Si hay algo que ha cambiado radicalmente desde que yo era niña hasta ahora, es el mundo. No porque yo tenga taaaaantos años, sino porque un buen día me desperté en medio de la revolución tecnológica. Entonces, ese mundo que era más o menos igual desde hacía décadas, se transformó en otra cosa. La aldea global, se dijo en un momento. Y una fue tratando de adaptarse, y en eso está. Y hay gente que decidió quedarse como estaba, y ahí sigue, como si estuviera detenida en el tiempo, cuando no militando en contra de lo inevitable.
La cuestión, sin embargo, que más se ha modificado, en mi modesta opinión, es la de la infancia. Ser niño no es lo que era. Y a eso voy. Mi infancia, esencialmente, no difirió demasiado de la de mis padres, a excepción de la presencia de la televisión, porque yo pude disfrutar todo lo que brinda esa maravillosa tecnología en cuatro canales y a todo blanco y negro. No todo el día, claro, primero porque los canales no operaban las 24 horas, cómo se te puede ocurrir, sino porque en gran parte de mi niñez, durante la dictadura, la tele empezaba como a las 6 de la tarde (no sé bien a qué hora terminaría, porque me tenía que acostar temprano, como hacíamos los niños antediluvianos). Pero además, una no miraba demasiado la tele porque programas para niños había muy pocos (dibujitos animados, básicamente, y Cacho Bochinche; el Chavo llegó cuando yo tenía como 10 años) y porque jugábamos afuera.
Los niños ahora conviven con varios televisores (me olvidé de decir que antes lo usual era tener un solo televisor por casa, ubicado en el living) obviamente en colores, con una amplísima variedad de canales (¿Cuántos hay? ¿Cien?) durante todo el día y con una enorme diversidad de programas para ellos. Bueno, hay una cantidad de canales para niños, con programas específicamente para público infantil, y por supuesto, con toneladas de publicidad dirigida hacia los pequeños consumidores. Así es que nenes que aún no caminan ni hablan conviven con los Backyardigans, Bob el constructor, Dora la exploradora, Hi 5 y Lazy town. Aprenden los colores, la hora, a contar, a comer saludablemente, a reciclar, a hacer ejercicio físico, a reconocer notas musicales, a lavarse los dientes... Y eso está buenísimo, claro... pero la infancia queda limitada por una pantalla de 21 pulgadas. Y a eso agreguemos que los gurises nacen con un mouse en una mano y un joystick de playstation en la otra (estimado lector: si no has entendido esta última metáfora, te recomiendo que te agarres fuerte, porque de lo contrario, en el próximo giro del planeta, te caés.) Y los teléfonos celulares, que cada niño tiene el suyo, y si no lo tiene, en breve Papá Noel o los Reyes se encargarán de solucionar esta carencia.
Entonces... volvemos a lo que planteé en el comienzo: nada ha cambiado más que la condición de niño. Una fue niña de vereda y de patio, de tres meses de vacaciones de verano al aire libre, compartidas con los chiquilines de la cuadra, con la única condición impuesta de ser niño y tener ganas de jugar, corriendo carreras de bicicletas -sin que importara la marca ni nada, bastaba con tener una, propia o prestada- haciendo guerrillas de agua, jugando a la escondida metiéndose en jardines vecinos, jugando a ladrones y policías... Saltar a la cuerda, jugar a la rayuela, a la ronda, a Martín pescador me deja pasar... O juntar unas piedras y jugar a la payana... Nunca jugué a la tapadita ni a la bolita, esas eran cosas de varones... Sí juntaba figuritas... Del álbum “Vida y Color”, por ejemplo, o del de Disney, que tenía figuritas con brillantina.
