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Un buen día, no hace mucho tiempo atrás, comencé a darme cuenta que los prospectos de los medicamentos venían en blanco, que los envases de yogur ya no traían la información nutricional y que algunos novelistas tenían un estilo tan críptico que no entendía nada. Había llegado la hora de ir al oftalmólogo y de comenzar a utilizar anteojos, y lo que es peor, había llegado la hora de asumir el viejazo. Eso de seguir presumiendo de adolescente pasados hace rato los 40 no daba para más, particularmente a nivel ocular. Hasta hace muy poco tiempo, podía leer hasta con los ojos cerrados las letritas más chiquititas sin problema, pero ya no. Las letritas más chiquititas se habían esfumado.
Saqué hora para oftalmóloga, y allá fui. Mientras estaba en la sala de espera, se acercaron dos promotoras de sendas ópticas que me vieron cara de andar necesitando anteojos -sospecho que estar en la sala de espera de un oftalmólogo leyendo un libro que me lo ponía a la altura de los tobillos para poder descifrar lo que decía ayudó bastante- y me dieron unos folletos con tentadores descuentos, no por ser yo, como pensé en primera instancia, sino porque era socia de esa mutualista, como decía en letra grandota.
Tras la consulta y la revisación, salí del consultorio con la indicación para hacer los primeros anteojos "para ver" de mi vida. Fuera de la mutualista, estve tentada de dirigirme a una de las ópticas de los folletos y encargar allí los anteojos, pero me contuve: siendo trabajadora, se supone que tengo derecho a subvención; mejor, averiguaría primero.
Cuando llegué a casa, llamé al teléfono de consultas del BPS. Tras varios intentos fallidos, finalmente me atendió una contestadora automática muy amable que me dio una serie de opciones, que fui digitando en mi teléfono, además de haberme solicitado que también ingresara mi número de cédula de identidad, no fuera cosa que un individuo no identificado se le ocurra gastar los recursos del Estado escuchando una grabación telefónica. Finalmente, la contestadora me informó que tenía 13 minutos de espera.... Estaba tentadísima de cortar e ir a una óptica cualquiera y pagar de mi bolsillo, pero andá a saber si no me cubrían parte del costo y me salvaba de un gasto grande. Así que esperé estoicamente durante 13 minutos, o tal vez 15, no podría precisar si no me regalaron un par de minutos con la misma grabación que repetía ad nauseam a cuántas cosas tenemos derechos los trabajadores. Finalmente, me atendió muy correctamente Analía, a quien le expliqué la situación, le dije que era docente de Educación Secundaria, y me dijo que fuera con la indicación médica, un timbre profesional de 14$ y la cédula de identidad vigente y en buen estado. Por las dudas le pregunté hasta qué hora atendían, y me dijo que hasta las 16. ¡Oh cielos, qué horror, eran las 15! Si los astros se alineaban -y si el 409 o el 468 se dignaban a pasar- llegaría justo a tiempo. Largué el teléfono, agarré la cartera y salí como bólido; no sé cómo, pero a las 15:50 yo estaba en el BPS con el timbre profesional en la mano, a punto de dirigirme al Sector A, Escritorio 1.
Llegué a una sala de espera muy vasta, llena de gente -no había un solo asiento libre, pese a que había numerosas filas de butacas-; observé el panorama y descubrí dos dispensadores de números; calculé -acertadamente- que el más próximo al del Escritorio 1 era el que daba los números que necesitaba, y corté el mío: el 22. Dado que no podía sentarme a leer (con cierta dificultad) el libro que había llevado, me puse a observar el entorno.
El Sector A, allí donde había un cartel con un ostentoso 1, tenía dos escritorios, de los cuales sólo uno estaba ocupado; pese a ser mediados de enero, aún permanecía un árbol de Navidad con chirimbolos y un cartel hecho a mano que deseaba a quien lo leyera un Feliz 2010, y otro que indicaba que allí se atendían casos de lentes y de prótesis. La única funcionaria que atendía al público de ese sector era una señora muy entrada en años... muy. No deja de ser curioso que en el organismo que entre otras cosas se encarga de jubilar a los trabajadores siga en funciones una persona que hace rato que superó la edad jubilatoria (supongo que su historia laboral se traspapeló, y nadie se dio cuenta, y ella menos). La cuestión es que iba por el número noventa y pico de la serie anterior, así que tenía para un buen rato de espera.
