Si tuviera que elegir una única cosa como señal de identidad de una ciudad, creo que elegiría sus taxis. Pero como nadie me obliga a semejante pavada, en este nuevo episodio de la Guía me referiré a los taxis de Montevideo porque tengo ganas. Además, en el episodio IV publicado el 18 de abril de este mismísimo año me había referido a otro medio de transporte capitalino, el ómnibus, y tengo miedo que vengan los muchachos del SUATT1 a reclamarme.
En Montevideo, los taxis pertenecen a empresas particulares, pero están regulados por la Intendencia Municipal. Los vehículos equipados con taxímetro, por tanto, siguen ciertas pautas que les son comunes. Por decir una, están uniforme y horrorosamente pintados de amarillo y negro, y llevan sobre sus testas una especie de sombrerito –cual cofia almidonada de mucamita de vodevil- en donde dice la palabra TAXI en letras negras sobre fondo blanco. Ese sombrerito se enciende por las noches, lo que lo vuelve claramente distinguible de lejos, tal como un bicho de luz en época de apareamiento.
En mi infancia, los coches equipados con taxímetro eran todos Mercedes Benz (y no es joda). Varias crisis económicas después, son Fiat o Volkswagen en la mayoría de los casos, lo que ha reducido los costos, pero también los tamaños. Están obligados a tener mampara, esto es, una muralla inexpugnable que separa los asientos delanteros de los posteriores, que, como es obvio, se le agrega al vehículo después de armado, lo que reduce considerablemente el espacio destinado a las rótulas de los pasajeros que se sienten detrás.
La mampara tiene por objetivo proteger al conductor –taxista, taximetrista o “tachero”- de posibles atracos. Lo cierto es que la seguridad de los obreros del volante ha aumentado en forma inversamente proporcional a la comodidad de los pasajeros. Así que patilargos, quedan advertidos.
Claro que la mampara, además de proteger, insonoriza: algunos taxis tiene una especie de sistema de amplificación, pero los que no, obligan a taxista y pasajero a poner a prueba sus respectivas cuerdas vocales, gritando cosas tales como: “¿A DÓNDE?” “A OCHO DE OCTUBRE Y ABREU” “¿A OCHO DE OCTUBRE Y QUÉ?” “¡Y ABREU!” “¿VAMOS POR PROPIOS?” “SÍ” “PERDÓN: ¿QUÉ ME DIJO?” y así hasta que el pasajero opta por emplear el lenguaje de señas, o se baja totalmente disfónico y se toma un ómnibus. Es decir que si uno pretende viajar cómodo y/o mantener una conversación con el taxista, por cuestiones de salud ósea y laríngea deberá ocupar el asiento del acompañante, y hará que todo lo que he escrito previamente sobre la mampara y la seguridad carezca de sentido.
Una condición sine qua non para obtener el permiso de tachero –más importante aún que manejar correctamente- es la de ser gran conversador, y lo que es más, opinólogo diplomado en multiplicidad de temas, tales como estado del tiempo, el fútbol, la inseguridad en las calles, bailando por un sueño, los Juegos Olímpicos, el IRPF2 , la campaña de Barak Obama, su propio divorcio, el último partido Aguada-Goes, el toro Cleto, y la vida y obra del pasajero anterior. En estos casos, ni la propia mampara constituye un obstáculo para la verborragia del taxista: cuando esto sucede, el pasajero debe resignarse y soportar estoicamente sus opiniones acerca de los inspectores de tránsito, las escasas o nulas habilidades de todos los demás conductores que circulan por la calle o las bondades de los choripanes y las hamburguesas que preparan en el carrito de Colonia y Río Negro. Es en esos momentos que se comprende cabalmente la necesidad de que exista una mampara que impida que el pasajero estrangule al taxista.
En Montevideo, los taxis pertenecen a empresas particulares, pero están regulados por la Intendencia Municipal. Los vehículos equipados con taxímetro, por tanto, siguen ciertas pautas que les son comunes. Por decir una, están uniforme y horrorosamente pintados de amarillo y negro, y llevan sobre sus testas una especie de sombrerito –cual cofia almidonada de mucamita de vodevil- en donde dice la palabra TAXI en letras negras sobre fondo blanco. Ese sombrerito se enciende por las noches, lo que lo vuelve claramente distinguible de lejos, tal como un bicho de luz en época de apareamiento.