Teníamos patio grande, con un parral de glicinas, donde estaban el tobogán que me habían traído los Reyes y la hamaca hecha por un tío para uno de mis primos, que después fue mía, y después de mi prima, y después.... El tobogán servía también para jugar a las casitas, y hacíamos unos tés verdes con las hojas de la glicina. Cuando llovía, o en el invierno, cuando había que quedarse adentro, unas cuantas hojas y unas crayolas, y ya estaba, o las muñecas, a las que les hacía ropita con mamá, o la casita de muñecas que me había hecho mi viejo (recuerdo claramente el inodoro que había tallado en espuma plast, así chiquitito); los juegos de mesa, las damas, el ludo, las cartas... los rompecabezas y los juegos de encastre (al día de hoy me siguen fascinando los puzzles) y, por supuesto, leer (siguen siendo mis mejores vacaciones, estar panza arriba leyendo), aquellos libros de la Colección Robin Hood, de tapa dura amarilla... “Mujercitas”, “Aquellas mujercitas”, “Hombrecitos”, “Los muchachos de Jo”... O los de Julio Verne, o los de Alejandro Dumas (éstos tenían cubiertas como de papel con dibujos muy coloridos, muy ajadas por las decenas de manos de parientes de generaciones previas que los habían leído...) o los que nos prestaban en la escuela... “El mago de Oz” lo leí así... Y las revistas, por supuesto! Toneladas de Patoruzito, el Pato Donald o lo que fuera. A los 12 años una llevaba leídas miles y miles de páginas. Y mi tía, divina ella, que cuando estuve con varicela me leyó “Alicia en el país de las maravillas” todo de un tirón...
¡Y las cometas! En otras partes se llaman barriletes, y en el litoral uruguayo, vaya a saber uno por qué razón, pandorgas... Se podían comprar, claro, pero eran mejores las que hacíamos nosotros con cañas cortadas en el campito de enfrente, y que morían irremediablemente enredadas en los cables de la luz al poco rato de remontar vuelo...
Mis tías abuelas vivían en una quinta en La Tablada (donde ahora es el complejo de viviendas Verdisol, cerca de los accesos a las rutas 1 y 5, y de la planta de Ancap, hace 30 años eso era todo campo, y no me equivoqué, dije 30 y no 300) en donde primero mi abuela y sus hermanos, después mi mamá y los suyos y sus primos, y luego mis primos y yo jugamos entre las viñas y los pastizales, y andábamos en carretilla, y nos trepábamos a los árboles. ¡Y andar en la caja del camión de mi tío Adolfo! Toda una aventura. Por no decir lo de andar en tren, que un viaje de Montevideo a Minas llevaba el mismo tiempo que si se iba caminando...
Entonces, cuando veo ahora a los niños estresados con tantas actividades extracurriculares, niños obesos o con sobrepeso, niños hipertensos, niños con tendinitis por el excesivo uso del mouse y del joystick, niños con anorexia o con bulimia... me viene tremenda nostalgia. Y por eso, cuando veo a unos gurises corriendo atrás de una pelota en algún campito, o una cometa que se remonta allá en lo alto, o me encuentro con una rayuela dibujada en una vereda, creo que los almanaques decidieron rebelarse ante la revolución digital y se pusieron a dar vueltas y más vueltas para atrás...
34 comentarios:
Soy el primero que rinde su admiración ante tremenda explicación de la vida en una de sus faces? Bueno, es coherente con mi admiración por su autora
El título resume el sentimiento que despierta este post en mi. No te quedó nada afuera. No te quedó ni una sola expresión librada al azar porque cuando es el corazón el que habla, poco importa la forma.
Nostalgia de lo vivido. Nostalgia de lo que fue. Nostalgia y miedo a que se pierda lo auténtico. Nostalgia y más nostalgia de aquella infancia que día a día el mundo se encarga de tapar, de opacar con ruidos y colores, con aparatos y carencia de afectos.
Tengo dos hijos y todos los días de su vida, formo sus cimientos que la sociedad me tira sin piedad. Todos los días desde hace siete años, valoro lo que tuve y lo que no. Todos los días, busco que la creatividad le gane la batalla a la tecnología, a lo "todo listo", a la frialdad del mundo.