En un momento determinado, se acercó una auxiliar de servicio y se puso a hablar con la funcionaria, mien tras vaciaba las papeleras; por las expresiones de sus rostros, los pacientes esperadores dedujimos -por qué hablo en plural, yo deduje- que algo le había pasado a la funcionaria tiempo antes, y esta otra empleada se interesaba e incluso se preocupaba por ello. Un memoento después, llegó un guardia de seguridad, y la funcionaria, como es natural, se dispuso a hablar con él, en tanto los pacientes esperadores se habían reproducido sin pausa -ya se superaba largamente el número 30, recuérdese que yo tenía el 22-. Dado que ni la funcionaria, ni la auxiliar ni el guardia pudieron resolver el intríngulis ¿un robo, quizás? las cosas siguieron su ¿curso? a puertas cerradas, claro está, porque a las 16 habían cerrado para evitar que siguiera entrando más gente. Para alegría de los pacientes esperantes, que a estas alturas habían establecido relaciones de amistad, cuando no de pareja, o habían terminado de leer -o de sospechar el contenido de lo que estaban leyendo, recuérdese que estábamos allí para solicitar anteojos- llegó una segunda funcionaria, lo cual, evidentemen te, aceleraría el trámite. Bueno, tan evidentemente no, porque la primera funcionaria dejó su puesto y salió -según dijo a viva voz una señora rubia, y entre risas, porque ya se le había terminado la indignación hacía media hora- ¡a fumar!
La nueva funcionaria, igual de vieja que la otra, muy parecida a Droopy pero más desgarbada, siguió atendiendo con ritmo cansino, hasta que volvió su compañera tras haber recibido su necesaria dosis de nicotina.
Como seguía nerviosa y alterada por el incidente que había ocurrido antes, la nueva le dio una pastilla para que tomara, cosa que hizo a la vista de todos nosotros, que teníamos ganas de manotearle el blister y tomar una nosotros también.
En un momento, cuando iban por el número 20, el muchacho del número 21 y yo, la número 22, nos acercamos a la barra, porque según entendíamos, estos números naturales seguían al 20. Bueno... aún mirando el pincho en donde iban colocando los papelitos con los números... ¡Llamaron al 98!!! En ese momento, desde el 21 al treintaipico nos levantamos en armas como un solo individuo y nos lanzamos al ataque, ante las miradas incrédulas de las dos Parcas que tenían nuestro destino en sus manos. Inmediatamente -téngase en cuenta que para estas señoras el término "inmediato" tenía un sig nificado distinto que para mí- enmendaron su error, y nos llamaron al 21 y a mí. Me senté frente al escritorio de la primera vieja, quien me solicitó mis documentos, en tanto conversaba con su colega, diciéndole que ella no estaba acostumbrada a tomar nada, mientras la otra le aseguraba que era algo suave y que la iba a ayudar a tranquilizarse, pero estaba tan preocupada por los efectos del ¿ansiolítico?
¿relajante muscular? ¿analgésico? que había tomado que casi me anota dos veces en su planilla. Cuando al final logró focalizar su atención, entendió que yo tenía una indicación de anteojos y tal número de cédula, me dijo sin darme pastilla alguna, que no me correspondía el beneficio. "¿Cóooomo? Si yo llamé y me dijeron...." "Usted es docente de Secundaria” -gracias por recordármelo, a veces se me olvida y creo que soy acróbata de un circo-, “y los funcionarios públicos NO TENEMOS derechos." "Ya lo sé, por eso llamé antes de venir y me dijeron que..." "Ah, se habrán equivocado."
Pues sí, con mi indignación a cuestas -a mí no se me había terminado como a la señora rubia- me fui con la cola entre las patas... rumbo a una de las ópticas cuyo folleto tenía en mi cartera, en donde me atendió un señor de lo más encantador y solícito.
Ahora soy la flamante propietaria de unos preciosos anteojos que pagué de mi bolsillo, dado que podré deslomarme laburando, pero no tengo derecho a descuentos por el mero hecho de ser trabajadora del estado. Eso sí, volvieron a a parecer las letras chicas que se habían esfumado del universo.
No lo tengo del todo decidido, pero creo que cuando termine de pagar los anteojos, empezaré a ahorrar para comprarme un arma de fuego. Por si vuelve a ponerse de moda la política del "rifle sanitario", quiero estar prevenida.
