Montevideo es una ciudad chica, aunque bastante extendida, lo que a primera leída puede parecer una contradicción, que no lo es en realidad, porque ocupa una superficie considerable, pero tiene poquitísimos habitantes (ni llegamos al millón y medio). En parte por esa razón y porque el suelo es un poco duro e impenetrable y porque somos más bien una sociedad pobre, carecemos de subterráneo –me niego a llamarlo metro, porque he tenido ocasión de viajar en ese tipo de transporte en otras ciudades del mundo, y te garanto que mide bastante más de un metro en cualquiera de ellas, y que no me vengan a decir que en realidad es el apócope de “metropolitano”, porque el ómnibus y el taxi también lo son, y nadie les dice así- . Bueno, como sea, no tenemos transporte colectivo que ande por el triperío de la ciudad, y mucho menos, trenes urbanos, así que lo que te queda es subirte al ómnibus.
El ómnibus –llamado en otras partes autobús, guagua, colectivo, camión y andá saber de qué otra forma- también conocido popularmente como bondi, es entonces, el medio de transporte urbano de preferencia, dejando en claro que lo prefiero porque no tengo otra opción, porque preferir tomar un ómnibus deja bastante que desear en cuestión de gustos. Cabe aclarar a los lectores foráneos -y alejen a los niños y personas mayores de la pantalla- que los ómnibus aquí se toman, y de ninguna manera se cogen, que sería lo único que nos faltaba. Existen en Montevideo una media decena escasa de compañías de ómnibus, todas ellas identificadas por una sigla cuya pronunciación implica escupirle el ojo a tu interlocutor porque insisten en incluir las siglas TC de transporte colectivo por alguna parte, y por el color de las unidades. Cada empresa tiene una cierta cantidad de líneas, identificadas por un número, y cada viaje indica claramente el destino, cosa que es de destacar, porque me ha pasado en otras partes del mundo que el ómnibus indica dos destinos (el de partida y el de llegada) y si vos no conocés el lugar, no sabés si va para allá o viene para acá, por no decir que en más de una ciudad sudamericana el destino y el recorrido de vehículo es gritado a voz en cuello por un individuo que va sacando la cabeza por la ventanilla. Es decir, que si el ómnibus dice 409 Plaza España, tarde o temprano llegarás a Plaza España. Eso sí, a veces hay sutilezas tales como el color del número, porque eso puede indicar diferencias en el recorrido, pero esos son los menos.
El ómnibus –llamado en otras partes autobús, guagua, colectivo, camión y andá saber de qué otra forma- también conocido popularmente como bondi, es entonces, el medio de transporte urbano de preferencia, dejando en claro que lo prefiero porque no tengo otra opción, porque preferir tomar un ómnibus deja bastante que desear en cuestión de gustos. Cabe aclarar a los lectores foráneos -y alejen a los niños y personas mayores de la pantalla- que los ómnibus aquí se toman, y de ninguna manera se cogen, que sería lo único que nos faltaba. Existen en Montevideo una media decena escasa de compañías de ómnibus, todas ellas identificadas por una sigla cuya pronunciación implica escupirle el ojo a tu interlocutor porque insisten en incluir las siglas TC de transporte colectivo por alguna parte, y por el color de las unidades. Cada empresa tiene una cierta cantidad de líneas, identificadas por un número, y cada viaje indica claramente el destino, cosa que es de destacar, porque me ha pasado en otras partes del mundo que el ómnibus indica dos destinos (el de partida y el de llegada) y si vos no conocés el lugar, no sabés si va para allá o viene para acá, por no decir que en más de una ciudad sudamericana el destino y el recorrido de vehículo es gritado a voz en cuello por un individuo que va sacando la cabeza por la ventanilla. Es decir, que si el ómnibus dice 409 Plaza España, tarde o temprano llegarás a Plaza España. Eso sí, a veces hay sutilezas tales como el color del número, porque eso puede indicar diferencias en el recorrido, pero esos son los menos.