En mi infancia, los coches equipados con taxímetro eran todos Mercedes Benz (y no es joda). Varias crisis económicas después, son Fiat o Volkswagen en la mayoría de los casos, lo que ha reducido los costos, pero también los tamaños. Están obligados a tener mampara, esto es, una muralla inexpugnable que separa los asientos delanteros de los posteriores, que, como es obvio, se le agrega al vehículo después de armado, lo que reduce considerablemente el espacio destinado a las rótulas de los pasajeros que se sienten detrás.
La mampara tiene por objetivo proteger al conductor –taxista, taximetrista o “tachero”- de posibles atracos. Lo cierto es que la seguridad de los obreros del volante ha aumentado en forma inversamente proporcional a la comodidad de los pasajeros. Así que patilargos, quedan advertidos.
Claro que la mampara, además de proteger, insonoriza: algunos taxis tiene una especie de sistema de amplificación, pero los que no, obligan a taxista y pasajero a poner a prueba sus respectivas cuerdas vocales, gritando cosas tales como: “¿A DÓNDE?” “A OCHO DE OCTUBRE Y ABREU” “¿A OCHO DE OCTUBRE Y QUÉ?” “¡Y ABREU!” “¿VAMOS POR PROPIOS?” “SÍ” “PERDÓN: ¿QUÉ ME DIJO?” y así hasta que el pasajero opta por emplear el lenguaje de señas, o se baja totalmente disfónico y se toma un ómnibus. Es decir que si uno pretende viajar cómodo y/o mantener una conversación con el taxista, por cuestiones de salud ósea y laríngea deberá ocupar el asiento del acompañante, y hará que todo lo que he escrito previamente sobre la mampara y la seguridad carezca de sentido.
Una condición sine qua non para obtener el permiso de tachero –más importante aún que manejar correctamente- es la de ser gran conversador, y lo que es más, opinólogo diplomado en multiplicidad de temas, tales como estado del tiempo, el fútbol, la inseguridad en las calles, bailando por un sueño, los Juegos Olímpicos, el IRPF2 , la campaña de Barak Obama, su propio divorcio, el último partido Aguada-Goes, el toro Cleto, y la vida y obra del pasajero anterior. En estos casos, ni la propia mampara constituye un obstáculo para la verborragia del taxista: cuando esto sucede, el pasajero debe resignarse y soportar estoicamente sus opiniones acerca de los inspectores de tránsito, las escasas o nulas habilidades de todos los demás conductores que circulan por la calle o las bondades de los choripanes y las hamburguesas que preparan en el carrito de Colonia y Río Negro. Es en esos momentos que se comprende cabalmente la necesidad de que exista una mampara que impida que el pasajero estrangule al taxista.
Están también aquellos tacheros cuya función fundamental no es trasladar al pasajero, sino psicoanalizarlo: ofrecen su oreja solidaria –y entrenada por miles de viajes escuchando cuitas ajenas- para los pasajeros que más que por ir de un lugar a otro suben al taxi buscando alivio a sus penas, e incluso, orientación profesional para resolver sus problemas.
Los escasísimos tacheros que no entablan conversación (supongo que por estar recién operados de las amígdalas, o por ganar alguna apuesta), suelen llevar la radio encendida a todo volumen, y en el entendido que por culpa de la mampara el pasajero está imposibilitado de escuchar, suelen tener a bien instalar parlantes en la parte posterior del vehículo, de modo tal que una viaja treinta minutos con un parlante pegado en la nuca que emite a todo lo que da una cuidada selección de canciones de La Furia o de Juanes.
Muy curioso, por otra parte, resulta escuchar la trasmisión de la radio del taxi, esto es, la radio que comunica al conductor con la central. La operadora suele utilizar un código secreto que resulta incomprensible para los no iniciados en el culto, que envuelve al más rutinario y banal de los viajes en una atmósfera propia de una novela de John Le Carré.