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32 comentarios:
Llegue!!!!!!!
Buen dia
despues con comentario
Ahora si.
Que agradable experiencia. Yo creo que son buenas porque nos hacen apreciar mas la vida que tenemos cuando estamos afuera de las oficina publicas.
En cuanto a los anteojos, bienvenida al mundo de los lentes, yo ya tengo para leer, para la compu, para manejar de noche, etc, etc.
Qué bajón Andre!
Nada, no te compres la escopeta porque terminarás usándola y presa!
Por lo demás, bienvenida al mundo de los chicatos! Yo no veo dos en un burro sin mis lupas, y para colmo ahora se rompieron irremediablemente! (deberías ver mis anteojos (já, con tus anteojos nuevos)se quebró el marco y uno de los cristales)
O sea, sí o sí, la semana que viene, te acompaño en el sentimiento con un par de gafas nuevas!
Que la fuerza te acompañe Hermana mía!
Acá lo importante es que ya estás viendo bien gracias a los lentes que te compraste con dinero del Estado, ya que todos pagamos nuestros impuestos para que te puedan pagar el sueldo de docente.
Siempre que el Estado nos hace estos chistes nos sale el fascista de adentro y enseguida queremos aplicar el "rifle sanitario" con quienes nos hacen beber los amargos jugos de la burocracia.
Vas a tener que trasformarte en la "Archibald Tuttle" uruguaya, no te queda otra.
Ahora vas a poder escribir tu blog con letra un poco más chica, ¡bien ahí!
Saludos a todos.
P.D.: Acá todo es muñeca.
La señora madre de la empleada que te atendió es jefa de sección, de ahí que su anciana hija continúe trabajando.
Deja:
¡PRI!
Tenés razón... cuando salí del BPS, vi más azul el cielo, más verdes las hojas de los árboles, sentí más fresca la brisa de la tarde veraniega... La vida es mejor fuera de las oficinas públicas!
Bueno, lo tuyo con los lentes ya es vicio...
;-)
Susana:
¡No me dirás que andás con los anteojos pegados con cinta adhesiva...! ¡Una mujer con tu glamour!!!
Es que no debe de haber nada menos glamoroso que usar anteojos... Imaginate lo que hubiera sido de la escena de Gilda, si Rita le hubiera dicho a Glenn: "¡No me pegues que tengo anteojos!"
Peter:
Sí, tenés razón, los lentes no me los pagué yo, sino la gente! ¡Gracias, pueblo!
Pah... no me acordaba de "Brazil" Laialaialailaia... Además de anteojos, ando precisando un oxigenador cerebral!!!
Andrea:
los lentes han pasado a ser algo muy importante en la posmodernidad, tal es así que Elton John y muchos "mishonarios" famosos tienen sus colecciones como antes las divas las tenían de zapatos:)
Protesto frente al comentario de Peter Parker: pagamos los impuestos pero también mandamos los hijos a las instituciones educativas (públicas y privadas), así que vos te pagaste tus lentes con tu trabajo por el cual los nenes van saliendo adelante y vos y todos los docentes vamos derecho a un futuro como el de la funcionaria jubilada porque vas a ver que no te va a alcanzar.
PP no te pagó nada y si quiere jactarse, que te invite a tomar algo con su señora esposa.
Por otro lado y ya entrando en el terreno de Lost,(que así debería ser el título de este post) me parece que vos tenés una serie de números misteriosa que está forjando tu destino y por si fuera poco te aviso que la jubilada gagá que salió a fumar olvidada de jubilarse era yo,en otra realidad paralela. Por las dudas si vas a subir en un avión, avisame para no ir juntas, por el bien de las dos.
La viste, (a Lost)? Andá a saber si no soy el humo negro!!!!
un beso
PD) estoy segura que ahora tenés un aire de hermosa intelectual que va a provocar un aumento de accidentes entre los omnibuses capitalinos.
Marple tiene razón. Vos te pagaste los lentes con el sueldo que te paga el Estado por trabajar como profesora de Biología, impartiendo educución a los liceales de nuestro país que concurren a intituciones de enseñanza pública. Que te ganás el sueldo trabajando no lo discute nadie. Suponía que el dinero del Estado salía de los impuestos que éste racauda; a menos que salga de "otros fondos" no tan públicos. Tal vez tu liceo esté financiado por López Mena. ¿No tenés descuento en Buquebús?
