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En la última entrada, publicada el 20 de marzo, abordé el tema del spam, por el enojo que me provoca que llenen mi casilla de correo electrónico con ofertas de porquerías que no me interesa comprar y por la incredulidad que me genera el hecho incontestable de que haya gente que las compre. El spam es también conocido como "correo basura", pero esos términos no necesariamente significan lo mismo, porque el spam viene de remitentes desconocidos a los que una no les da su dirección de correo, en tanto que muchos correos basura vienen de personas que una quiere, y a la que les confió su dirección por razones afectivas.
Por los comentarios que en esa ocasión dejaron varios lectores, puedo arriesgar la siguiente conclusión: jode más el tema del correo no deseado de remitentes conocidos que el spam, dado que para evitar este último hay filtros, en cambio contra los mensajes de parientes y amigos, no los hay.
Bueno, con este exordio aburridísimo lo que pretendo hacer es abordar el tema de las cadenas que nos llegan por correo electrónico.
Las cadenas son mensajes de origen desconocido, que recorren el mundo al ser reenviados por múltiples usuarios. Suelen ser anónimos, aunque a veces vienen firmados, sin que eso sea prueba de nada, porque hasta una abombada como yo puede armar una presentación en formato power point con unas fotitos, firmarlo como Ketty N. Porta y hacerlo circular.
¿Qué tipo de mensajes son? Ah, los hay de diversos tipos, que intentaré clasificar torpemente más abajo. El contenido suele ser de escaso o nulo interés para mí y para todos los que nos quejamos de ellos, pero evidentemente le encantan a muchísima gente, de lo contrario se hubieran extinguido hace rato como los trilobites y las esperanzas de Malvín de ganar la Liga.
Entre otros problemas, amén de la innegable falta de interés, están lo "pesados" que son (varios megabytes en algunos casos) por lo que demoran en bajar, y retrasan la bajada de mensajes más importantes, al menos para una, y la manía que tiene muchísima gente que reenvía esas cadenas de no borrar las direcciones de remitentes anteriores ni la de sus destinatarios, con lo que por allí andan circulando la dirección de una por todo el mundo, y después me quejo del spam y de dónde sacaron mis datos los proveedores de Viagra y los estafadores nigerianos.
No arrojaré la primera piedra, porque lejos estoy de estar (parece un verso de una canción de Diego Torres) libre de pecado: yo he reenviado mensajes de ese tipo, lo hago y seguramente lo seguiré haciendo. A mi favor alegaré que he recibido a vuelta de correo comentarios favorables agradeciendo el envío, y no sólo borro las direcciones que aparezcan y los envío con copia oculta, sino que, con la irritante neurosis obsesiva que me caracteriza, muchas veces los edito. Sí, incrédulo lector: corrijo faltas, saco efectos que me resultan insoportables (como los textos que van cayendo letra por letra o los innecesarios revoleos de fotos) y he llegado a rearmar archivos pps dejando sólo fotografías que me parecieran bellas, sacándoles por completo el texto que las acompañaba (que más que acompañarlas, las acosaba) y la musiquita de fondo, que generalmente no tiene nada que ver y encima pesa una tonelada. ¿Qué mensajes me gustan y reenvío? Los de manifestaciones artísticas originales, los de fotografías o videos que me resulten interesantes, curiosos o bellos, los de pautas publicitarias ingeniosas, y algunos más. Aquí pongo un ejemplo de mensaje en cadena que me gusta recibir y reenviar:
Compañía de danza Pilobolus
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Hecha la confesión, comenzaré a arrojar mis piedras con la conciencia tranquila.
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Clasificación somera y para nada exhaustiva de los mensajes en cadena que más me joden
1) La vida de los demás es muchísimo peor que la tuya, así que si no hacés algo por revertir esa situación sos de los peores ejemplares del género humano, que ya es decir
En esta categoría caen los mensajes del estilo de la niña enferma: se trata de una nena (generalmente estadounidense) que tiene dos años y medio desde hace quince, y que padece una terrible enfermedad, cuyos padres están desesperados, como es natural. Cuantas más veces sea reenviado el mensaje, más dinero le llegará -no acierto a ver cómo- a esta atormentada familia, lo cual permitirá solventar el costoso tratamiento médico. Este tipo de cadenas suele rematarse con una frase del tenor "si no reenvías este mensaje, es porque no tienes corazón". ¡Totalmente falso! Si careciera de corazón, la sangre no le llevaría oxígeno y glucosa a mis células, en particular a las de los músculos del dedo índice de la mano derecha, que es el que uso para hacer clic sobre el botón del ratón y eliminar esa truchada.