Como verás Andrea, también siento nostalgia por aquella infancia que tan celosamente ha quedado guardada en mi memoria.
Te abrazo.
Sil.*
Qué lindo:)
Me encanta que hayas hablado de la infancia, justo es este momento que tengo conflictos en mi blog al respecto jiji.
A mí tb me da nostalgia eso de crecer con pasto al rededor, trepar árboles, jugar en la vereda. Tuve la suerte de criarme en una casa antigua, con un jardín enorme, lleno de flores, árboles, bicicletas, patines... y es duro no poder darle a los niños hijos lo mismo que uno tuvo. Yo creo que si pudiera lo haría, y podría evitar que la avasalladora tecnología arrasara en sus vidas. De hecho lo hago lo más que puedo, pero bueno, ellos vienen diferentes, no hay vuelta, saben de tecnología, la entienden, les gusta... y eso no estaría nada mal si se pudiera contrarrestar con todo lo otro. Y es difícil. Es una pena. Y cada uno debe luchar por hacer lo mejor que pueda con sus críos. Te mando un beso grande.
Guacha, este es un posteo del carajo. Nadie diría que sos todavía una pendeja. Parece una descripción de nuestra infancia, la de los viejitos como yo. Tal como dice Vachi, trato de que las nietas se rompan la crisma en el fondo de casa y junten caracoles y vivan historias ahí, en contacto con la tierra, pero claro, ellas son de otros tiempos, son digitales, pero quiereo creer que se pueden las dos cosas. Se puede.
Creo que estamos pudiendo y el resultado es cualitativamente muy superior. Yo soy un viejo de mierda y junto las dos cosas. Ellas pueden hacerlo todavía mejor.
Un posteo precioso Andrea.
Mirá que estás vieja che.
¡Opa! ¡Cuántos comentarios ha despertado esta entrada!!!!
Juan Pascualero: ¡Gracias! Andabas medio perdido últimamente, pero no pudiste resistirte a la invitación de remontar una cometa en el campito!
Sil.*: Yo no soy mamá, pero imagino que en estos días, ganarle a las pantallas, a la comida chatarra, al consumismo y a los miedos, debe ser una lucha constante... pero vale la pena!!!
Dale, vamos a arrancar mandarinas en el árbol de la quinta!!!
Vachi: ¡Uy, a vos también te tocó ser mamá en la era del microchip y la papa chip!! La tecnología es excelente, yo la adoro, pero claro, me tocó de grande, después de muuuuuuuuuuuuchas rodillas raspadas...
Dejo de lado un ratito el Photoshop, y vamos a jugar conplasticina, te parece?
¡¡¡Papá, papá, el Santi me dijo "guacha"!!!!
Vo, es en serio, mi infancia se parece mucho más a la de mi madre (que es bastante mayor que vos, no te hagas el fósil) que a la de los gurises actuales.
Vos sabés que yo adoro a mi com(puta)dora, pero no por eso dejo de desconectarme (un ratito) para escuchar el canto de los pájaros (por suerte, vivo en la periferia, y eso abunda, además de algún gallo y alguna cabra que otra). Y seguro que está buenísimo juntar las dos cosas... el problema está cuando no se juntan, y tenemos gurises que viven estresados, con tendinitis y con un colesterol que ni sumados el tuyo y el mío juntos alcanzan ese nivel...
¡Vamos a pasear en carretilla, dale!
Dale, me prendo si después cortamos unas cañas para la cometa. Ya tengo el papel y el hilo y de paso, además de las mandarinas, llevamos unas galletitas y jugolín para el pic nic en el campito te parece?
Sil.*: "...del abuelo al chiquilín / todos toman jugolín..." Y las galletitas podrían ser "...choco choco choco chocolate, chiqui chiqui chiqui chiquilín..."
Me voy a remojar un rato en formol... ¡¡¡Jijiji!!!