Bazzinga!
Uy, Marple me agarró en falta, todavía te estamos debiendo una picada con vinos varios. Sabremos cumplir... así te vemos de lentes XD
P.D.: Preguntá por teléfono al BPS, si como docente pública te corresponde un descuento para la compra de un arma de fuego "como herramienta disuasoria contra alumnos rebeldes" y luego arremetés contra la vieja.
Marple:
Es que a mí me encantan los anteojos, pero más que aire de hermosa intelectual, me dan uno de vieja botona!
Es fácil identificarme en un avión, sobre todo si el viaje es largo: soy la que saca la revista de palabras cruzadas, la novela de 700 páginas, el reproductor de mp3 con 600 canciones y no saco la netbook porque no tengo una todavía...!
Peter:
¡Jajaja! No, lamentablemente no tengo descuentos en Buquebus ni en Fripur... Mi sueldo sale de los bolsillos de los contribuyentes (que por lo que veo, contribuyen poco, che!)
Lo que pasa Andrea es que vos no sabes apreciar lo que tenes en frente cuando vas a una oficina publica. Por ejemplo, en el caso que describis, Seguramente no te dió por pensar que eras privilejiada por ser atendida por una mujer con tantos años de experiencia en sus hombros. No valoras el tiempo que pasaste haciendo cola y que, seguramente, dió paso a pensamientos que terminaron en este post. A eso se llama: estimulacion de la creatividad.
Tampoco valoras que con el rechazo a tan egoista pretencion tuya de que el estado te financiara medio costo de los lentes, lograste por tus propios medios alcanzar la meta sin ayuda alguna. Eso se llama: estimulacion de la iniciativa propia
No valoraste el hecho que aun tubieran el arblito de navidad con ese cartelito tan coqueto que te ayuda a tener paz, porque el arbol de navidad trae paz. Eso se llama: estimulacion de recuerdos agradables.
Finalmente no valoras el hecho que ahora quieres ser propietaria de un arma que te servira para descartar de tu vida todas esas cosas negativas. Eso se llama: estimulacion a la limpieza social.
Hay que valorar mas jejeje
Si el BPS ye los pagaba ya mismo salía para allí, a ver si me podía cambiar los lentes.
Yo hace años que no gano ni para lentes, cada vez que tengo que cambiar los míos y los de Mariana estoy una año pagando.
Respecto al BPS, no hay caso: la realidad supera la ficción hasta de una novela de Kafka.
Por las dudas, este año empiezo a hacer el trámite de mis papeles para la jubilación, cosa de tener todo pronto para cuando llegue el momento.Así y todo hacer un trámite en el BPS es una pesadilla, por más que Munro diga que no.
Estoy segura de que los lentes te deben dar un aire muy favorecedor.
Un abrazote. Feliz comienzo el lunes.
Corto:
¡Pero hombre, con esa creatividad y ese optimismo, tenés que organizar un workshop para empresarios, y dar charlas en el Radison!
Flaca:
¡Es que vos no tenés derechos, m'hija!
Con respecto al trámite jubilatorio, conviene sacar número con 10 años de anticipación, más o menos...
Andrea:
Hay que verle el lado positivo a las cosas. Jugále al 22 y luego con el suculento premio, ponés una óptica vos misma y le hacés el descuento a todo el mundo, menos a esa Matusalén que te atendió.
Además, de dónde hubieras sacado material para escribir una historia así de asfixiante y kafkiana, o acaso no sabías cómo empezó Kafka: fue al Castillo del BPS filial Praga a tramitar unos anteojos que acababan de recetarle y ....
Un abrazo
Buenas noches.