Los taxis se pueden abordar directamente en la calle, o se los puede convocar por teléfono desde donde uno está. En el primero de los casos, es decir, si el presunto pasajero se encuentra en la vía pública, puede hacerle señas a un taxi que esté circulando (que denotará su condición de libre con un anuncio luminoso de color rojo situado en la parte inferior del parabrisas, a la derecha del conductor); la seña se hará extendiendo o elevando el miembro superior derecho. Habrá de tenerse en cuenta que existen numerosos puntos de la ciudad en los cuales se encuentran varios taxis detenidos a la espera de clientes. Estos lugares son conocidos como “paradas”, y las hay, por calificarlas de alguna manera, formales e informales. Las primeras suelen estar situadas en cruces concurridos o en las proximidades de hospitales, por ejemplo. Poseen una cabina pintada de color rojo claramente identificada, en la cual se refugian uno o varias personas que tienen como función abrir la puerta del taxi que uno va a abordar, si es que hay alguno cuando uno llega al lugar, o conseguir uno a como dé lugar, si es que no lo hubiere. Este servicio se compensará con algunas monedas, que abonarán tanto el pasajero como el taxista. Las paradas que di en llamar “informales” son aquellas en las que varios taxistas detienen sus vehículos esperando a que llegue un pasajero; suelen ubicarse en lugares concurridos, como puertas de cines, teatros o boliches nocturnos.
Cuando el viaje llegue a su fin, como es de cajón, se deberá abonar el costo del mismo, el cual estará determinado por el número de fichas que marque el taxímetro. El costo ya está preestablecido oficialmente, así que no hay más que proceder a pagar lo que estipula la tarifa. La transacción se hará a través de una pequeña trampa que comunica ambos compartimientos, si el pasajero optó por sentarse detrás, o directamente, si es que uno finalmente prefirió ir más cómodo sentado junto al taxista. Es de rigor dejar propina, so pena de ser beneficiado con una mirada de basilisco que enviará el taxista a través del espejo retrovisor.
Claro que no es nada barato viajar en taxi, pero seguramente, eso más que una señal distintiva de los taxis montevideanos sea una característica propia de todos los taxis del mundo.
Y con esto doy por terminado el décimo capítulo de esta novela por entregas titulada “Nunca quise conocer Uruguay pero después de leer esto, se me fueron las ganas”.
1 Sindicato Único de Automóviles con Taxímetro y Telefonistas
2 Impuesto a la Renta de las Personas Físicas
32 comentarios:
Taxiii!! Taxiii!!!
Pah, menos mal que venía libre. Soy el primero.¿Tiro el cigarro? Ayer tomé uno, porque se me jodió la camioneta.
Todo tal cual cuenta nuestra graciosa pasajera. Diré que, entre otras cosas que corroboran las apreciaciones de Andrea, hablamos del tránsito, de lo mal que se maneja en Montevideo, de que el Intendente está pintado, de que el fútbol uruguayo ya fue y del decaecimieto de los valores éticos. También me costó un huevo y la mitad del otro. Pero lo más disfrutable fue cuando al lograr subirme al taxi, otro taxista, indignado porque creía que el viaje le correspondía a él, con toda delicadeza le metió el auto adelante a mi taxista y le gritó:"Vó, muerto di'hambre, andá a robar viajes a la conchatumadre". Mi educado conductor respondió suavemente: "¿Qué te pasa canario de mierda, no ves que yo venía trillando antes, conchudo?" Y el canario conchudo, haciendo un dulce gesto con su dedo mayor, aceleró y muy caliente se perdió entre el tránsito. El suceso dio tema para toda la primera parte del viaje, en el cual me enteré que ya se había perdido todo respeto en la profesión y así por delante. Es así doña Andrea, los taxis uruguayos son muy divertidos.
Instructivo y gracioso posteo. Una cuidadosa y detallada descripción.
Ya le están quedando pocos medios de transporte para analizar. Propongo: 1-Los carros de los hurgadores.2-Los automovilistas particulares.
Santi: ¿A dónde, jefe?
