertó esta serie entre los conductores, que le dedicaron un programa entero; en esa ocasión entrevistaron a Hernán Casciari (¿Necesita presentación?), que estaba como loco, por decir lo menos.
El propio Hernán en su columna "Espoiler" de El País de Madrid, dice:  

"Quise esperar a ver el segundo episodio deTreme para hablar de la serie. Me refiero a la nueva criatura de David Simon y Eric Overmyey que HBO emite desde hace dos lunes. Tal lo prometido, el piloto nos vuela la cabeza: durante ochenta minutos nos sumergimos en la Nueva Orleans pos-Katrina, conocimos un puñado de sus habitantes, los vimos bailar y sobre todo escuchamos su música.
Todavía restan ocho episodios de esta pequeña joya de la que ya me enamoré... "




¿Y de qué va esta serie? Tremé (así, con tilde) es un barrio de Nueva Orleans, habitado principalmente por afroamericanos y crèoles, con una larguísima tradición musical. La serie comienza 3 meses después del huracán Katrina, que devastó la ciudad. Miles de muertos, y de desaparecidos, miles de desalojados cuyas casas fueron destruidas por la catástrofe, y un gobierno -tanto a nivel estatal como nacional- que se muestra tan ineficiente e inoperante como poco interesado en reconstruir la ciudad destruida. 




Pero no todo está perdido para un grupo de gente que quiere volver. Volver a sus casas, volver a encontrarse con sus familiares y amigos, volver para enterrar a sus muertos, volver para que su historia, sus raíces, sus tradiciones no se pudran bajo las aguas. Y queda la música. Porque en Tremé la música redime, la música sana las herida, la música fortalece.






Entonces, cada capítulo va contando las pequeñas historias de unos personajes entrañables que tratan  de seguir peleando porque están profundamente convencidos de que Nueva Orleans vale la pena. Y cada capítulo es un espectáculo del jazz más visceral, más increíblemente bello que se pueda escuchar. 






Una producción impecable, directores de primera (tiro el nombre de Agnieszka Holland como para que le vayan tanteando el peso) y unos actores de lujo que le dan vida a esos personajes tan queribles, hacen que una quiera que cada capítulo no se termine más.




No sé si con toda esta cháchara embolante lograré convencer a alguien para que se enganche a ver la serie, pero no me parecía justo andar disfrutando por ahí yo sola cuando podía compartir el goce.
Y para terminar, un souvenir: un videíto con la presentación de la serie. Parlantes al mango y a bailar por la calles de Tremé!