Con respecto a los horarios y frecuencias, eso es otro asunto: hay ómnibus que pasan uno atrás del otro, como si estuvieran encadenados, y otros que cuando los ves, sacales una foto, para que te quede el recuerdo de ese momento histórico. Los horarios se respetan con el mismo criterio que se respetan todos los horarios en Uruguay, o sea, poco y nada. Los recorridos pueden ser muy breves, como el del 121 que ni apoyaste tu cuerpo en el asiento que ya te tenés que bajar, o eternos como el del 195, que no se entiende por qué para ir del Cerro al Buceo tiene que pasar por el Cementerio del Norte, que es como si un vuelo de Buenos Aires a Johanesburgo hiciera escala en Oslo, más o menos.
Los ómnibus se esperan en paradas preestablecidas, señalizadas con una especie de techito más o menos coqueto según sea el barrio, con asiento y papelera, y un cartel que indica qué ómnibus paran allí. En algunos lados no hay toda esa infraestructura, entonces una tiene que calcular más o menos dónde está la parada, o preguntarle a alguien. Durante la espera, hay diversas actitudes a adoptar: una de ellas es hacer algo, como leer, escuchar música o hablar con los eventuales compañeros de parada acerca del estado del tiempo, de lo que demora el 133 o del escándalo de moda. Hay quienes se bajan de la vereda a la calzada, y se paran a 60 cm del cordón, oteando el horizonte, en el entendido que así el ómnibus llegará antes. La técnica más efectiva es la de encender un cigarrillo cuando una ya está harta de esperar: a la segunda pitada, el ómnibus que una espera se materializará de inmediato, obligando a apagar el cigarrillo en su estado inaugural. Eso sí, desde que dejé de fumar me veo obligada a esperar paciente y resignadamente que el ómnibus aparezca cuando a él se le ocurra.
Una vez que llega el ómnibus esperado, se le hace saber al conductor la intención de abordar el rodado extendiendo el miembro superior derecho en toda su longitud lo más alto posible, y haciendo el gesto de “más te conviene parar”; cuando el ómnibus se detiene, una sube y con ello completa exitosamente la primera parte de la operación. En todos los casos se sube por la primera puerta, la de adelante, que está junto al conductor; hasta hace unos años había algunos ómnibus a los que se subía por detrás, lo que le generaba una especie de ansiedad al pasajero que esperaba la llegada de un ómnibus, que nunca sabía por dónde subirse, a menos que tuviera una amplísima experiencia en la materia. En la actualidad, el desasosiego viene por el lado de cómo hacer para pagar el pasaje: aún no hay máquinas que expidan los boletos, por lo que hay que recurrir al viejo método de establecer contacto con otro ser humano para obtenerlo. El tema es que en algunos casos, es el propio conductor –también llamado chofer, de la época en que nos creíamos la Suisse d’Amerique- pero en otros esta tarea la hace otra persona, a la que se llama guarda, quien se encarga de vender los boletos y mantener el orden, lo que hacen con distintos grados de amabilidad, o distintos grados de grosería, depende de quién te toque, o sea que uno nunca sabe a quién pagarle. Una vez que una pagó y recibió el boleto correspondiente, puede ir a sentarse en el asiento disponible que más le guste, o ir de pie, si es que no hay asiento libre o una no tiene ganas de sentarse.
Una vez que llega el ómnibus esperado, se le hace saber al conductor la intención de abordar el rodado extendiendo el miembro superior derecho en toda su longitud lo más alto posible, y haciendo el gesto de “más te conviene parar”; cuando el ómnibus se detiene, una sube y con ello completa exitosamente la primera parte de la operación. En todos los casos se sube por la primera puerta, la de adelante, que está junto al conductor; hasta hace unos años había algunos ómnibus a los que se subía por detrás, lo que le generaba una especie de ansiedad al pasajero que esperaba la llegada de un ómnibus, que nunca sabía por dónde subirse, a menos que tuviera una amplísima experiencia en la materia. En la actualidad, el desasosiego viene por el lado de cómo hacer para pagar el pasaje: aún no hay máquinas que expidan los boletos, por lo que hay que recurrir al viejo método de establecer contacto con otro ser humano para obtenerlo. El tema es que en algunos casos, es el propio conductor –también llamado chofer, de la época en que nos creíamos la Suisse d’Amerique- pero en otros esta tarea la hace otra persona, a la que se llama guarda, quien se encarga de vender los boletos y mantener el orden, lo que hacen con distintos grados de amabilidad, o distintos grados de grosería, depende de quién te toque, o sea que uno nunca sabe a quién pagarle. Una vez que una pagó y recibió el boleto correspondiente, puede ir a sentarse en el asiento disponible que más le guste, o ir de pie, si es que no hay asiento libre o una no tiene ganas de sentarse.