"Chocolate por fuera y merengue de corazón:/Ricardito...Ricardito...."
jajaja.Me emocionaste.Justo hoy que ando de lágrima fácil. Cuánta sabiduría hay en tu post de hoy y cuanta nostalgia también.
Mis hijos disfrutaron muchísimo del enorme fondo que hay en mi casa: se hamacaron debajo del ciruelo,asaltaron el tanjerino, se tiraron por el tobogán regalado por los padrinos Santi, Bea y Gabi, ubicado debajo del sauce; rodaron en el tanque sin fondo, y rieron a carcajadas en el subibaja que también daba vueltas y se convertía en calesita. Eso lo hacían con muchos amigos que venían al fondo y con los que también hacían -Mariana,digo- casi todos los fines de semana pijamas party.(Me estoy por poner a llorar de nuevo, eso ya pasó). Un día le dije a ÉL:"¿Te fijaste que estos niños no tienen cicatrices de las lastimaduras con cascarones?"...Respondió Él:¿"Como van a tener lastimaduras con cascaritas si nunca se caen sobre el cemento o el pedregullo, nunca juegan en la vereda ni en la calle?". Tenía razón y yo casi me muero; pero se criaron en una época en que ya era peligroso niños chicos solos en la vereda, yo no les sacaba los ojos de encima.
Tu infancia no fue diferente de la mía; la única diferencia que veo es que yo TV color tuve siendo adulta. Respecto a los juegos, gran parte de los amigos que hoy tengo en mi blog me los gané con uno de mis primeros post,titulado "Y vos,¿a qué jugabas?".Terminó con la publicación de una antología creada colectivamente de juegos de antaño. Ése es un tema que no deja indiferente a nadie.Hasta K se emocionó.Aplaudo esta entrada tuya, de pie y con la mano en el corazón. Un beso.
Ah, me olvidaba: yo tomaba la leche con Pilán.
Flaca: ¡Qué rico, un Ricardito!!! Jijiji, mi primer novio se llamaba Ricardo, pero a estas alturas prefiero el de chocolate por fuera y merengue de corazón (será porque medio que lo tengo prohibido, a lo otro no me lo han prohibido todavía!)
Qué bueno que tus hijos, que son relativamente chicos todavía, hayan tenido infancia de hamaca y ciruelo y tobogán y subibaja...
Lo de la inseguridad actual es tremendo... esta semana, a unos alumnos míos (unos grandulotes de 15 años, que tienen unos lomos que parecen de 20), les robaron a mano armada las mochilas y los celulares mientras jugaban al fútbol en el campito a dos cuadras del colegio, a pleno mediodía!!! Imaginate, como para dejar al nene de 5 jugando con el triciclo en la vereda...
"...los años de la infancia pasaron, pasaron, la reja está dormida de tanto silencio..."
Andrea querida; ayer, como era el cumple de mi nena,(que es unos añitos mayor que vos,)leímos con el Santi, en un intervalo de la cuchipanda Homérica, tu última entrada. Con tiempo quiero comentarla. Hay cosas tan parecidas a pesar de la enorme distancia en años de tu infancia y la mía, que solo se explica por los padres que te tocaron y por vivir en la periferia. Sos una fuera de serie
Bueno, ahora que se viene la Primavera para estas costas solitarias e ignotas, estaría bien hacer un desafío bloguero para salir a remontar cometas manufacturadas por los amiguitos al estilo antiguo.Papel de cometa,hilo de cometa, engrudo de harina, (nada de cascola)cañas de castilla o tacuara y con diseños blogueros. Un concurso blogocomético, allá por el Molino de Pérez. Llevamos unas cervecitas y unas vianditas y estamos hechos piedra. En cada cometa debe lucir la dirección web del blog.
Qué les parece. Yo creo que voy a empezar la mía.
Besos.