¡Por supuesto que no se puede fumar en el taxi!!!! Ahora bien, esto es válido SÓLO PARA EL PASAJERO... el taxista puede fumar todo lo que se le venga en gana, como es natural (el taxi es suyo, no? Y la calle, la vereda, el aire...)
Muy edificante el diálogo que relatás; después dicen que ya no hay valores...
Ni qué decir que conmigo los tacheros sufren... Mis intervenciones no pasan de frases tales como: "Buenas tardes; a Canelones y Yaguarón."
Lamento lo que le ocurrió a tus huevos; espero que pronto las gallinas suplan los faltantes.
Excelentes tus sugerencias; veremos qué sale.
Todo tal cual.
Además de todo, yo paso mucho nervio cuando tomo uno: cruzan con la amarilla,no tocan jamás el freno en las esquinas, pasan los cruces peligrosos como si nada, etc,etc,etc. También dan cátedra de cómo manejar. Por ejemplo, dicen que para pasar rápido en un cruce peligroso sin semáforos es una cuestión sicológica: "usté mete la trompa, si el otro amaga a frenar usté ya sabe que no se le va a tirar, acelera y cruza". Yo siempre pensé que para hacer eso, además, había que cerrar los ojos.
Flaca: con todo respeto, si no tenés patente de tachera (que equivale a lo que otrora fuera la "patente de corso"), no creo que estés autorizada a criticar las avanzadas técnicas de manejo que emplean los obreros del volante. Sus decisiones son incuestionables y dogmáticas, así que más vale que te agarrares fuerte, y que cierres los ojos!!!
Acá ocurren cosas rarísimas en el mundo de los taxistas. No sé por qué los taxis no son amarillos con negro como en casi todo el mundo, ah noo aquí son verdes estilo cotorro con gris y ahora estan saliendo unos vino con lineas doradas y unos angelitos de la independencia (signo de nuestra capital) por todos lados, también hay blancos con una línea roja, en fin. Los de cutro puertas cobran distinto que los de 2 y no hay mampara que nos divida lo cuál hace que la platica sea más fluída jaja. Eso lo vuelve peligroso también, no por las ocurrencias del conductor sino por la inseguridad ya que aquí hay "taxis piratas" si! Si te quedas sin trabajo y no hay de donde sacar dinero pues te unes a una asociación de conductores y te compras un bocho (VW)y así lo pintas de verde y ya, sales a ruletear. Corres el riesgo de que te paren y te lleven al corralón, pero para eso hay mordida a los polis o bien la asociación a la que pertenences para que te ayude. Así que uno se sube en cualquier carro pintado como taxi sin ser taxi jaja. También es caro, a mi me da un poco de pereza tomarlo sobre todo por que no se explicar las calles a las que voy y luego los taxistas no son tan duchos para eso. Lo mejor es tomar uno de sitio o sea que tiene una base y todo lo demás, pero claro que son aún más caros. Una vez me subí en uno y el señor tenía una pequeña tiendita dentro del taxi, ya que si es un vw le quitan el asiento delantero del copiloto y queda un espacio libre de manera que caben cosas y él vendia refrescos, dulces, papas, etc y así tú viaje era menos pesado...Ya me extendí en el comentario, pero es que de verdad que es un tema lo de los taxis.
p.d. a mi me molesta no entender su comunicación por radio, esas claves me fastidian!
un besote!
Marxella: ¡¡¡Maravillosa descripción de los taxis mexicanos, chica!!!! Los nuestros no son tan folclóricos... Esos que decís al final, que venden cosas, me recuerdan al taxi de "Mujeres al borde de un ataque de nervios"!!!
No enviaré receta, tomaremos uno en vivo y en directo para festejar.
Así que mucha concentración este fin de semana.¿Hacés equipo con Ross?...¡Vamo'arriba!...¡Vamo!
Muy buen analisis del tachero, te faltó agregarle las veces que los tacheros se calientan con sus colegas y empiezan a putear abiertamente del compañero de parada que le robó un viaje.