2) La vida es un embole, el laburo apesta pero tanto tu jefe como el mío son unos pelotudos y no se dan cuenta que usamos el correo de la empresa para divertirnos con chistes más pelotudos que ellos
En esta categoría caen las series interminables de chistes de Jaimito, de gallegos, verdes, sexistas, etcétera.... (los chistes de etcétera son los que más me gustan). También aquí caben las fotografías ¿eróticas? de hombres en bolas, que tienen muchos más esteroides que cerebro, en poses supuestamente seductoras (imagino que le pueden resultar seductoras a un caballero decididamente homosexual o a una dama heterosexual y absolutamente desesperada, pero lo que es a mí no me mueven un pelo). Suelen estar acompañadas de comentarios pretendidamente humorísticos, como que esos pelotudos de 25 años son huerfanitos que buscan que una los adopte. (Sigo prefiriendo los chistes de etcétera.)
3) La vida es una jungla plagada de peligros, y vos sos un/a infeliz incapaz de darse cuenta de ello, y más aún de defenderse, menos mal que te llegan estos consejos
En general son mensajes dirigidos a mujeres, con el objetivo de ayudarnos en la ardua tarea de andar por el mundo sanas y salvas. Los consejos van desde evitar usar labiales de la marca Hotlips porque aumentan un 205% la probabilidad de tener cáncer labios a qué hacer si una es secuestrada y metida en el baúl de un auto. Dentro de estos mensajes figura el de extremar las precauciones en los cines, no sea cosa que al sentarse una se ensarte una aguja con jeringa y todo infectadas con VIH, lo que al parecer ocurre todo el tiempo, pero no en los cines que yo voy, en donde los riesgos mayores son agarrarse una hipotermia porque el aire acondicionado está puesto a -10º C, o que la película sea espantosa.
Una subcategoría la integran los anuncios alarmantes de terroríficos virus que te prenden fuego el disco duro, el blando y el masomenos: "Si te llega un mensaje con un archivo que dice..." y ahí aparece una serie de posibilidades, a cual más pelotuda, como fotografías de la antorcha olímpica o de Fidel Castro -vivo o muerto-, seguidas de una advertencia grandota: “¡¡¡NO LO ABRAS!!!” y la promesa de que si lo abrís se desatarán todos los males del mundo, cual caja de Pandora pero sin esperanza. Jamás me llegó un archivo de esos, aunque sí decenas de veces recibí la advertencia.
4) La vida es una pura mierda, pero depende de ti que deje de serlo; todo es cuestión de actitud: el paraíso está en tu interior
Aquí se incluyen los falsos mensajes de Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges u otro escritor de indiscutible prestigio, que son de una cursilería tal que ninguno de ellos podría haber escrito jamás ni en joda y borracho. Evidentemente, los hay con mensajes verdaderos de prohombres de la filosofía consumista como Paulo Coelho o Jorge Bucay, faltaba más. También están los mensajes zen, feng shui u otra filosofía oriental (aclaro que oriental de la China, la India o zonas aledañas, no oriental de Orientales, la Patria o la tumba) con sabios consejos acerca de la vida misma, o leyendas edulcoradas con moralinas empalagosas. Suelen estar acompañados con unas fotos preciosas de cascadas o atardeceres y una soporífera musiquita new age.
Una subcategoría dentro de cómo hacer que tu vida sea infinitamente superior es la de los mensajes que hablan de las propiedades medicinales de los alimentos: comer achicorias tres veces por semana mejora la vista, consumir semillas de ajonjolí en ayunas mejora la circulación, los brotes de cáñamo hervidos alivian el dolor de muelas del juicio, y así podría seguir nombrando vegetales que no dudo sean fáciles de conseguir en cualquier mercado de Ulan Bator, pero acá nos tenemos que conformar con las propiedades del nabo, que es lo que hay, Néber.
Hay muchas categorías más, pero esto me quedó larguísimo...
Si reenvías esta columna a todos tus contactos en los próximos 10 minutos, algo maravilloso te ocurrirá. No cuesta nada intentarlo...¡No falla! Ruby Keene de Brundidge, Alabama, la reenvió y esa semana encontró en la vereda un billete de lotería premiado, y se hizo millonaria.
Donald Peterson, de Grand Forks, North Dakota, no la reenvió, y esa misma tarde fue fulminado por un rayo.
Si decides reenviarla, las bendiciones de San Bill Gates de los Milagros te alcanzarán a ti y a tu familia.
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