Esto de las colas, colitas y colones que uno se come esperando es tema para plantear en la próxima reunión del Mercosur, más o menos. Cuando a mí me pasa, siempre tengo la horrible sensación que cuando falte un número para mi turno, algo va a pasar. O que mi trámite no podrá ser resuelto, o que tendré que pagar el triple y cosas por el estilo. Si fuese en Argentina y no en los dominios del Pepe, la eventual escriba le adjudicaría la responsabilidad a la yegua mal parida, pero convengamos que allá es más bien problemático atribuirle culpas al ¿potro que sirvió mal a la yegua? Vaya a saber. Llegando a la barrera (¿estará bien formada o nos enchufarán un gol de tiro libre?) de los cuarenta, me voy preparando psicológicamente para calzarme unos muy chetos anteojos, aunque por las dimensiones más bien grandilocuentes de mi pensadera va a ser dificultoso que no tenga que vender el auto y alquilar mi hijo para poder adquirirlo. Por lo demás, lamento en el alma que el pueblo uruguayo pase los tormentos aludidos por la autora de este revelador informe sobre la burocracia. Esto cn Lacalle no pasaba. Ahora sí, me siento habilitado para regalarte "El hombre que está solo y espera", del maestro Scalabrini Ortiz. Bah, no estoy seguro de que haya sido maestro, pero si efectivamente lo fue, me imagino que escribió ese libro en un día de poca cola, pero de atención igualmente lenta. Besos para vos!
Fernando:
No lo había pensado... el lunes le juego y después te cuento.
Con respecto a lo otro, te dejo encargado de quemar mis manuscritos si me muero.
;-)
Germán:
¡Mirá quién apareció! Bueno, capaz que comentabas en todas las entradas, pero como yo no veía bien, se me pasaba, jijiji!
Esto pasó antes de la Pepecracia, así que no se lo puedo achacar a él... tampoco a Tabaré ni a nadie, porque primero se inventó la burocracia en el BPS y después la República!
Andá ahorrando guita para cuando te agarre el viejazo (que no falta tanto, más bien que está pegando en el palo esa pelota!)
Las contestadoras de las oficinas públicas suelen ser las más amables del lugar...
Yo soy una maldita empleada pública, Andrea, pero por suerte con otra esperanza... bah, por suerte es un decir, porque los que había ahí podían ser mis compañeritos de trabajo y si es indignante hacer un trámite con ellos, imaginate verlos todos los días (digo verlos, nomás, de lo demás mejor ni hablar).
Y en cuanto a los beneficios para los trabajadores... olvidalo, mejor ni hablar tampoco.
Así que usar lentes, como vez, es la mejor parte de todo esto!
Un abrazo!
P.D.: Mi madre vio tus dibujos y quedó fascinada con ellos (especialmente con House, pero ahí creo que no va en el dibujo, jejeje). Te lo iba a escribir en el blog pertinente pero me había olvidado.
Saludos!
No, si el nuevo presidente no quiere que entre nadie más al Estado, así que las viejas, más que edad de jubilación, se tendrán que quedar hasta los 95, masomenos...
Uno pensaría todo lo contrario, que al Estado tiene que entrar gente joven y con iniciativa, pero el que está mal es uno, claramente.
Como vos decís, lo de las letras chicas es un mal, pero lo otro es mucho peor. Yo a veces me pregunto si no será que lo de hacer colas de horas es un mal exclusivamente uruguayo (o por lo menos, tercermundista). La verdad, no me imagino a nadie en un país "en serio" haciendo dos horas de cola para que le digan que lo informaron mal.
Ya lo dijo Mafalda... "¡Burocracia! Su lechuguita."...
Lara:
Pero mujer, yo también soy funcionaria pública! Pero no como esas señoras... Lo que me temo es que a su edad, yo también estaré dando clases!!!
Le agradezco el cumplido a tu mamá, y comparto su admiración por House (no estoy hablando del dibujo, claro!)
;-)
Martín:
Nuestro nuevo presidente podría aplicar cierta política del ministerio que ocupó en la administración pasada: el rifle sanitario!
Quiero creer que en Suiza o en Dinamarca no pasa esto... pero me sospecho que en otros países de primer mundo sí ocurre (de alguien heredamos la burrocracia!)
Ah... y yo tuve tortuga (falleció el verano pasado) y era rapidísima comparada con ciertos trámites de la administración pública!
Dejá Andrea, dejá. Yo creía que este era un blog humorístico.
Vos empezaste bien con el blog. Al pricipio la comedia, después, de a poco, la tragicomedia. Pero ahora te dio por hablar de las peores pesadillas de un uruguayo: El viejazo, la presbicia y las oficinas públicas. Yo solía reirme con tus posteos. Ahora que tengo que sacarme el carné de salud y que se me salen los cristales de los tres pares de anteojos que tengo que usar, me voy de aquí llorando.