La disponibilidad de asientos es relativa; la disponibilidad de pasillo, en cambio, es absoluta, ya que no importa el día, la línea ni la hora: siempre hay lugar para uno más. Viajar en ómnibus en hora pico rompe la regla física de que dos cuerpos no pueden ocupar un mismo lugar en el espacio: hacé la prueba de subirte a un 370 con destino al Cerro un día de semana a las siete de la tarde a la altura del Palacio Legislativo, y después me contás. Cuando ocurren estas situaciones, el pasajero debe extremar el cuidado de sus pertenencias; si bien es cierto que ya ni los pungas son lo que eran, nunca alguno que aprovecha el apretujamiento (en más de un sentido).
Evidentemente, es mucho mejor viajar sentado y con el pasillo del ómnibus vacío; esto permite el desfile de los más variados personajes que suben al ómnibus y que distan de ser pasajeros. Lo más habitual desde que se inventó el transporte colectivo es el ascenso de vendedores ambulantes, que suben y recitan el consabido “Respetables damas y caballeros que hacen uso de este medio de transporte colectivo, tengan todos ustedes muy pero muy buenas tardes. Con el permiso del señor guarda y del señor conductor...” y allí comienza a ofrecer su producto: golosinas, medias, lapiceras, repasadores, linternas, pilas, breteles de silicona, pañuelos descartables, revistas, quitamanchas, horóscopos, tarjetas postales y mil cosas más. Todo es “...una oferta imperdible, por decomiso de aduana y a fin de que llegue a todos los pasajeros...”, y ni qué decir que el producto “...no puede faltar en la cartera de la dama ni en el bolsillo del caballero...”. Además de los vendedores, tenemos a los que suben a pedir dinero, porque no tienen trabajo, tienen hijos que mantener y ayer les dieron el desalojo, o que reparten estampitas o almanaques a cambio de alguna moneda. Están los músicos, que suben con sus instrumentos y cantan –a veces muy bien, realmente- tangos, folclore, boleros o hip-hop, porque hay de todo. Están los que distan de ser músicos pero suben a cantar igual, que generalmente son niños que gritan su particular versión de “El viejo” de la Vela Puerca o de “Color esperanza” de Diego Torres. Si es tu día de suerte, pueden llegar a subir actores cómicos que representan alguna obra, o improvisan alguna escena, haciendo reír a todo el mundo, menos al que agarran de punto, claro. Otro personaje infaltable es el inspector –familiarmente conocido como el chancho- que es un funcionario de la compañía que periódicamente sube al ómnibus y controla que se esté cumpliendo el horario preestablecido y que cada pasajero tenga su correspondiente boleto, en una muestra de clara desconfianza hacia la labor que desempeñan sus compañeros.
Hay determinadas reglas que respetar en el ómnibus: no se puede fumar ni salivar (¡a quién se le ocurriría!) ni hablar con el conductor (¿cómo hacés para pedirle el boleto, entonces?) a menos que seas la novia -o similar- del mismo, cargo que te habilita a viajar gratis junto a él y a decirle boberías al oído. No siempre el conductor, sin embargo, respeta a los pasajeros: muchas veces obliga a la concurrencia a escuchar a todo volumen los programas de radio que le gustan a él, por lo que una se tiene que bancar tooooda la movida tropicalllllll, o una pegajosísima selección de los Bee Gees, amén del insufrible “Malos pensamientos” que se ve que forma parte de la política de las empresas de transporte, porque no podés tomar un ómnibus por la tarde sin tener que soportar al pseudo licenciado Petinatti y su infame corte de seguidores. Otra regla -que sí está escrita- es la descender por la puerta de atrás, pero como estamos hablando del transporte colectivo de Montevideo, Uruguay, se sobreentiende que hay que bajar por la puerta de adelante, aclaro para los extranjeros presentes.