Santiago
Tata: seguro que tu infancia y la mía (incluso las de tus nietos, me atrevería a decir) se parecen entre sí... El cambio profundo se produjo hace poquitito... Y sí, puede que el hecho de vivir en la periferia haya influido...
Santi: ahora, y por un par de meses, voy a estar tapada de trabajo y, lo que es peor, careceré por completo de tiempo libre, pero cuando todo termine, sacaré fotocopias de "La pedagogía del aburrido", y con ellas haré mi cometa!!!!
Yo no sé hacer cometas, pero me pasé la infancia viendo cómo se hacían. También viendo cómo se remontaban. En mi casa las fabricaban mi hermano y mi padre, pero a mí no me dejaban ni tocar las cometas y barriletes que hacían.Me tenían para que les preparara el engrudo (mezcla que servía para pegar, hecha con harina y agua) y para que les cortara los retazos de la cola. Cuando jodía mucho revoloteando y opinando alrededor, me fabricaban una porquería chiquititita con el papel y las cañas sobrantes.Era una cometa simbólica,porque no volaba. Cuando por fin llegaba el domingo en que mi padre y mi hermano salían a remontar con los del barrio yo me quedaba llorando a mares. Me decían que yo no podía ir porque era cosa de varones.
Como ven, es muy probable que mis traumas presentes tengan algo que ver con esa bruta diferenciación de género que hacía mi padre y con la angustia por los barriletes perdidos.
Así que al Molino de Pérez NO VOY a remontar cometas. A no ser que quieran seguir profundizando en mis traumas infantiles y me quieran llevar para que les sirva la cerveza.
Flaca: yo no recuerdo cómo hacer una cometa... así que puede ser una excelente ocasión para que vos aprendas a hacerlas, y para que yo recuerde cómo se hacían...
Olvidé decirte que parece que compartimos el gusto por los valcecitos romanticones. Sin embargo creo que la versión de Adriana Varela es mejor. O será que yo soy hombre... Pensá lo que quieras.-
En Sto. Pepe, yo era un gran "pandorguero". Tengo una en especial que batió todos los records. Era la señal de Batman (y no necesitaba "cola")Comiencen a temblar competidores.-
Pobres de ustedes. ¿que tipo de pandorga, (eu so da frontera, falo portuñol)quieren? Barriletes, estrellas, bombas?. Pueden ser con flecos y roncadores. Y que el pscualero no saque pecho. Puedo llevar cajones o baúles, que se remontan sin nesecidad de ponerles cola, y soy capaz de enseñarles a mandarle cartas por el camino del hilo, o a jugar a los cortes, como le decíamos en mi pueblo, poniéndoles en la cola una hoja de afeitar. Acà le llamaban jugar a los tajitos. Y a darle al tiro del medio la longitud según quisiéramos remontara más o menos alta, de acuerdo al viento reinante.
Juan: ni que hablar que yo tiemblo, nunca fui pandorguera o como se diga... A lo sumo, remontaba alguna con mucha ayuda de mi viejo...
Con respecto a los cantantes, quedate vos con esa gata, que más que cantar, ladra... A mí dejame con la voz melodiosa de Horacio Molina, que me encanta...
Jijiji!!!
Tata: lo de remontar baúles debe ser algo digno de verse.. ¿De roble, tal vez? Jijiji!!!
Y hay gente que decidió quedarse como estaba, y ahí sigue, como si estuviera detenida en el tiempo, cuando no militando en contra de lo inevitable...
que doble sentido le puedo dar a esto!!!
En fin, el posteo esta muy bueno, muuuuy nostalgioso del carajo, te digo que si te tomo en serio esto me deprimo para toda la zafra porque la verdad a veces me apena lo que veo y vos describis aca, lo que mas me jode es el tema de como pesan hoy las marcas en la infancia , es impresionante como eso tienen de incorporado los pendejos hoy, me preocupa obvio por razones paterno filiales pero a veces creo que es casi como luchar con molinos de viento, igual te dire que algunos apuntes de lo q hablamos el sabado ya tenia en mente para tratar de que en algo se pueda mitigar este modelo consumista.