Me acuerdo la otra vez ibamos con Lara al Estadio Charrua a un recital y no agarramos ningún omnibus terminamos en taxi, con un taxista que estaba re loco y se pasó puteando todo el camino porque la tarada de la radio le decia cualquier cosa y le hacia perder viajes, nunca me reí tanto como esa vez.
hola!! siempre me divierto con tus acertados e irónicos comentarios. Admiro tu capacidad de observación y tu forma divertida de relatarlo.Por supuesto lo descripto y comentado lo he sufrido en carne propia!!!!! un beso.
Sabés la cantidad de veces que le dije al taxista "8 de octubre y Abreu"? Viví ahí por años (hasta el comienzo del 2006)...
Con respecto a las conversaciones con el taxita, a la vuelta de mi (ex) trabajo hace unos meses, un taxista me desasnó de algo que no tenía idea: según parece ser (y esto confirmado por un pariente del taxista, que vive en los EEUU) el agujero de ozono en el polo sur se debe a que los americanos (vivos ellos) lanzaban los cohetes espaciales para que salieran por el sur de la atmosfera.
Entonces, los cohetes agujereaban la capa de ozono en el sur, pero no en el norte, y de ahí que nos cagaron...
Siempre se aprende algo nuevo en el taxi.
Pah Martín, que maravilloso que alguien como tú no tenga pelos en la lengua y se anime a denunciar lo que es un secreto a voces pero nadie se atreve a poner en palabras. La maldad del Imperio no tiene límites. Menos mal que están los taxistas para sacudir nuestra modorra. A mí me pareció que veía cohetes pasando por arriba de mi casa en Maroñas y después subir destruyendo la capa de ozono,pero me resistía a creerlo. Siga con su valiente actitud Martín...Je Je
Vuelo rasante para leer, saludar a todos, decirte que me encantó y despedirme no sin antes prometer volver.
Besito!
Desde el taxi que me lleva al CASMU, te felicito (mas vale tarde que nunca). El tachero es mudo, por eso lo puedo hacer. Jajajaja
Te dejo un beso.
Yo comparto con la flaca lo del terror. Es de las pocas cosas a las que les tengo un miedo tremendo. Esa confianza ciega en las preferenciales que no tienen semáforos... no lo tolero.
Respecto a los diálogos, me hago la sorda. SIEMPRE. Y es cómico el esfuerzo que hacen a la hora de decirme cuanto es, ya sea para mostrarme la planilla o para que les lea los labios.
Y me pasa mucho de tomarme taxis de madrugada, y tener que golpear a piñas la mampara porque voy viendo por el retrovisor que el tipo se va durmiendo por la rambla.
En definitiva, me resultan una real tortura!!
Besos!
Yo espero que el sistema no haya variado mucho desde que me fui, lo que es seguro que gallegos con boina ya no me encuentro (paisanos de mi padre)
muy buena entrada, como siempre
bss
Veo que sigues bien con el blog. La tematica que abordaste es además inagotable.
Saludos desde paraguay…
Goooooood Morninggggg Uruguay!!!!
Andre, no me importa y no me importa, yo tomaré taxis en Uruguay y terminaré psicoanalizando a los tacheros!!!
Yo amo los taxis en cualquier parte del mundo! En realidad y en el fondo, manejo para la mona, pierdo rápidamente las pocas pulgas que tengo y adoro que alguien haga el "trabajo sucio" por mí!
Como bien sabés, el tráfico en Mendoza es caótico, y en la actualidad es imposible circular por el centro de la ciudad sin pisarle el callo a alguien o terminar con un ataque cardíaco o de caspa!
Y yo soy verdadera adicta a los taxis!!! Me relajo y disfruto el viaje!
Me gusta, porque a partir de tu post, tengo temas de conversación con los taxistas uruguayos!!
Besitos Sweety!!!
Flaca: te cuento que tanto Ro como una servidora, hemos sobrevivido a la segunda parte de la evaluación. ¿Sale el daiquirí?
Vero: de las puteadas ya se encargó Santi. En ese viaje que contás, tuviste viaje y espectáculo, todo por un mismo precio!!!
Casandra: gracias por los elogios!!! No lo sufras, hablale vos primero y aturdilo!!!