Y con esto culmina el cuarto capítulo de esta novela por entregas titulada “Nunca quise conocer Uruguay pero después de leer esto, se me fueron las ganas”.
Y con esto culmina el cuarto capítulo de esta novela por entregas titulada “Nunca quise conocer Uruguay pero después de leer esto, se me fueron las ganas”.
33 comentarios:
¡¡¡BRILLANTE!!!...y eso que no debés conocer lo que es viajar en el 4D o en el 230 de Las Piedras a Montevideo, o tomar en La Paz el 468 para ir a Malvín.
Maravillosos los dibujos también, como siempre."¡Rapidito, muchachos; de perfil; corriéndose para el fondo; hay lugar; vamos; de perfil, por favooor!"
Besote
Ay, Flaca, si habré viajado en los interdepartamentales...! Fijate que yo vivo a una cuadra de Garzón, y me sacaron de apuro montones de veces, cuando salía del sanatorio a las 12 de la noche, o cuando iba al IPA de noche, y eran los únicos que circulaban...
Y ni te cuento la época en que iba a dar clases al liceo del Pinar, saliendo de Sayago, a horas imposibles porque entraba a primera!!!
Ahora que hacés mención a las "Frases célebres del Guarda", me doy cuenta que me faltó el golpe del inspector con la monedita en el vidrio, para acomodar a la gente!!!
Yo pensaba que (por haberlo sufrido tantoº) odiaba el "transporte capitalino"sin embargo tu amenísimo ¿artículo? acaba de reivindicarlo. Es tal cual solamente que yo no sabía que podía ser entrañable.
ºTítulo y pico para un tango.
Quise decir: revindicarlo (defenderlo)
Juan Pascualero: si los bardos del tango hubieran sido asiduos frecuentadores de CUTCSA, seguramente el ómnibus tendría el suyo...
Bondi que me hiciste mal
y sin embargo te quiero...
Fah!! Imaginate los interdepartamentales desde su inicio a 80 o más kilómetros para llegar 2:30 o 3 horas después, donde la gente lleva desde repuestos, flores y lo que se te ocurra arriba,
Me dirás: no difiere mucho del 468 que nombra la Flaca y en cierta forma tal vez no, pero con suerte, en esos ómnibus, la mujer que lleva flores asquerosamente hediondas y te las entierra en la nariz, se baja antes del destino.
TE dejo un beso
Sil.*
Muy buen post, compañera! Después le haré llegar los datos del transporte nocturno...Espero sinceramente que no consista en viajar con conductor semi dormido!
También puedo informar sobre los locales, en los que la idea de los transportados mientras van viajando es bajarse lo más rápido posible en la terminal porque toman otro ómnibus enganchado con el local. Éntonces se produce una cola indestructible por impenetrable en el pasillo y el que se distrajo y quedó sentado, se embroma y tiene que esperar a que bajen todos los que se avivaron y pararon antes.
Luego está el movimiento de las terminales que es como una gran multitud no solidaria que se van poniendo unos adelante de otros impidiendo ver si el ómnibus viene.
Lo del golpe en el vidrio del inspector pide a veces justicia, amputándoles la mano. Pero creo que lo peor de todo son los que se quieren sentar y se tiran palomita sobre el asiento que está a dos metros de ellos...
Un lujo los dibujos, impecables!
Vengo después si se me ocurre algo más.
¡¡¡Buenísimo, Andrea!!! Y los dibujos que acompañan también están demás...
Los ómnibus de cutcsa se ríen de los boludos que los utilizamos, claro. Te ven ahí paradito, con cara de cansado, a veces bajo lluvia, y ahí empiezan a pensar todas las maldades que te podrían hacer...
Lo del cigarro ya es mi cábala, el problema es que cuando uno lo hace de manera consciente no funciona. Tenés que tener realmente ganas de fumarte ese cigarro.
