El pasado 20 de julio se cumplieron 40 años del primer alunizaje. Vaya novedad, dirán ustedes. La cuestión es que, para conmemorar ese pequeño paso del hombre, el Planetario organizó un acto solemne -detesto llamarlo "evento", si estaba organizado y además se sabía que iba a acontecer desde hacía cuatro décadas, así que de eventual no tenía nada- en el cual se presentó un video uruguayo acerca de la misión del Apolo XI. La pregunta, a estas alturas, es qué silbato vengo a tocar yo, si mis actividades profesionales y de cultivo del ocio están tan lejos de la carrera espacial como lejanos estamos todos nosotros de la propia Luna.
La cuestión es que el amigable vecino Peter Parker -de larga fama en la blogósfera- hace cuestión de un mes atrás me propuso hacer un dibujo para un afiche que él tenía que crear -en su calidad de diseñador gráfico, y no de superhéroe arácnido-, para publicitar una serie de charlas sobre astronáutica que su amigo Alejandro Galli, de la Asociación de Aficionados a la Astronomía[1], iba a dar.
...La cuestión es que el amigable vecino Peter Parker -de larga fama en la blogósfera- hace cuestión de un mes atrás me propuso hacer un dibujo para un afiche que él tenía que crear -en su calidad de diseñador gráfico, y no de superhéroe arácnido-, para publicitar una serie de charlas sobre astronáutica que su amigo Alejandro Galli, de la Asociación de Aficionados a la Astronomía[1], iba a dar.
El resultado de la labor mancomunada es el siguiente[2]:
...
Bueno, la cuestión es que fui invitada a la presentación del audiovisual y la muestra que lo acompaña, y allá fui, el lunes al mediodía.
No sé qué era lo que me esperaba, pero sin dudas, no lo que sucedió. Para empezar, imaginaba que entre la concurrencia iban a abundar miembros de la comunidad académica, de la propia asociación, docentes de Astronomía -todos ellos fácilmente reconocibles por desarrollar un cuello particularmente largo y mirar siempre para arriba, en particular de noche- y alumnos de 4º año de liceo, que cursan la asignatura Astronomía. Craso error. Bueno, había algunos de los personajes antes mencionados, pero lo que abundaba allí era otra cosa.
Para empezar, ni bien llegué, se apareció el periodista Mariano López de Canal 12 con camarógrafo y todo -se ve que alguien les había avisado que yo iba a estar- y después fueron llegando numerosas estrellas de la farándula vernácula como los actores Jorge Bolani y Paola Venditto, el escritor Mario Delgado Aparain y la diva Julia Möller, más una cohorte de señoras que sacaron a relucir sus tapados de felino ennaftalinado y sus peinados batidos y plastificados con laca, muy al tono con la época en que se produjo la llegada del Apolo XI a la Luna, aunque algunas por su aspecto más bien parecían sobrevivientes del Apolo XIII. Y casi me desmayo cuando veo aparecer a un caballero con gabardina beige, pelo cortadísimo y cuchuflete de la oreja, con un aspecto de agente secreto de película de clase B que se caía, que resultó nomás ser lo que parecía -no un personaje de película de clase B sino un agente secreto-, que imagino estaría custodiando a unos funcionarios de la Embajada de Estados Unidos que patrocinaban el acto, porque lo que es Armstrong, Aldrin y Collins sólo se aparecieron en pantalla, ya que según parece, prefirieron ir a un ágape que les ofreció Obama que sabe mucho menos de Astronomía que cualquiera de los gurises de 4º de liceo que se encontraban presentes. Mientras esperaba que comenzara la proyección, una mujer que hablaba correctamente el español pero con un fuerte acento de Omaha se acercó a preguntarme si yo tenía idea del programa. Evidentemente, no podía decirle que yo estaba ahí porque había dibujado al astronauta en alpargatas del afiche de la puerta, y que sabía tanto de los acontecimientos como ella, así que me limité a decirle que en la invitación se hablaba de la proyección de un video y que yo sospechaba que luego habría una conferencia, y que se indicaba que empezaría a las 12.30 -cuando ya eran 12.40- a lo que ella dijo: "Pero claro, esto es Uruguay", y me dejó sin poder defender la impuntualidad oriental que tan bien nos deja parados -o sentados, como en ese caso- hasta en la propia Luna.
Una vez concluido el video -de lo más interesante y que podrá ser apreciado en los días sucesivos en el propio Planetario por el público en general- se sucedieron los discursos de rigor de diversas autoridades y de un adolescente del Liceo Nº4 de Maldonado que fue el que estuvo mejor de todos, por lo breve, conciso y claro de su pieza oratoria.