A pesar de que me llevas vos y los demas algunos años yo tambien vivi cosas como las que aca se mencionan: cometas, naves espaciales y demas...
Ahora, lo mio fueron los gobots, los thundercats y mazinger Z, a lo sumo y que volveria a ver hoy y me hace sentir nostalgia Erase una vez el hombre, y de hoy rescato el surrealismo dada de Bob esponja, fijate si sera bizarro que hasta lo acusan de gay, esto es kultura animal!!!!......
Ah, y a Peter Capusotto haciendo de emo no te lo cambio por nada, olvidate que como dice el Indio: El futuro llego hace rato...
¿Y cómo anduvimos con el curso?...
Fede: andá aprontándote para cuando el enano te exiga pañales Huggies, porque no quiere usar los de la pañalera de acá a la vuelta!!!!
Los nenes ahora nacen con un pan lacteado Bimbo bajo el brazo... y un i-phone en la mano!!!
Flaca: Bien de Biela!!!
¡Qué te parió!...¿Viste cómo podían?...Ahora a inscribirse para el concurso y de ahí al trono. Un abrazooooooooooo. Y esto lo vamos a festejar en carne y hueso.
Hola pendejos!!!!!
Aquí viene la voz de la experiencia pre tele y pre todo.
Actividades típicas de un niño un poco atípico de los 50:
- Comer alóe y pasarse una semana escupiendo.
-Subirse a la higuera, mancharse todo con leche de higo que picaba como la gran puta y después caerse
y romperse todo.
-Ser picado por legiones de bichos peludos, verdes y negros, algunos ya extimguidos. También escolopendras.
-Comer tallos de poto que son cáusticos que da miedo y pasarse otra semana escupiendo.
-Llenarse los bolsillos de langostas, lombrices, isocas, víboras ciegas, caracoles y otros bichos asquerosos.
- Cagarse a trompadas con el más delincuente del barrio por una rana de mierda.
-Incendiar el cañaveral del fondo mientras emitía el grito de Tarzán ante la alarma de todo el barrio.
-Subirse a los techos para mirar a las vecinas bañándose por la banderola del baño.
-Robarle los clavos al zapatero del barrio.
-Jugar a los torneos medievales, con lanzas de caña, inspirado por Ivanhoe y clavárselas en serio a los contrincantes.
-Colgar de un hilo un guante negro relleno de algodón y pasándolo por entre las ramas de un árbol, al caer la noche, bajarlo delante de la cara de los paseantes, eligiendo preferentemente a los más ancianos y con más probabilidades de accidentes vasculares.
-Jugar a los doctores con las vecinitas para reconocer los caracteres sexuales primarios y secundarios, compensando así el silencio paterno y la falta de educación sexual.
-Canjear revistas de historietas como un poseído.
- Y lo más "cool" de todo, descomunales campeonatos de paja en el baldío de la cuadra.Con las cometas se divertía más el Tata que yo.
Nunca se milita en contra de lo inevitable, todo es posible, la lucha es lucha y en persistir, no renunciar hay algo demasiado noble para ser comprendido y aceptado. Nuestro amigo Don Quijote nos dejo una gran enseñanza al respecto, junto a su amigo Sancho cuando luchan contra los Molinos de Viento, una lucha imaginaria, una metáfora increíble, sobre la evolución tecnológica del hombre, sobre el hombre que prefiere soñar a vivir en la realidad.
Estoy de acuerdo contigo, ser niño ya no es lo que era, y eso es culpa de este mundo globalizado, moderno, aburrido, aséptico e indecoroso. Sabes que me parece lamentable, es que ahora, en la era de lo digital y virtual, uno no aprende de los errores, ni a los golpes como antes, ahora tenemos infinitos canales, infinitas vidas por vivir, los errores los arregla la computadora, el corrector de faltas de ortografía del procesador de textos, la cuenta la hace la calculadora de plantilla de cálculos, en fin, que podemos esperar si el mundo cubrió al niño de cosas imaginarias, de comodidades demenciales que lo vuelven un alienado y alguien frágil y dócil, sin saberes reales, solo prestados, sobre temas permitidos.