Te faltó hablar de las veces que te tenés que subir por la puerta de atrás porque está demasiado lleno, y pasarle la plata al guarda por la ventana antes de subir, o la pasadita de plata, boleteras, pases libres y ainda mais cuando está tan lleno que tu brazo no alcanza al guarda (que en general no se estira ni un milímetro para ayudarte).
En cuanto al 370, mejor ni hablo. Y de los Copsa definitivamente es mejor no hablar.
En cuanto a los vendedores, yo llegué a ver a uno que vendía adherentes (o toallitas, como quieran llamarle) y otro que subió todo vestido de blanco a vender libros sobre meditación y comida zen, o budista, o algo así... También tuve gratas sorpresas como una flaca que cantaba espectacular, la vi varias veces en el 582...
Besotes
Gracias, chicas, por los comentarios!!! Sé que me faltaron pila de cosas, pero se me iba larguíiiiiiiiiisimo... ya así está largo, y no conté ni la mitad.
Ni decir lo que me pasó esta misma tarde cuando venía del estadio de ver al BOLSO GLORIOSO (CHUPEN, GILES!!!) con toda la barra acatervada en el 185, saltando y cantando consignas tales como "mirá mirá mirá / sacale una foto / se van para el Prado / con el cu(el)lo roto..."
Casi una experiencia mística!!!!
Y cuando iba, subió un señor vendiendo cuchillas para carnear corderos...
Lo último que me faltaba para amarte era saber que compartíamos el bolsismo. Hacé lo que quieras conmigo!
Ay, Juan, no diré que me puse colorada porque es políticamente imposible, pero digamos que me has hecho ruborizar... y sonreir de oreja a oreja!!!
¡¡¡Sííí!!!...Se lo rompimos bien rotito.Comparto la experiencia mística.
Qué lindo posteo Andrea!!
Si tuviera tu gracejo contaría mis experiencias con la Cutcsa y la Amdet de mis años mozos, cuando corríamos acompañando la marcha del ómnibus para tomarlo al vuelo y cuando nos bajábamos corriendo para vencer la inercia ya que los hijos de puta no paraban. Llevaba años de entrenamiento y golpes contra el pavimento. Y todo el mundo fumaba y tiraba los puchos en el piso. Pero aquellos guardas no escuchaban cumbia.
Santi: la de Física que aprenderías...! Inercia, aceleración, sacudida... delta v sobre delta t...
Me recordaste los troleys, cuando el guarda se bajaba a enganchar los cuchufletes aquellos (ignoro el nombre) en los cables... y aquellos que en realidad eran dos ómnibus unidos por un fuelle en el medio...!
Flaca: esto se está pareciendo a tu texto sobre los recuerdos...!!!
Jijiji!
creo que ya lo dije. Son paisajes recurrentes.
Saludos
Gracias por la visita, Abril!!!
Suerte hoy con la jornada electoral.
¡Vos no te parecés a ella, malacontigomisma!
Ayer mientras usted tuvo esa experiencia mística jaja, yo esperaba en total paz la llegada de CArli, que por supuesto llegó del totalmente afónico! Pero no tuvo esa experiencia sino ésta, más onomatopéyica que mística: ¡Tiquitiqui, la puta que te parió! O algo así...Usté sabrá lo que significa... Yo, dada mi condición, prefiero poner cara de horror! jijiji
Andrea, justamente estaba pensando eso mismo. Esto se está poniendo de forma tal que casi te diriá que sí,que tendríamos que unir los post. Ya que estamos,¿alguien habló de quellos viejos Cutcsa que eran abiertoa atrás y que se subía por atrás y se bajaba por adelante y que el chofer iba encerrado en una cabina aparte? Era la época en que yo iba de visita con mi mamá a la casa de mi madrina que vivía en Agraciada y Asencio, y parecía una travesía. Entre Las Piedras y La Paz ý entre La Paz y Colón estaba lleno de quintas, el viaje era muy largo y aburrido y yo me pasaba preguntando "¿falta mucho?".