Como en todo acto que se precie en Uruguay, sea casamiento, inauguración de una muestra fotográfica, fiesta de fin de cursos, velorio o conmemoración de alunizaje, la cosa terminó con la ingesta de sólidos y líquidos varios, en medio de un ambiente de cordial camaradería en donde se habló de cualquier cosa menos de cohetes y de satélites naturales.
Por las dudas, y en vista de que sólo una década más se cumplirán los 50 años de la llegada del hombre a la Luna, ya voy agendando cita con la peluquera para que me haga un batido sesentoso, y voy viendo de conseguir un tapado de piel de naftalina salvaje, no sea cosa que me inviten de nuevo.
Ah... los canapés estaban buenísimos; Armstrong, Aldrin y Collins no saben lo que se perdieron.
No sé qué era lo que me esperaba, pero sin dudas, no lo que sucedió. Para empezar, imaginaba que entre la concurrencia iban a abundar miembros de la comunidad académica, de la propia asociación, docentes de Astronomía -todos ellos fácilmente reconocibles por desarrollar un cuello particularmente largo y mirar siempre para arriba, en particular de noche- y alumnos de 4º año de liceo, que cursan la asignatura Astronomía. Craso error. Bueno, había algunos de los personajes antes mencionados, pero lo que abundaba allí era otra cosa.
Para empezar, ni bien llegué, se apareció el periodista Mariano López de Canal 12 con camarógrafo y todo -se ve que alguien les había avisado que yo iba a estar- y después fueron llegando numerosas estrellas de la farándula vernácula como los actores Jorge Bolani y Paola Venditto, el escritor Mario Delgado Aparain y la diva Julia Möller, más una cohorte de señoras que sacaron a relucir sus tapados de felino ennaftalinado y sus peinados batidos y plastificados con laca, muy al tono con la época en que se produjo la llegada del Apolo XI a la Luna, aunque algunas por su aspecto más bien parecían sobrevivientes del Apolo XIII. Y casi me desmayo cuando veo aparecer a un caballero con gabardina beige, pelo cortadísimo y cuchuflete de la oreja, con un aspecto de agente secreto de película de clase B que se caía, que resultó nomás ser lo que parecía -no un personaje de película de clase B sino un agente secreto-, que imagino estaría custodiando a unos funcionarios de la Embajada de Estados Unidos que patrocinaban el acto, porque lo que es Armstrong, Aldrin y Collins sólo se aparecieron en pantalla, ya que según parece, prefirieron ir a un ágape que les ofreció Obama que sabe mucho menos de Astronomía que cualquiera de los gurises de 4º de liceo que se encontraban presentes. Mientras esperaba que comenzara la proyección, una mujer que hablaba correctamente el español pero con un fuerte acento de Omaha se acercó a preguntarme si yo tenía idea del programa. Evidentemente, no podía decirle que yo estaba ahí porque había dibujado al astronauta en alpargatas del afiche de la puerta, y que sabía tanto de los acontecimientos como ella, así que me limité a decirle que en la invitación se hablaba de la proyección de un video y que yo sospechaba que luego habría una conferencia, y que se indicaba que empezaría a las 12.30 -cuando ya eran 12.40- a lo que ella dijo: "Pero claro, esto es Uruguay", y me dejó sin poder defender la impuntualidad oriental que tan bien nos deja parados -o sentados, como en ese caso- hasta en la propia Luna.
Una vez concluido el video -de lo más interesante y que podrá ser apreciado en los días sucesivos en el propio Planetario por el público en general- se sucedieron los discursos de rigor de diversas autoridades y de un adolescente del Liceo Nº4 de Maldonado que fue el que estuvo mejor de todos, por lo breve, conciso y claro de su pieza oratoria.
Como en todo acto que se precie en Uruguay, sea casamiento, inauguración de una muestra fotográfica, fiesta de fin de cursos, velorio o conmemoración de alunizaje, la cosa terminó con la ingesta de sólidos y líquidos varios, en medio de un ambiente de cordial camaradería en donde se habló de cualquier cosa menos de cohetes y de satélites naturales.
Por las dudas, y en vista de que sólo una década más se cumplirán los 50 años de la llegada del hombre a la Luna, ya voy agendando cita con la peluquera para que me haga un batido sesentoso, y voy viendo de conseguir un tapado de piel de naftalina salvaje, no sea cosa que me inviten de nuevo.
Ah... los canapés estaban buenísimos; Armstrong, Aldrin y Collins no saben lo que se perdieron.
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[1] Asociación de Aficionados a la Astronomía: http://aaa.org.uy/
[2] Que pueden ver y apreciar todos quienes concurran al Planetario Municipal en estos días
[2] Que pueden ver y apreciar todos quienes concurran al Planetario Municipal en estos días