Con tu relato me has dejado pasmado, va, demasiado melancólico, eran bellas épocas, voy a transcribir, para aquel que no tiene ganas (y me parece bien) de irse hasta mi rinconcito y leer allí un texto de Mario Pergollini y Eduardo de la Puente (conductores de radio y televisión argentino para lo que no lo conocen). Transcribo el texto, el audio esta allí por si quieren oirlo de su voz, se lo recomiendo a todos aquellos que quieran entristecerse un poco y recordar mucho lo que fue nuestra niñez (http://hologramablanco.blogspot.com/2008/04/te-acords-mario-pergollinieduardo-de-la.html), esta que tan bien cuenta Andrea en esta entrada fantástica.
¿Te acordás?
¿Te acordás de aquel tiempo en que las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico “Ta Te Ti suerte para mí”?
Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple “pido gancho!”
Los errores se arreglaban diciendo simplemente “va de nuevo”.
Las discusiones terminaban con un “pan y queso”, o con un “biennnnnnnn!”.
El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces “no debo”.
Tener mucho dinero, sólo significaba poder comprar mas provincias jugando al “Estanciero”, o comprarte un helado, o un paquete de palitos salados en el recreo.
Llenar un frasco con hormigas podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde.
Siempre había una forma de salvar a todos los amigos, y bastaba con un grito de “piedra libre para todos los compañeros”.
No era raro que tuvieras dos o tres “mejores amigos”.
“Es muy viejo…” y así te referías a cualquiera que tuviera mas de veinte años.
Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades a causa de un “¿a que no te animás?”…
No había nada que fuera mas lindo y prohibido que jugar con fuego, a pesar de que algún mayor te amenazara con que “el que juega con fuego a la noche se hace pis”.
“El último es cola de perro” era el grito que te hacía correr como un desaforado, hasta que sentías que el corazón te salía del cuerpo.
El Poliladron era sólo un juego para los recreos, y era mucho más divertido ser ladrón que policía.
Las bombitas de agua eran la más moderna, eficiente y poderosa arma que se había inventado.
La desilusión era haber sido elegido último para el equipo de tu escuela.
Venenosa se refería solo a un tipo de “mancha”, y no a ciertas alimañas o algunas personas.
Para viajar desde la tierra al cielo, sólo tenías que jugar “rayuela”.
La red de una cancha de tenis tenía la altura perfecta para jugar un partido de voley y las reglas… no importaban demasiado.
“Verdad / Consecuencia”….si eras nena siempre elegías el color amarillo, ya que sólo te preguntaban si era verdad que te gustaba…….en cambio si eras varón, siempre e indefectiblemente elegías el color rojo… y ahí nomás pedías un beso… en la boca.
Los hermanos mayores eran el peor de los tormentos pero también eran los más celosos, fieles y feroces protectores.
Haber llevado un arma a la escuela significaba que te habían atrapado con una onda de rulero.
Nunca faltaban los huevos de chocolate y golosinas que traía el conejo de Pascuas, ni el billete nuevo debajo de la almohada que te dejaba “el ratón Pérez”… todo a cambio de tus dientes de leche.
Guerra… sólo significaba arrojarse trozos de tiza y bollos de papel durante las horas libres… la guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder.
Los helados, por supuesto, constituían el grupo de los alimentos básicos y esenciales.
Tu bici se transformaba en una poderosa moto sólo con colocarle un cartón duro, o una chapita o una bombita de agua inflada entre los rayos de la rueda…
Si tu bici tenia el asiento banana… bue… eras el capo máximo de la cuadra.