Sí Flaca, yo hablé. Eran esos de los que me tiraba en marcha. Se llamaban caimanes y lucían la siguiente inscripción: "El ómnibus inglés, Leyland". Los vidrios vibraban de una manera irritante, los asientos eran para faquires y para que pararan para bajarte había que hacerle "CHIST" al guarda, que entonces tiraba de una cuerdita que hacía sonar una campanita y el chofer se limitaba a aminorar un poquito la marcha y vos te lanzabas al vacío. También tenían un cartelito que decía: "Sentados 30, parados 10". Parados 10 las pindongas, iban como 50 parados.
Rossana: la docencia es un apostolado, no hay caso... "Tiqui tiqui" es la explicación de la táctica y estrategia de juego que propone el nunca bien ponderado Director Técnico Juan Ramón Carrasco (también conocido como Jotaerre) quien en estos momentos se encuentra dirigiendo al equipo de River Plate. Evidentemente, el tiqui tiqui le venía dando resultado hasta la tarde de ayer, en la cual fracasó estrepitosamente, de ahí el cántico de la hinchada tricolor "Tiqui tiqui, saludos a su señora madre", o algo similar.
Flaca: recuerdo perfectamente esos CUTCSA... para mí representa los veranos de mi infancia, cuando íbamos a la playa Pocitos en el 128
Santi: el cartelito tendría que decir: "Sentados 30, parados infinitos"
Las ventanas se abrían con unas especies de pinzas metálicas -que no funcionaban jamás- y es cierto que los vidrios vivían en una especie de terremoto perpetuo.
Excelente Andre!
Mi experiencia en los colectivos de allá es muy buena, y me tocó, qué casualidad, volver del Centenario con la barra de Peñarol tras un empate con sabor a nada con los tiqui tiqui, jeje.
Me encantó este capítulo!
Germán: no vas a comparar!!! Un 6 a 3, después de ir perdiendo 3 a 0, y cuando River iba primerísimo sin haber perdido ni un partido!!!
Ah, perdón, hablábamos de ómnibus, no???
Jijji!!!
Andrea Querida: Me pregunto cómo era la vida a.A.A. (antes de Ajo y Agua).Me he divertido muchísimoooo!
En general yo adoro los transportes colectivos, sobre todo el sistema de trolebuses local (tranvías eléctricos de Mendoza que Vos conocés)que viajan muy lento y si no tenés apuro, se prestan para sentarte, cruzar las piernas y perderte entre los pensamientos hasta llegar a destino.
Y aunque no los "tomo" (aquí también se "toman" y no "cogen", hasta lo que tengo entendido,aunque hay gustos para todo) seguido, tienen un "qué" de romanticismo y placidez que vale la pena disfrutar.
Pero los colectivos uruguayos son demasiado parecidos a sus pares en Argentina, y me pregunto qué medio alternativo tendré para movilizarme, porque tal cual, no me seducen. Quizás opte por la tracción a sangre, me parece más seguro! O empiece a practicar con el pulgar ¿Qué alma dura se negaría a levantar a esta guapa argentinita?
Anyway, lo importante es que no has mencionado "contaminación", algo que los colectivos argentinos hacen sin misericordia (negras nubes cuando aceleran) y tampoco has mencionado raros aromas adentro (conclusión, los uruguayos se bañan más seguido que los argentinos).
Vistas y consideradas estas diferencias, Uruguay me fascina como siempre y la recorreré a lomo de burro, caminando ó como sea, pero será míaaaaaaaaa!!!!!!
Besos Ídola! (las ilustraciones se merecen otro comentario, excusa sensacional para volver por aquí)
Chauuuuu!!!!
Susana: no te permito que me compares a los poéticos tranvías (se llamen deseo o de otro modo) con los prosaicos ómnibus, micros, colectivos o como sea!
Evité mencionar lo de la contaminación y lo de los efluvios odoríferos por razones de salud (mental) pero sí que los hay, y en abundancia!!! Y no es cuestión de frontera o de nacionalidad... lo de la aldea global empezó por la aromoterapia, parece...
Aparentemente, en ambas orillas del río seguimos conservando el recato de "tomar" los ómnibus... el destape no ha llegado a tanto aún!!!
Lo que no han logrado los conductores de ómnibus de Montevideo (creo que los de Mendoza tampoco) y sí los de Buenos Aires es lo de doblar las esquinas en dos ruedas, sin que se les mueva un pelo!!!