Martín: jaja, elegí esa dirección porque me atiendo en el CASMU!!! Te agradezco muchísimo -y se lo agradezco a tu taxista, y a su pariente- el haberme desasnado con respecto al agujero en la capa de ozono... Y yo que había dejado de usar desodorante porque me sentía culpable!!!
Santi: te das cuenta que sentaste las bases para hacer una segunda parte de "El Dirigible"? Esta vez sería algo así como "El cuete", y se ubicaría en Maroñas, y no en el Salvo.
Germán: está bien que algunos taxistas son algo intrépidos para conducir, pero de ahí a hablar de "vuelo rasante"... Jijiji!
Bea: ah, entonces te dejé en la puerta!!!! Me alegra que tu taxista no hable; hombres como ése no se encuentran todos los días!
Vachi: ¿Dónde quedaron el espíritu aventurero, y la adrenalina, eh? Y dejalo que duerma, pobre tipo, andá a saber cuántas horas hace que está laburando...
Rafaela: lo que varió fue el tema de la mampara y la reducción del tamaño del coche; los taxistas, usen boina o no, son los mismos de siempre!
Abril: gracias por pasar!!! He estado en Asunción, pero no tuve la oportunidad de viajar en taxi. Espero poder hacerlo en una próxima ocasión, como para ver qué tal es por allí.
Susana: a mí también me encanta viajar en taxi, más allá de la charleta del tipo (que suelo cortar de entrada con un bufido amenazador, aunque no siempre da resultado). Yo no manejo, así que me encanta que otro lo haga por mí. Y ni qué hablar que del tema que plantees, el tachero tendrá opinión más que formada, y podrás conversar todo el rato!!!
Si una amiga mía estadounidense, que ni sospecha el español, estuvo una vez en Montevideo y logró entablar conversación con más de uno...
Ay Andrea que me haces reír, creo que deberían contratarte en The Travel Channel o Desovery Channel en uno de esos programas que muestran los secretos y bondades de cada ciudad, tus capítulos dan para hablar largo y tendido, y yo, sentado cómodamente en mi computadora descubro un poquito mas de tu Montevideo (me supongo) natal.
Los tacheros, taxistas o como quieran denominarlos son una especie difícil de entender, enemigos acérrimos de los colectiveros, desandan la calle en busca de pobres victimas, victimarios, de pobres, ricos, alcahuetes, delirantes, publicistas, estudiantes, empresarios, enamorados, divorciados, niños consentidos y sin sentidos, que quieran abordarlos, todo con el pretexto de cumplir su humilde trabajo, que es llevar y traer personas, pero que en verdad encierran otros secretos, como ser otro mal jamás necesario de la sociedad, sus largos monólogos y sus avivadas en el manejo, entiéndase, cualidades conductivas y aprovecharse de la ingenuidad del cliente ocasional, dando largas vueltas para llegar a un destino que pudo hacerse en la mitad de tiempo, en la mitad de kilómetros y en la mitad de precio no son mas que un dolor de cabeza y algo totalmente contraproducente.
Los docentes quedan excluidos de la toma de taxis, pues con su sueldo, ¿Que taxi pueden tomar?
Como consejo, no hable con un taxista, usted nunca tendrá razón de nada y correrá el peligro de ser expulsado violentamente del taxi.
Son gente seria, defensores de pobres y ausentes, pseudo revolucionarios, psicólogos sin diplomas, hablan y hablan sin parar creyendo que tienen la verdad de todo, por el simple hecho de conocer la ciudad, de hablar con cada pasajero.
Los tacheros son iguales en todo el mundo, es como un estereotipo realmente constituido, son complicados, la mayoría malhumorados, algunos pocos con buena onda, van intentando ganar unos pesos, por derecha o izquierda.
Por favor, sea donde sea, al subir a un taxi tenga cuidado, lo mas probable es que le salga caro, consiga un dolor de cabeza y se arrepienta de haber tomado el taxi en el momento justo de cerrar la puerta.
Ahora te dejo porque me espera el Taxi que debió venir hace 30 minutos, es que si no bajo me la espera y no alcanzo a pagar las fichas que debería salir el viaje desde aquí a donde quiero ir.