Lentes para ver de cerca se consiguen baratísimos en Tristán Narvaja y sin trámites.
Santi:
Mal yo. Tendría que haber puesto una advertencia acerca de que el contenido podía afectar la sensibilidad del lector. No sé cómo disculparme.
Imagino que en Piedras Blancas hasta conseguís anteojos de marca.
A mí tb se me distingue fácil en un avión (especialmente si es la aerolinea del amigo Piñera): me veo una pelicula y me escucho todos los discos de jazz que pueda.
Hace años en el BPS llegué -no rápidamente, of course- a ser atendido por alguien que podía ser mi abuela y que cuando vio que en otra ventanilla se habían olvidado de poner un sello o algo así, reventó los papeles contra la mesa, gritó: ¡¡la putísima madre que los parió!! (no a mí, porque si no, todavía la estaba fajando) y salió a buscar lo que fuera que faltaba.
Demoró bastante, eso sí.
Este año prometí tramitar los de contacto justamente en el BPS, así que después te cuento.
Alvaro:
¡Jajaja, mirá si llegás a la ventanilla y la funcionaria te dice "Señor, el formulario está incompleto: le falta la puteada"!
Vo, sos un kamikaze: ¿Por qué en vez de tramitar los lentes de contacto en el BPS no te comprás un burro que te patee? Me parece que salís ganando.
el burro puede tener otros efectos secundarios...
ta. capaz por ignorante me estoy perdiendo de algo...
cual es la logica de que si trabajas para el estado no tenes beneficios??
no te cobran aportes?
si te cobran aportes... porque no te benefician a cambio de eshos?
sea como sea...................
que sho no lo entienda, es terrible pero peor, es que es la CHOTA que te atendió por telefono no tenga ni idea.
me imagino que esa chica, ganará unos buenos miles de pesos, por DESinformar a la gente... tendrá beneficios también???
Alvaro:
Ir al BPS también. El burro te mantiene el pasto cortito.
Perezvila:
Ah... la lógica es la siguiente: "Esto es Uruguay". Y listo.
Evidentemente que hago aportes jubilatorios y blablabla... y hasta hace unos poquitos años, los docentes no teníamos cobertura médica... Si querías tener mutualista, te la tenías que pagar de tu bolsillo!!!
Y todos sabemos que hay funcionarios públicos que tienen algún que otro beneficio social...
Más que reforma del Estado... ¡rifle sanitario!!!
Jejeje, ah mi estimada andal, que hermoso es realizar un tramite en este pais!
(que vago mi comentario)
(bue, si queres un comentario con opinion, llama al 0800 DETA* de lunes a viernes de 08:57 a 09:23 y de 16:39 a 17:12, salvo en invierno que los dias pares se adelanta en 13 minutos el horario matutino y en 7 el vespertino, siempre y cuando no sea tiempo del cambio de folloaje del Abeto canadiense que no atendemos consultas telefonicas. En los dias de luna llena no atendemos a mayores de 24 años ni menores de 32.
Muchas gracias por llamar...)
(*3382)
me morí morida con lo de ¡a fumar! jajaja
Deta:
¿El horario para llamar al 0800DETA, es con la hora actual o con la anterior?
Laconicalambada:
Ah, sí que nunca falte la nicotina, quién sabe cómo atiende el público si le viene el sindrome de abstinencia!
Todavia no lo sabemos andal, ya enviamos la solicitud de pedido de informe, por triplicado, a la seccion de logistica para que la lleve a recursos humanos, de ahi le dan el visto bueno y mandana directamente a planificacion, si la aprueban pasa a finanzas para evaluar los viabilidad de elaborar el informe. Si es viable se eleva a la junta directiva para que se firme el acta y se de permiso los analistas a elaborar el informe. Una vez elaborado es enviado a logistica para que lo lleve a Operraciones, recien ahi podemos tene acceso a la informacion y te podre confirmar con un 72% de exactitud si el horario es con la hora vieja o la nueva.
Mientras tanto, por favor espera en linea...
Deta:
¡Gracias! ¿Ves? Cuando a una le explican clarito, todo es más fácil! Imagino, además, que tendrán una lindísima música en espera, no? Tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú tururururú...
Si, tenemos la del Piano para Elisa remixado por Gerardo Nieto, todo un deleite.
Deta:
¡Maravishossso!
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