Hay que practicar más, muchachos!!!
Jijiji...
El amanecer de los muertos...
(o de como el transporte uruguayo es un cuento clasico de Los mitos de Ctulhu de H.P. Lovecraft)
no todo en el transporte capitalino es catastrofico, puede ser aun peor!!!, y si no lea ud. mi joven e inexperto amigo/a...
Por un lado es muy cierto todo lo que reza este apostolado acerca de nuestro medio de transporte popular, pero; no deja de ser cierto que el verdadero nudo gordiano de esta bizarra y extravagante aventura en cuatro ruedas depende siempre del factor h (o mas bien aun del factor hu, o sea del hominidus uruguayus), es este el verdadero causante de tantas complicaciones que nuestro noble corcel nacional sufre y sufrira por los siglos de los siglos...
Notese por ejemplo que el transporte, o sea el artefacto a traves del cual una persona se desplaza de un sector al otro de nuestra muy fiel y reconquistadora ciudad no hace opcion ni miramientos, es mas, yo soy un convencido que de hecho los bolidos que nos desplazan cual toros bramantes son seres biomecanicos que esperan el momento oportuno para huir en masa a otras capitales menos inhospitas donde puedan cumplir tan sacrificada labor sin que medie la tortura o la amenaza constante de guardas y choferes que suelen castigar tanto a pasajeros como a vehiculos con las atronadoras voces de inefables sujetos oscuros y viles cuyo fin es transmitir desde el medio de transporte su mensaje de mediocrizacion nacional tras lo cual podran apoderarse de las mentes de todos los pasajeros y llevar a cabo su macabro plan de drenarles el cerebro impidiendo que de de esa manera los hombres y mujeres del mañana no se desvien de la mediocridad lisa y llana que cabalga sobre esta penillanura....
Tras haber logrado este primer paso esos uruguayan-zombies dominados por amos ocultos buscaran acorralar todo vestigio de resistencia que pueda hacerles frente hasta apoderarse del completo control de la inteligencia nacional, primera fase del plan que cuenta ya con filiales internacionales desde las que el mundo ilustrado por muchos de nosotros conocido sera solo un vestigio...
Vale advertir a los asombrados pasajeros de los nidos de zombi que viajan a todas horas por montevideo disfrazados de buses que estos seres malvados han comenzado a tomar amen de las ondas radiales el espacio televisivo nacional e internacional, duplicando asi su bombardeo constante sobre las incautas mentes de nuestro bienamado pueblo.
Se deja aqui lista de programas desde los que operan estos invasores:
- malos pensamientos (se le considera la "transmision primigenia" de esta cruzada, los expertos creen que solo caera bajo su propio peso o cuando el uruguayo en pleno dominio de sus facultades reaccione descubriendo la verdad)
- transmisiones de musica tropical de varias emisoras de am y fm (especialmente deben destacarse aquellas que en los medios de transporte van al maximo volumen tolerable para todo tipo de vida inteligente)
-emisiones de programas de futbol donde una especie de cofradia de filosofos nacionales dicta las pautas de comportamiento y los valores de toda la sociedad
-emisiones de supuestas religiones que buscan atraer a los inocentes fieles a las fauces de divinidades profundas y olvidadadas desde lso tiempos de la primera creacion de los mundos
-la sintonia de una antigua emisora cuyo programa estrella ha caido en desuso pero que mantiene aun una importante legion de escuchas: "aqui esta su disco" que al parecer y segun investigaciones de expertos se trataria de seres opuestos a los ultimos mencionados pero no menos enemigos del raciocinio y demas normas que lleven al uruguayo a modificar sus patrones culturales decadentes, se sospecha que a pesar del estado de decadencia de este grupo en nuestro pais hay todavia muchos jovenes de tercera y cuarta edad que sintonizan esta transmision casi como un mantra diario y ya sabemos nosotros que estos jovnenes en el pais son muchos....
Asi podriamos seguir pero como este es solo un aviso de advertencia no queremos dar mas datos que puedan comprometer a los incautos que todavia toman el omnibus sin subir munidos de las minimas medidas de profilaxis que resistan el embate de estos grupos, la advertencia esta hecha...ya daremos mas datos a conocer...