Que mal esta todo che… y me voy con este razonamiento, que he leído alguna vez en algún lado y ahora no recuerdo donde, pero eso no importa, la cosa dice así: Si cuando uno hace algo mucho tiempo, lo hace cada vez mejor; Por qué los taxistas manejan CADA VEZ PEOR ?
Un abrazo.
HologramaBlanco
Edgardo: hace un tiempo en uno de esos canales (tal vez el Discovery o el NatGeo) había un programa que se llamaba "En taxi por 100 dólares"; la cuestión era que quien hacía el programa viajaba por todo el mundo y a donde llegaba se tomaba un taxi cualquiera, y le decía al tachero que lo llevara a donde quisiera por ese monto: te podrás imaginar que en algunas ciudades no le daba ni para dar la vuelta a la manzana, pero en otros sitios daba como para recorrer todo el país. Acá, el tachero se quedaría estacionado en una esquina, y le haría 8 horas de "psicoterapia" sin parar!!!!
¿No será que el Homo sapiens taxis en realidad es OTRA ESPECIE???????
Hola, compañera estratégica, pedagógica y diagnóstica. Tengo el encuadre teórico algo desaceitado ya, porque por fin he logrado pasar un día sin leer nada relativo al curso! Muy bueno lo suyo con los tacheros. Pero yo igual amo los taxis(no los boy ´s, degeneradahumana!Esos deben costar muy caros!) Bueno, querida, muy bueno su post. Ya imagino que debe estar inventando otro. Abrazo
Ro: apareciste, hijunagransiete!!!!
A duras penas si podemos pagar un taxi con un tachero veterano y barrigón, imaginate lo que nos costaría contratar los servicios de un taxi boy!!!!
Yo también amo viajar en taxi, pese a todo...
Y agarrate fuerte, que se vienen más episodios de la guía!!!
Jajaja, ¡qué cómico! Raramente me subo a un taxi, pero la poca experiencia que tengo me alcanzó para sufrir (¿o disfrutar?) todo eso que describís. Y, ¿qué me decís del uso de los taxis como si fueran el correo? Trabajando en un estudio jurídico, más de una vez me vi obligada a pedirle al tachero que le lleve algo a alguien, en vez de alguien a algún lado. :P
¡Saludos!
Scarlett: ¡¡¡¡No tenía lo de los "taxi-mail"!!!! ¡¡¡Es buenísimo!!!! "Por favor, lleve este sobre a Mercedes y Río Branco; el dinero del viaje lo encontrará dentro del mismo sobre".
¡¡¡Hecho!!!... temngo todos los ingredientes. Sólo falta reunirnos.
Ustedes dicen cuándo.
Flaca: ¡Gracias, mi reina!!!! Pero viste que esto es de nunca acabar... ya estoy tapada de escritos para corregir, que se viene el cierre de promedios y las reuniones!!!
Querida Andrea, a mi me han sacado de varios apuros los envíos y las traídas de material, por mi trabajo,los taxis.Me traen:-paga el que manda.
Mando (siempre en taxi):-paga el que recibe. Yo siempre gano. Jajaja
Es la única manera de disfrutarlos!
Bea: ¿Así que vos también criás taxistas en lugar de criar palomas mensajeras??? Jijiji!!!
Tal cual. Me son muy útiles para mi trabajo. No le tengo tanta confianza a las palomas. Mirá si se detienen en un basural!!!
Qué horror!
Felicitaciones por el resultado de tu segunda evaluación.
Bea: pero me imagino que a los taxistas no los arreglás con un puñadito de semillas de girasol!!!!
Con respecto a la evaluación... ¿sabés algo que yo no sepa?
Así que todos estamos llenos de trabajo! Ojalá termines pronto, yo estoy atorada en la tesis...no sé que escribir jaja después de cinco capítulos se me han acabado las ideas. Pero como bien dirían por esto rumbos "apurate niña a estudiar, sino terminaras como taxista" jaa
un beso!!
Marxella: imagino que no pretenderás llegar a taxista sin una buena tesis!!! ¿De qué hablarás con tus pasajeros, de lo contrario???
Jijiji!!!
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