Cambiar figuritas en el patio del colegio…. si eras de los más chicos siempre aparecía uno de los grandes y te decía que te daba un toco de figuritas por una tuya… Claro, lo que vos no sabías era que esa que tenías en la mano era la más difícil del álbum.
Las situaciones… raras las llamábamos “afilar”, “atracar”, “bailar, cheek to cheek”, “chapar”, “contigo pan y cebolla”, “corto con”, “ir a más alto”, “franelear”, “fulana/señorita”, “fulana gusta de”, “fulano habla con”, “largaste o te largo?”, “me arreglé con”, “pirovar”, “te vino?”, “eso”, “vos te dejás?”.
Si ustedes pueden recordar la mayoría de estas cosas entonces significa que realmente han estado vivos…. que han tenido una infancia feliz y que el niño que todos tenemos adentro todavía sigue vivo.
Por lo menos yo….. me acuerdo de todo eso.
A todos nos viene bien tener siempre en mente esos tiempos en que todo era distinto.
Preservemos siempre ese pedacito nuestro en el que todavía somos niños, porque es el que nos hace relacionarnos entre nosotros y con la vida de una forma más pura y más honesta.
Ésto se lo dedicamos a … cualquiera de nuestros amigos… que necesita un pequeño descanso en su agitada y estresada vida de adulto…
Y que el último grite: “¡¡¡¡PIEDRA LIBRE PARA TODOS LOS COMPAÑEROS!!!!”
Así nos salvamos todos.
Te dejo un fuerte abrazo.
HologramaBlanco
Andrea vos ya sabes lo que pienso yo de esto, mis años de gurisa fueron años de pelota, árboles y cometas.
El finde estabamos sentados en la costanera y mirabamos el contraste de los gurisitos que pasaban con 10 u 11 años con ropa de última moda, anteojos de sol, celular y mp4 conectado y justo enfrente nuestro una familia con dos chquilines y una cometea, corriendo tirandose en el pasto muertos de risa.
No se que es mejor ni que es peor, seguramente los que son niños ahora escribiran dentro de un tiempo que buenos años aquellos en los que andabamos con el celu y anteojos camiando por la rambla....pero para mí no hay como las tardes del campito.
Hablando de nostalgias...TE EXTRAÑO LOQUILLA! ¿Todo bien? I hope!
Tá, que mañana paso again!
Te abrazo fuertón!
Dónde andás junagransiete!!!¿Te vamos a tener que esperar hasta las vacaciones de primavera?
A todos los que visitan este blog y a todos los que dejan sus comentarios: Gracias, gracias, gracias por estar allí y por enriquecer este espacio (vo, Santi, lo tuyo supera con creces "La arboleda perdida" de Alberti!!!!)
Sepan que he leído y disfrutado mucho sus aportes, pero estoy tapada, abrumada, saturada recontrapodrida y ainda mais con el trabajo y con el concurso, y a eso se debe mi distinguidísima ausencia.
Si sobrevivo a este jueves y viernes (que son unos verdaderos días de miércoles), volveré...
Queda hecha la amenaza. Digo, la advertencia. Digo, la promesa.
Ya no sé ni lo que digo.
¡Besotes y abrazotes!
Andrea
Vuelva y "sea millones", amiga!
Le dejo abrazo y solidaridad!
Como siempre maravilloso!!que bien que escribis!!
Como ya dije antes la nostalgia no es lo mio.
Si algunos recuerdos lindos y mucho agradecimiento por la vida, con todo lo bueno y lo malo que tiene.
abrazo
Mh, quise llegar temprano a leer el nuevo post "viernero", pero llegué demasiado temprano. Ni uruguaya parezco che...
:)
Besito
Sigo pasando, pero nada... Me asusta un poco... ¿Está todo bien?
Besos
Susana: temo volver y ser sillones!
Dejamuchacho: gracias por los elogios!!! Otro abrazo para vos.
Vachi: el viernes es joven aún... Jijiji!!!
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