Elcomando vendepatria...
Pd. Yo prefiero decirle motorman que chofer, queda mas no se, chic tal vez...
Pd2 125 cerro vive y lucha, incluso dio nombre a una afamada linea de tablas de skate en un tiempo no muy lejano...
Andeita me has hecho reir como loca con este artículo. Como hace tiempo que no viajo en horas pico en bondi uno se desacostumbra. Te cuento que hoy tuve que bajarme en el Paso Molino y volverme en el viejo y querido "Volvo 427",mi Dios como venía ese rojito. Subimos como 15 y casi ni cerraba la puerta, hasta una embarazada colgada en los escalones que para poder sentarse en el asiento que le corresponde fue todo un trámite.
A preparar el próximo episodio de esta guía que está espectacular.
Te mando un beso,Laurinha.
Yo organizaría una juntada de firmas para que prohíban "malos pensamientos" en el bondi... creo que es la causa de nuestra famosa tristeza... por lo menos de la mía sí...
Muy bueno Andrea, acá en Colonia hay dos empresas de ómnibus, y esta buenísimo cuando subís porque están empapelados con insultos para la empresa con la que compiten.
Siempre van inventando un insulto nuevo.
Pero si viajas seguido ya te haces conocida del chofer, y hasta te saluda cuando subís y cuando bajas.
Pero como los ómnibus pasan cada una hora o media hora dependiendo del día, la mayoría de la gente anda en moto.
Eso si en moto pero sin casco, nada de obligar a estos seres revolucionarios y desquiciados a poner un casco en sus cabezas. Porque son capaces de hacer marchas , manifestaciones y hasta escraches delante de la casa del intendente. Hay dios que mal estamos.....y eso que no arranco ense, así que no es por los gases tóxicos.
Fede: he decidido incrementar de un modo más que notorio mis caminatas por la infiel y reconquistadora, no por el pánico que me genera tu comentario -retroceder nunca, rendirse jamás- sino por el bien de mi salud cardiovascular (y mental)!!!
Socorro...!!!
Laurinha: gracias por la visita!!! Ya tomé nota de los deberes; la próxima semana, un nuevo capítulo de la guía.
Aguante el 427!!!
Lara: Dónde hay que firmar? Aunque yo sería más partidaria del rifle sanitario, honestamente!!!!
Vero: para qué el casco con lo cabezaduras que son algunos motociclistas??? Que usen el cráneo para soportar el impacto!!!
Voy a tener que pegarme una vuelta por tus pagos, y probar las bondades de los ómnibus "coloniales"!
Ayer volví de noche y tengo mi primer aporte: las paradas
Deseo introducir el tema, porque qué es una parada sino el prólogo a lo temible que vendrá después? Sobre todo si uno está en esa parada por primera vez a esa hora avanzada de la noche, y sobre todo si está en ella por unos 60 minutos...¿Qué ocurre entonces? Nada más ni nada menos que un desfile de todos los que se van mientras uno queda y esperar se transforma en su único acto vital. Y el caño de la parada se derrite bajo su mano, o se dobla unos milímetros bajo el peso de su espalda, ya putrefacta de estar ahí...y también, por qué no decirlo, algo cagada hasta las patas...En fin, ya me acostumbraré y podré al menos desarrollar algo de vida cerebral aprovechable.
Un beso
Ay, nena, tu experiencia resulta espeluznate... o lo será hasta que te adaptes a la fauna nocturna de la ciudad (y la fauna se acostumbre a su nuevo personaje, que sos vos!)
Estaremos esperando no ya el ómnibus, sino tus historias de trasnochadas en las paradas de la Ciudad Vieja!
Andreeeee! Veo que sos el colmo de los misterios: no hay rastros de tu correo electrónico!
En caso de emergencia: Agua y Ajo!
La idea era que cantaras en el voice! Pucha!
Jijiji...!
Ni loca canto para que quede inmortalizado en un aparatejo de ésos, Susana!!!
Ya sabés, los reproductores de mp3 los carga el diablo!!!
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